31 || 𝓰𝓸𝓵 𝓮𝓷 𝓬𝓸𝓷𝓽𝓻𝓪

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— ¿A que hora se durmieron ustedes anoche?

La pregunta de Polly resonó en mi cabeza trayéndome enseguida el vivo recuerdo de cómo terminamos anoche con Valentín luego de que me haya vencido en el juego de pelea.

Los chicos se habían quedado a dormir en casa ocupando lugar en el sillón y nosotros subimos a la habitación donde continuamos con nuestra sana locura hasta altas horas de la madrugada. De hecho ni siquiera recuerdo haber podido pegar un ojo, pero cómo valió la pena.

Sus cálidas manos recorriendo la totalidad de mi cuerpo a medida que se deshacía de cada prenda de ropa que encontraba a su paso. Los besos con sabor a alcohol que me embriagaban mucho más que la cerveza misma y el toque de sus dedos moviéndose en el lugar exacto hasta hacerme delirar del mismo placer. Era un experto en la materia y yo aprendía un poco mas de él cada vez que estábamos juntos. Ni hablar de como me hace disfrutar.

— Mmm...- apreté los labios entre sí estando aún sumergida en ese mar de pensamientos fuera de lugar y entrecerré los ojos provocando que mi amiga suelte una carcajada.

— No dormiste un carajo. - chasqueó la lengua y negó con desaprobación. Ella tampoco lucía muy descansada que digamos, las ojeras en su rostro eran bastante notorias también. Por no mencionar que Kevin estaba todavía bien dormido en el sillón al lado suyo.

Y en el caso de Valentín, que usaba mis piernas como almohada mientras hacía el intento de que no se le cierren los ojos. Estábamos todos fusilados, pero habíamos organizado una salida ya que nunca hacíamos nada juntos y Polly quería cumplir con lo pautado dejándonos sin otra opción.

— No, pero puedo dormir en el viaje y listo. - sugerí y automáticamente una sonrisa se me dibujó en el rostro de tan solo imaginarme como un osito bebé descansando tranquila dentro de un par de minutos mas.

Me acomodé mejor en el sillón con cuidado de no molestar a Valentín y éste se quejó cuando moví su cabeza un poco. Acomodó su carita de costado encima de sus manos y dejó un pequeño beso en mi muslo, sin variar la posición. El osito bebe es él, definitivamente.

— Voy a ver si ya viene Mateo. - suspiró ella poniéndose de pie y tragué saliva mirándola.- ¿que? Ya dijeron que lo iban a invitar, además es el único que tiene auto.

— Como digas. - cerré los ojos y los froté con las dos manos al sentir que picaban por la falta de descanso, sumergiéndome de nuevo en mi propio pensamiento.

Después de todo lo que sucedió el día del cumpleaños de Valentín, los chicos no tardaron mucho en arreglar las cosas con Mateo. Ellos, yo no. Si bien me pidió disculpas un sinfín de veces, nunca me llegué a sentir del todo confiada como para volver a creer en él, había algo que no me terminaba de cerrar y llámenle intuición femenina o como quieran pero a mí me daba mala espina que quede todo tan en la nada y de un día para el otro.

De todos modos no era algo que pudiese evitar ya que en el colegio nos movíamos en manada nosotros cuatro y siempre estaba metido Mateo, así que tuve que hacer un gran esfuerzo de mi parte y traté de mostrarme amigable con él. También porque lo tenía a Valentín recalcándome todo el tiempo que lo de la fiesta fue un error y que en todo caso él metió la pata al lanzarme a los brazos de su gran mejor amigo. Como sea, me lo tenía que tragar igual.

Para hoy habíamos arreglado pasar el día en un camping al aire libre y la única que tenía ganas de ir era Polly. Igualmente nos levantamos temprano los cuatro juntos, preparamos la comida mas todo lo que podíamos llegar a necesitar y ahora solo faltaba esperar a que llegue Mateo.

No iba a estar de mal humor todo el día porque se supone que vamos allá a divertirnos, así que cuando el timbre sonó respiré hondo y palmeé el brazo de Valentín para que se levante y me acompañe a atender la puerta.

rebeldía; wos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora