44 || 𝓬𝓸𝓯𝓻𝓮 𝓭𝓮𝓵 𝓽𝓮𝓼𝓸𝓻𝓸

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Maratón 2/2.


Ajusté la pollera blanca de tul a mi cintura y terminé de acomodar el top en su lugar observando el resultado final frente al espejo. Llevar un velo en la cabeza no era lo más cómodo del mundo pero era la pieza fundamental para completar el disfraz de novia que había elegido con ayuda de Polly. El resto se basaba en pequeños detalles que le daban el toque al atuendo, como un portaligas en la mitad de mi muslo y un par de guantes de encaje que le sumaban delicadeza a todo lo demás que se veía mas bien atrevido.

Mi mejor amiga salió del baño vestida como Britney Spears en el vídeo de Baby One More Time y al verla lucir de esa manera mis ojos se abrieron de par en par, soltando un silbido que la incitó a modelarme y finalizar su acto presuntuoso con un guiño de ojo.

— Kevin se va a morir cuando te vea. -afirmé imaginándome la reacción de aquel chico, porque si a mí me llevó a dudar de mi sexualidad, no quería ni pensar en el ataque que le daría al pobrecito.

— Y vos tenés el casorio asegurado.

— Callate porque a este paso no llego ni al altar. -negué palmeando suavemente uno de sus hombros y colgué sobre los míos la campera de jean que llevaría como abrigo esta noche.

Había acordado con mi mamá que pasaría el fin de semana con mis viejos amigos y que el lunes a primera hora estaría de regreso en casa. Si bien la idea no la convenció mucho que digamos, fue Daniel quien terminó de revolverle un poco las ideas para que acepte y me de el permiso de viajar hasta acá por mi propia cuenta. Estaba trabajando, en el colegio me iba bien dentro de todo y además sería la primera vez que me tomaría un tiempo para mí misma luego del torbellino de emociones que enfrentamos al mudarnos hace unos meses atrás. Me lo merecía.

Durante el recorrido que realicé hasta llegar al barrio me mentalicé de una manera por caer en el juego de Polly creyendo que tenía un atraso, así que el entusiasmo quizás disminuyó un poco porque en verdad se esmeró para que me trague dicha historia. Pero por fuera de eso, lo cierto era que tenía muchas ganas de venir. Fueron contadas las veces en las cuales ellos pudieron ir de visita a Capital para encontrarnos, y en cuanto a Valentín solo llegamos a coincidir en dos ocasiones más aparte de la última velada juntos. Luego de eso la relación cayó desmoronada otra vez.

Desmoronada por mi parte ya que él mantuvo su postura de que me esperaría todo lo que sea necesario porque nuestro destino era estar juntos y así tenga que rogar durante un año entero lo haría sin problema alguno. Al comienzo se mostró molesto de que siempre terminemos en lo mismo, hasta que ablandó su corazón y otra vez volvimos al casillero inicial de partida, siendo él el único que avanzaba en el tablero.

No lo merezco, no merezco que Valentín me quiera de esa manera.

El desfile que brindamos con Polly a nuestro público inexistente desde la habitación hasta la entrada de su casa me invadió de una sensación bastante agradable al remontarme a los viejos tiempos, esos en los que pasábamos horas y horas innecesarias alistándonos para salir y sorprender a nuestros chicos. No pensé que podría volver a experimentar algo como eso porque las cosas eran diferentes esta noche.

Estaba al tanto de que Valentín asistiría a la fiesta porque era un integrante más en el grupo que conformamos siempre, y la incertidumbre de no saber en qué postura quedó nuestra relación ante sus ojos me impidió hacerme la idea de que esta ocasión sería igual a la de noches pasadas, donde me arreglaba para él y buscaba gustarle aún más. Polly remarcó todo el tiempo que no hacía falta ni decir que algo iba a suceder, y a pesar de que una parte de mí se negó a confiar en su sexto sentido, la otra se llenaba de ilusiones de tan solo pensar en que el reencuentro valdría la pena otra vez.

rebeldía; wos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora