14 || 𝓿𝓾𝓮𝓵𝓽𝓪𝓼

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Valentín.

El juego de Pía no era muy distinto al mío pero así y todo había cosas que todavía no terminaba de entender.

Me daba la sensación de que tenía miedo de que la amistad se vaya al carajo si llegaba a pasar algo más entre nosotros. Eso, o capaz que solo se empeñaba en hacerme la contra y listo.

En eso se basaba nuestra relación.

Ver cuál de los dos aguantaba mas, jugar con el límite y rozar la barrera de lo que estaba bien y lo que estaba mal para el resto.

A mi no me importaba. Quiero decir, si los dos tenemos ganas... ¿para qué contenerse? ¿No? A veces siento que las minas le dan demasiadas vueltas a las cosas.

Y qué mejor ejemplo que Pía.

De hecho, ahora mismo lo está haciendo.

La tengo sentada arriba mío, con su culo enorme rozándome y esa boca tan linda que me encantaría volver a probar si tan solo se dejara de hacer la boluda un rato.

Trataba de no quejarme porque más de una vez le hice lo mismo, y en lugar de eso la entendía. Era divertido provocar al otro y ver hasta qué punto era capaz de llegar.

Me tocó perder una vez, lo admito, pero por tenerla a ella conmigo, me bancaba eso de ser derrotado.

Total, en realidad no perdía nada.

— Sí, pero a mí no me importa prenderme fuego por vos. - hablé después de un rato y pude sentir su sonrisa dibujándose contra la piel de mi cuello.

Estaba atacando aquella zona y me encantaba, no podía quejarme. Sin embargo, de nuevo no parecía querer ir mas allá y necesitaba entender qué era lo que pasaba por su cabeza.

Porque en la mía había una sola cosa.

— ¿En serio? - preguntó con una gota de ilusión rebalsando en su dulce mirada.

Lo que tiene de linda lo tiene de orgullosa.

— No estaría perdiendo nada en realidad. - susurré suave. Toda esta situación empezaba a ser una tortura para mí y para mi entrepierna, necesitaba que se decida ya.

Si nos íbamos a besar y dejarnos llevar de una vez por todas, o si prefería irse a dormir como si nada.

Esperaba que opte la primera.

Sino me iba a tener que clavar una paja.

— Demostramelo.

Su respuesta hizo eco en mi cabeza y fue inevitable no morder mi labio inferior. En una sola palabra resumía todo lo que quería y me fascinaba verla a Pía dispuesta a seguir el juego conmigo, amoldando las reglas para que ninguno se vaya con el orgullo roto.

La ví de nuevo sobre mi cuerpo sujetando mis muñecas con sus dos pequeñas manos. Extendió mis brazos hacia arriba y yo suspiré dejando que haga lo que quiera conmigo, no me molestaba para nada quedarme a su merced.

Además, Pía resultaba muy interesante dentro de este ámbito. Por fuera aparentaba ser una cosa, pero por dentro estaba llena de fuego y toda esa pasión que sacaba a flote en cada beso me ponía como loco. No era tímida, se notaba que no, y sobretodo que sabía lo que hacía y cómo lo quería también.

Finalmente unió sus labios con los míos y la satisfacción invadió cada rincón de mi cuerpo ahora que podía saborear su boca con mi lengua otra vez.

Me contuve a tocarla hasta no tener su aprobación para mover mis manos. Alcé la cadera buscando generar mas contacto en la zona baja y un leve jadeo se escapó de su boca haciéndome estremecer.

rebeldía; wos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora