7 || 𝓵𝓪𝓭𝓸 𝓪 𝓵𝓪𝓭𝓸

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Valentín dijo que no estaba en pedo y opté por no creerle, de lo contrario iba a morir con tan solo escuchar sus palabras.

No pude responderle nada. Me costaba modular y tuve que convencerme a mí misma de que estaba en el mismo estado de supuesta ebriedad que él.

Estoy acostumbrada a tomar alcohol, así que en ese sentido suelo tener algo de resistencia, pero esta noche parecía estar jugándome una mala pasada o quizás solo era Valentín descontrolándome todo.

Odiaba que ponga mi mundo patas para arriba, revolucionándolo por completo.

— ¿Te dejé sin palabras nena? - preguntó después de un rato. Ninguno de los dos había dicho nada más desde su aclaración.

— No me digas nena.

— ¿Por qué... nena? - se rió y me contagié.

Cabe aclarar que el apodo en realidad no me molesta para nada, pero viniendo de él, en esta noche, me generaba un cosquilleo en el estómago muy difícil de controlar.

¿Que mierda me pasaba? Calmate Pía.

— Por nada, llamame como quieras.

— Bueno mi amor, bebé, corazón, reina. - empezó a soltar apodos demasiado empalagosos para mi gusto haciéndome reír otra vez. Se acercó a mi oreja riéndose también y percibí que aclaró la garganta antes de hablar para que su voz suene mas firme.- nena.

Casi tiemblo.

Sonreí agarrando una de sus manos, la uní con la mía y le busqué la mirada.

— Vamos a bailar mejor, así te callás un poco.

— Callame vos, mi amor. - gruñó arrugando la punta de la nariz y me morí de la ternura con ese acto tan simple. Parecía un gatito enojado.

Tiré de él llevándolo conmigo y me dirigí a lo que era la pista de baile, haciendo el intento de encontrar a los chicos por ahí.

Nada.

Ni rastro hubo de sus amigos y a esta altura del partido ya no podía distinguir si eso era bueno o malo.

Las manos de Valentín me sacaron de mis pensamientos situandose en mi cintura. Llevé las mías a sus hombros y comenzamos a movernos al ritmo de la música.

Al principio no hacíamos mucho mas que mirarnos y balancearnos de lado a lado siguiendo la canción, algo lento y torpe para nuestro gusto. Se notaba que cada uno esperaba a que el otro avance un poco más. Pero igual no tardamos mucho en entrar en confianza hasta ponerle mas onda.

Me giré dándole la espalda. Sus manos apretaron suavemente mi cadera y alcé los brazos sacudiéndolos suavemente para acompañar mis movimientos de cadera.

Lo escuché soltar una risa suave y aproveché para inclinar levemente el cuerpo hacia adelante sacando un poco de culo.

Sus dedos recorrieron mi espalda completa pasando por mi columna hasta regresar a la cintura. Afirmó el agarre llevándome más contra él y cuando lo escuché tararear la canción que sonaba me giré para mirarlo ya que parecía no saberse la letra.

— Vampira llegó Van Helsing y voy a clavarte la estaca. - cantó entre risas mirándome y negué con la cabeza soltando una carcajada.

Nos encontrábamos ahora frente a frente bailando, sus manos permanecían casi sobre mi cadera y nuestras miradas no se separaban por nada en el mundo.

Relamí un poco mis labios para humedecerlos, retrocedí separándome de él y mientras meneaba mi cuerpo le dediqué también una parte de la canción.

rebeldía; wos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora