Dex y yo nos lavamos las manos, llenas de tierra, en la fuente que había en la calle de las lavanderas. Vimos como el agua sucia de tierra se desplazaba por el pilón para ser sustituida por otra limpia, y eso fue reconfortante. Me sentí limpia en todos los sentidos después de aquello. En todos, menos en la promesa de sangre que le había hecho a Bórenas. Eso nunca se iría con agua, pero me bastaba con tener las manos limpias de momento. Aproveché también para lavarme la cara.
Cuando levanté la cabeza y me sequé los ojos, encontré a Dex mirando el fondo del pilón de piedra con una mirada que me sonaba. No sabría decir exactamente lo que significaba esa oscuridad que nublaba su vista, pero sabía que después de eso, Dex pronunciaría una promesa de sangre como la mía.
—Tenemos que matar al carpintero. —Y sí, ahí estaba la promesa.
Por supuesto que le apoyaría en eso. El carpintero me había usado como cabeza de turco en su día. Él tenía acusaciones tan pensadas que me daba rabia que nadie se hubiese dado cuenta. Quería que Dex tuviese el placer de ver morir a un lobo antes de ser asesinado por ellos, como hice yo. Aunque me dolía verlo tan apagado, tan lleno de pensamientos enturbiados como el agua que dejábamos atrás.
—Nos las apañaremos para votarle mañana —dije.
—No. —Se giró hacia mí— Hay otras maneras, seguro que las hay. No podemos esperar un día entero, me matarán. —Volvió a agachar la mirada hacia el agua, pensando algo. Dex tardó tres segundos en dar con una solución que a mí me llevó dos días— La boticaria, ¿cómo se llamaba? Nant —se contestó a sí mismo—. Ella le dio a mi padre la sustancia para el anillo. Seguro que tiene algo para matar lobos.
Agaché la mirada.
—Anesh, —lo volví a mirar— tiene algo, ¿verdad? Nant tiene algo para matarlos.
No me atrevía a contestarle. Quería evitar lidiar con Nant, precisamente con esa bruja desalmada. Dex todavía estaba a tiempo de quedarse al margen de los hilos que movía Nant. Todavía podía ser independiente, elegir qué jugada hacer sin tenerla a ella detrás. Porque, yo lo sabía, Nant me tenía controlada de cerca. Desde vigilar si había muerto o no hasta ver a qué personas acusaba en las votaciones.
—Anesh. Dímelo, necesito saberlo.
—Sí. —Me había vencido la urgencia con la que me lo imploraba— Sí, tiene una poción.
No había otra forma. Por alguna extraña razón, la opción desesperada de todo el mundo pasa por pedir ayuda a una bruja manipuladora con la que tienes que llegar a un acuerdo, en el que probablemente saldrás perdiendo. Mi bruja manipuladora es prostituta, supersticiosa, y me ha salvado la vida. Algo saldrá mal seguro.
Me di cuenta de que Dex había empezado a girarse para ir a la botica.
—Espera. —Lo detuve— Iré contigo.
Una tarde como aquella, y el mercado apenas tenía gente. Quedaríamos un tercio de personas después de todo lo que estaba pasando. Deberíamos defendernos, protegernos entre nosotros como una pequeña comunidad, pero no hacemos más que acusarnos los unos a los otros. Bórenas ayudaba a su padre a vender pan en el puesto que tenían en la plaza. Totalmente normal, inofensivo, ¿quién sospecharía del pobre Bórenas, un cacho de pan que vende pan? Sea como sea, su estrategia funciona: todavía no le he contado su identidad a mi mejor amigo.
A Nant, por desgracia, no le iba tan bien como al panadero. Apenas recibía clientes. Tal vez ya se habían dado cuenta de que no existía mejunje en Castronegro para librarse de los Hombres Lobo. Al menos, no le iba bien como boticaria, pero no sabía nada de su negocio nocturno.
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La saga Pueblo Duerme
Mystery / ThrillerTodas las mañanas aparece en Castronegro el cuerpo sin vida de uno de sus habitantes. Detrás de cada muerte hay un grupo de Hombres Lobo obrando cautelosamente, moviendo los hilos para manipular a las personas. Eso es algo que sabe todo el mundo. Pe...