Día 7

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Tenía toda la mañana para visitar la botica de Nant, pero me parecía más importante buscar a Dex para al menos darle una explicación. Se la merecía, era un buen amigo. Precisamente porque era buena gente no podía esperar que me perdonase. 

Sabía que lo encontraría allá donde El Cuervo hubiese escrito su mensaje. Los rumores son las mejores señales para hallar un camino. Había un mensaje en el ayuntamiento, y decía: "Un Alcalde designado por un Hombre Lobo es tan sospechoso como tú y como yo."

Aquella vez no entendí muy bien lo que quería decir. ¿Significaba que debíamos desconfiar? ¿O significaba que debíamos creerle? Sería demasiado obvio que un lobo designase a otro como sucesor, o tal vez no tanto... En cualquier caso, el cargo de alcalde parecía un cargo maldito, y nadie duraba más de tres días con tanta influencia de voto. A mí no me gustaría tener tanto poder, algo así sólo atrae la muerte.

Vi a Dex. Entre la multitud, ni el primero ni el último, para pasar desapercibido. No era el que más hablaba, pero tampoco el más callado. En cuanto me vio, se dio la vuelta y comenzó a marcharse. Lo seguí, acelerando cada vez que él lo hacía, y dando empujones si hacía falta. Lo tuve que agarrar del brazo cuando finalmente lo alcancé.

     —Dex. —No me miró a la cara, pero tampoco hizo fuerza para soltarse— Dex, espera.

Lo solté poco a poco, y siguió allí de pie, quieto, de espaldas a mí.

     —Creo que te mereces una explicación...

     —Sí, —se giró por fin— creo que sí la merezco. ¿Por qué votaste a Velavet, Anesh? Sury nos dijo que Oppal era un hombre lobo, El Cuervo nos lo dijo, incluso tú pudiste adivinar la verdadera causa de la muerte de Thatcher.

     —Dex, no quiero que te enfades conmigo. Eres mi amigo desde que teníamos... ¿cuántos? ¿Tres años? Jamás dudaría de ti, y lo sabes. Yo sabía que Oppal era un Hombre Lobo, pero...

Y ahora, ¿qué? ¿Qué le decía? Le podía mentir diciendo que había votado a un inocente para que los Hombres Lobo no sospechasen que tenía información, podía decirle que Oppal llegó a engañarme el el último momento... Pero no quería mentir a mi mejor amigo. Todo me llevaba, sí o sí, a hablarle de Bórenas.

     —Es por lo de Bórenas, ¿verdad? —se me adelantó. ¿Cómo no iba a adelantarse? Era Dex, siempre se daba cuenta de las cosas incluso antes de que pasasen. De todas formas guardé silencio, para ver qué sabía—. Me he dado cuenta de cómo lo miras, cómo lo tratas, cómo lo sigues.

Suspiró y se frotó la cara.

     —No estoy enfadado contigo —dijo después de varios intentos fallidos de encontrar las palabras adecuadas—. Es solo qué... ¡argh! No sé qué narices está pasando. Tengo miedo, Anesh. Me gustaría pensar que siempre sé qué hacer, pero cada vez encuentro más cabos sueltos en lo que creía que eran fuentes seguras. ¿Cómo me voy a enfadar contigo? —Se le escapó una risa nerviosa— No puedo esperar a que tú tengas las cosas más claras que yo, no puedo esperar a que... confíes en mí.

     —Dex, escúchame. Fue una droga. —Me miró sorprendido— Nos drogaron, y sé que Nant está detrás de eso.

     —Yo solo digo que tengas cuidado con Bórenas. Nunca me ha caído bien ese chaval. Además, ya no importa lo de ayer, porque Velavet ha muerto esta noche.

Fue un duro golpe, aunque odio reconocer que tenía sentido. Velavet había quedado descartada como sospechosa después de haber sido acusada directamente por un Hombre Lobo. Mataban a la gente antes de que pudiésemos confiar de verdad en ella. Al final era buscar un equilibrio complicado para sobrevivir: ganarte la confianza de la gente para evitar ser el próximo ahorcado, pero a la vez, parecer lo suficientemente sospechoso como para que los lobos te consideren una ventaja si estás vivo.

La saga Pueblo DuermeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora