19 || 𝓬𝓮𝓵𝓸𝓼

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Haber dejado a Valentín con las ganas y la palabra en la boca me hizo sentir al igual que una reina.

La reina de todas las perras del mundo mundial aka Pía Romano.

Me aparté de él luego de aclararle que ya no tenía posibilidades conmigo y me perdí entre la gente para ir en busca de mi amiga y de un trago para beber porque lo necesitaba.

No me giré a verlo ni tampoco presté atención por si Valentín me llamaba ni nada. Que se quede así al menos por un rato o hasta que me ponga el pedo y pueda culpar al alcohol.

— Heey, ¿cómo la estás pasando? - preguntó Kevin al encontrarme en la cocina y él mismo se encargó de ofrecerme algo para tomar. Mezcló el contenido de un par de botellas adentro de un vaso limpio y me lo ofreció.

— Bien por ahora, ¿y vos? ¿Ya te dieron tu regalito? - le guiñé el ojo para que comprenda la indirecta y probé del trago que me acababa de preparar. Parecía ser champagne con algún energizante o una cosa así.

— Todo a su tiempo, ¿no es así? - una de sus cejas se arqueó y no pude terminar de comprender si me estaba usando a mí de ejemplo o en realidad nada que ver.

— Supongo. - alcé los hombros y solté una risa suave dándole un nuevo sorbo a la bebida. Era riquísimo.

— Ya que estás acá, te quería pedir un favor. - murmuró acercándose mas y puso cara de perro mojado para comprarme. Le hice una seña de que continúe y me quedé mirándolo con intriga.- bueno, en realidad sí están pasando cosas con Polly y la invité a que se quede hoy acá conmigo.

Cambié mi cara por una expresión mucho mas seria, como si estuviese enojada.

— Ajá, te querés coger a mi amiga.

— ¡No! Osea, sí, pero no le pedí que se quede solamente por eso. Me gusta en serio, tonta, y me tenés que ayudar un poco mas.

Me crucé de brazos analizando un poco la situación. Era arriesgado dejarla acá sola, sobretodo si se pasaba de copas o algo así, pero Polly sabía cuidarse y Kevin tampoco era un mal chico.

— ¿Y qué se supone que tengo que hacer yo? - continué y su sonrisa se agrandó como si ya hubiese aceptado hacerle la gauchada.

— Como vinieron juntas y ni loco dejo que te vayas sola, te puedo pagar el Uber o conseguir a alguien que te lleve a casa.

— Ya sé quién es ese alguien y si todo esto es un plan siniestro que tienen entre los dos desde ya te digo que me voy a pata. - le aclaré y entrecerré los ojos negando. Siempre tan dulce.

— Dah Pía, no seas mala onda. - chocó su hombro con el mío y me contuve a reírme de él solo porque era su cumpleaños.

— Después vemos.

— ¡Después vas a estar borracha y vas a terminar diciéndome que sí! - gritó ya riéndose y mientras tanto caminé saliendo de la cocina.

— ¡Entonces preparame más de esto! - le respondí alzando mi vaso y crucé por el pasillo de la casa para regresar a la sala donde estaba todo el mundo.

Saludé a algunos de nuestros compañeros al pasar, no me hablaba con ninguno pero los conocía de vista. Miré a mi alrededor buscando a Polly y tragué saliva en seco al encontrarme con una imágen que no esperaba ver tan pronto.

O mejor dicho nunca.

Valentín estaba muy encimado con una chica y se reían y hablaban y se miraban y hacían todo demasiado cerca. La tenía acorralada contra la pared y por un momento deseé estar yo ocupando ese lugar.

rebeldía; wos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora