17 || 𝓲𝓶𝓹𝓻𝓮𝓭𝓮𝓬𝓲𝓫𝓵𝓮

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Entender la cabeza de Valentín era prácticamente un imposible. Me daba la sensación de que estaba creando una especie de tablero de ajedrez entre nosotros donde me permitía ver sus fichas y a partir de ahí, tratar de descifrar cuál iba a ser su próximo movimiento.

"Su siguiente jugada."

Pero nunca pasaba porque era impredecible.

Mi mente trataba de comprender lo que acababa de suceder y pese a que no era tan complicado porque se trataba de un estúpido juego que nosotros mismos íbamos creando, Valentín estaba colmando el límite de mi paciencia.

Quiero decir, él mismo me alentaba a avanzar y librarme de ese miedo que me impedía que pase algo mas entre los dos. Y cuando por fin me animaba, reaccionaba de esta manera, tan a la defensiva.

Después me trata de histérica a mí.

Tomé una respiración bastante profunda y me armé de valor para dar el siguiente paso, sin permitir que se salga con la suya porque no me sentía como una perdedora ahora mismo. Eso jamás.

Relamí mis labios pese a que ya estaban húmedos por el agua, avancé lo suficiente para enfrentarlo cara a cara y chasqueé la lengua al mismo tiempo que negaba.

— Siempre tan ingenuo. - susurré acercando una mano a su mejilla para acariciarla con suavidad. Merecía que le encaje un buen bife pero contrario a eso, le pagué con la misma moneda. Me paré de puntitas rozando mi boca con su oreja y volví a hablarle bajo cerca de la misma.- me tenías como querías, y acabas de echar a perder la única oportunidad que te iba a dar para cogerme. Tu ego te ganó.

Y me volteé para cerrar el grifo del agua y finalmente salir de la ducha.

No me giré a mirar qué hacía o si decía algo para contradecirme. Necesitaba estar sola y recuperarme de lo que acababa de pasar antes de arrancar la mañana como debía ser.

Envolví mi cuerpo en una toalla, le dejé una a él sobre el lavabo y salí del baño llevándome mi ropa para vestirme tranquila y en mi habitación muy lejos suyo.

Si planeaba jugar sucio, entonces que se la banque.

Me sequé con algo de prisa luego de notar que se nos estaba haciendo tarde para ir a la escuela. Usé la remera de Valentín y un jean negro abajo con el pelo suelto. Agarré mi mochila, dejé sus cosas en la cama y me dediqué a esperar a que se digne a salir del baño también.

Parecía estar tomándose su tiempo y quizás era porque necesitaba espacio para reponerse de la enorme paliza que le acababa de dar.

Digamosle 'golpe de realidad', queda mejor.

Le pegué un grito avisándole que lo esperaba abajo y abandoné la habitación encontrándome con mi mamá en la cocina tomando su desayuno.

— ¿Ya te vas? - pregunté acercándome y le dediqué una sonrisa pequeña mientras ella asentía. Llevaba puesta su ropa de trabajo y tenía en las manos una buena taza de café caliente. Siempre tan linda la mami.

— Sí, espero salir temprano hoy así pasamos tiempo juntas y me contas que anda pasando por ahí. - intentó guiñar el ojo y yo me reí por lo mal que le había salido.

Me hacía acordar a alguien que justamente ahora no quiero nombrar.

— Somos amigos mamá. - respondí con pesadez y rodé los ojos. Ni yo misma me lo creía, pero tampoco era como si pasara mucho mas entre nosotros dos.

— Sí, bueno, acordate que mi habitación está en frente de la tuya y que las paredes no son de hierro querida.

Mis ojos se abrieron de par en par y de haber tenido algo en la boca, hubiera escupido todo en frente de ella.

rebeldía; wos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora