Hay cierto aire de inquietud en el ayuntamiento. El alcalde ha intentado hacerse oír al menos tres veces, pero todo el mundo tiene muchas cosas que preguntarse. La rabia les hace olvidar que es muy poco probable que hoy maten a un Hombre Lobo. Dex está sentado a mi lado. Ha hecho lo que dijo que iba a hacer, observar a los que saben. Hay niños acompañándonos en la reunión. No pueden votar, aunque si pueden participar en la búsqueda de un sospechoso. Me pregunto si sus padres les han traído conscientes de que van a presenciar el asesinato de un inocente.
Miro a la pitonisa Albaya. Siempre ha tenido esa cara de no saber de lo que se estaba hablando, pero ya no sé si es fingida.
Por último me fijo en Bórenas. Había estado evitándolo toda la reunión, pero no podía evitar encontrarme con su mirada. Esta vez él no me está mirando, pero está muy callado. Puede que sepa algo, y eso me lleva inevitablemente a la pregunta de: ¿qué oculta?
Porque todos ocultamos algo.
Finalmente el alcalde logra un poco de silencio. Pasea su mirada por todos los presentes. Él no sabe nada, aunque intenta fingir.
—Albaya, tú ves el futuro, ¿has visto algo?
—Yo lo veo todo...—contestó la anciana—. A cambio de tres monedas de cobre.
Estalló la sala en frases a medias de protesta. El alcalde volvió a hacer orden.
—Yo no vi nada —dijo un hombre al que no conozco, creo que trabaja el campo—. Pero lo que sí sé es que tú como alcalde eres muy respetado, la gente te seguirá. Por eso creo que eres el siguiente objetivo de los Hombres Lobo.
—Cierto. No me veo muy protegido. Pero si eso llegará a pasar, mi sucesora será mi leal consejera Mitálea, para que mi voz viva en ella.
—Yo me encargaré de protegerla, si hace falta —se ofreció Thatcher, el cazador.
—Y yo —dijo el granjero, que había propuesto la idea.
—Yo he visto sombras por el campo últimamente —se animó a hablar un anciano—. Creo que hay Hombres Lobo merodeando por allí. Tal vez viva uno escondido en los huertos.
—Yo también lo vi —se apresuró a añadir la representante de una de las pocas familias granjeras—. Cerca de la casa de los Flint.
El padre de los Flint se levantó en su sitio.
—Eso es imposible, yo no vi nada.
Se armó el barullo una vez más. Las dos familias empezaron a señalarse entre gritos y casi todo el mundo acabó de pie. Miré a Dex, pero él se encogió de hombros y levantó las cejas. La balanza pareció decantarse por culpar a los Flint. Tal vez porque era el primer nombre que se había pronunciado. Su máximo sospechoso era el padre, Roger Flint. Yo no estaba muy segura de que realmente fuera el culpable, pero Bórenas votó por él, y algo se revolvió en mí para hacer ciegamente lo mismo. Dex votó a la otra familia.
Por fin se acabó la reunión y la gente salió del ayuntamiento. Esta vez salían con un hombre a rastras. Le vi rezando, no me parecía un Hombre Lobo. Cuando lo ahorcaron no pude mirar. Me fui a casa con el estómago revuelto y la culpa de haber matado a un inocente. Se habían dicho muchas cosas, pero no se había hablado nada realmente.
Dex me ha preguntado por qué voté por Roger Flint. No he sabido contestarle, o tal vez no quería hablarle de lo de Bórenas. Nunca se han llevado bien, y si se lo contaba, dudaría de mí. Y lo que menos necesitaba ahora era un vecino que dijese mi nombre en la asamblea.
Entré en casa cuando ya se llevaban el cuerpo para enterrarlo. Hay una nota cerca de la ventana, como si alguien la hubiese metido por el marco. La tomé entre mis dedos, pensando en un principio que era la que estaba atada en la flecha y se me olvidó tirar. Pero era distinta. La leí: "Te vi anoche." Levanté la cabeza rápidamente, alarmada. Ya está, alguien lo sabe, me van a ahorcar mañana mismo.
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La saga Pueblo Duerme
Misterio / SuspensoTodas las mañanas aparece en Castronegro el cuerpo sin vida de uno de sus habitantes. Detrás de cada muerte hay un grupo de Hombres Lobo obrando cautelosamente, moviendo los hilos para manipular a las personas. Eso es algo que sabe todo el mundo. Pe...