3.-El templo aire del sur

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Narra Ann

Mientras Aang habla maravillas de nuestro hogar el templo aire del sur a Katara, los ronquidos de Sokka se escuchan de fondo, porque aunque nosotros estemos preparándonos para irnos el gran guerrero Sokka tiene que dormir sus ocho horas o se pone malia (molesto)

—Estoy muy ansioso por llegar—Dice Aang muy animado, y aunque yo también ya quiero ver mi hogar se que las cosas pueden ser muy diferentes, 100 años es mucho tiempo.

—Recuerda que te fuiste 100 años Aang—Katara menciona lo obvio y lo agradezco pues no se si yo hubiera podido decirle algo así viéndolo tan animado.

—Aun así ya quiero llegar—Aang voltea ver a la bella durmiente y se dirige a el.

—¡Sokka despierta tenemos que irnos!—Se que Aang lo intenta pero dudo mucho que eso lo despierte.

—Quiero dormir... templo después—Se queja Sokka como imagine, Aang se enfada y le digo con la mirada que yo me encargo, adoro poder hablar con miradas con el se nos hace bastante fácil al haber estado juntos tanto tiempo, o sea sin mencionar los 100 años invertidos en estar congelados en un iceberg, con un poco de aire control hago que se levante y de vueltas como un trompo, me es divertido molestarlo, además que es fácil hacerlo.

—¡Déjame en paz quiero dormir!—Dicho y hecho lo dejo en paz dejándolo caer y se da un buen golpe en la cara, me voltea a ver molesto mientras Aang y Katara ríen haciéndome saber que gane.

En un rato ya estamos volando en Appa y me encanta, adoro ver las nubes y sentir el viento en mi cabello me hace sentir libre pero es difícil relajarse cuando el estomago de Sokka no deja de pedir comida, aunque no estamos muy cerca tampoco es que estemos lejos no es como que en la montura de Appa existan muchos lugares para ir, aun no se que pensar de el, de su hermana lo tengo bastante claro, es una buena persona ¿pero Sokka? Puede que no sea el más amable y se escude en su sarcasmo todo el tiempo pero cero es una amenaza, aun así necesito más para confiar en el, ya confiaba en Katara pues nos a defendido a Aang y a mi todo el tiempo pero Sokka es caso aparte nos quería lejos desde que nos conoció.

—¡La montaña de Patola! Ya casi llegamos—Dice Aang animado en las riendas de Appa con Katara, y aunque quisiera decir lo mismo de mi, tengo miedo de lo que vayamos o no a encontrar, las palabras del general flamita o principe Zuko como ya nos hicieron saber los hermanos me hace pensar que no hay muchos maestros aire.

—Aang antes de llegar al templo quisiera hablarte de los maestros aire—Katara empieza a hablar con Aang y pues prácticamente no es una conversación privada así que me pongo a escucharlos.

—¿Que hay de ellos?—Supongo que Katara va decir lo que creo que va decir.

—Solo quiero que estes preparado para lo que puedas ver, la nación del fuego es despiadada, mataron a mi madre—Si era exactamente lo que pensé que diría excepto por lo último eso me toma de sorpresa y volteo a ver a Sokka, me sostiene la mirada un segundo y la aparta dolido, ojalá pudiera decirle que se lo que siente pero no creo que sea momento.

—Puede que hicieran lo mismo con los maestros aire—Suelta Katara, y aunque me suena lógico no puedo perder la esperanza.

—Que no hayan visto otros maestros aire además de nosotros no significa que estén todos muertos—Lo digo de la manera más amigable que puedo sin atragantarme del miedo que me da estar equivocada, Aang me mira contento, hasta no comprobar lo contrario prefiero que Aang este feliz y positivo pues me ayuda a estarlo también, Sokka me voltea a ver y se que esta reprimiendo el contradecirme al final relaja los hombros.

—Puede que tengas razón—Suelta un poco forzado.

Al cabo de un rato llegamos al templo y es igual de hermoso de como lo recuerdo.

La amiga de Aang Donde viven las historias. Descúbrelo ahora