41

2.1K 264 62
                                    

- ¿Te está pasando algo?

- No, mamá, ¿Por qué dices eso?

- Tus notas han mejorado demasiado, cuando ví el correo pensé que se equivocaron de alumno.

Jaehyun sonrió negando. Su cuerpo se levantó del sillón y comenzó a caminar hacia la cocina, escuchando las palabras de su madre.

- ¿Es el dinero que te mandamos? - la mujer preguntó confundida.- ¿O es que ya agarraste conciencia y por fin estudiaras?

- Lo segundo, mamá.

- ¡Ow, mi amor! Te quiero demasiado, Jeno también te quiere, ¿Verdad, cariño?

- No, ¡Él no me regaló el iPad que le pedí!

Jaehyun rodó los ojos, tomando el pastel del refrigerador junto a una pequeña cuchara, y yendo de nuevo al sillón, dejando todo en la pequeña mesa del medio.

- ¡Jeno! - evitó reírse ante la pelea de su madre contra su hermano de apenas siete años.- ¡Hoy no jugaras con la Playstation!

- ¡Pero ma–

- ¡Nada, a tu habitación! - el sonido de pequeños pies pisando con fuerza las escaleras resonaron en el fondo de la llamada.- Este niño se vuelve tan rebelde... No recuerdo que tu hayas sido así.

- A veces los extraño.- murmuró, escuchando silencio como respuesta.- Osea, no es como si quisiera estar con ustedes todos el día o por una semana: ustedes llegan a ser un poco intensos, pero me gustaría por lo menos verlos unas horas al día. Lo normal.

- Debe ser porque andas solo, cariño.- su madre hablo en un tono meloso.- Ya sabes, Tae ya no está contigo, supongo que choca un poco.
El sonido de la puerta abriéndose llamó su atención, y fue inevitable sonreír cuando Doyoung entró con un rostro cansado, tirando su mochila en el oído para acercarse a él arrastrando los pies, y sentarse a horcadas sobre su regazo, escondiendo el rostro en el cuello del mayor e importandole poco ese regaño que recibía al dejar las cosas tiradas.

- ¿Jaehyun?

- Estoy bien, mamá.- respondió finalmente, acariciando con su mano libre la espalda del menor, quien parecía haber tenido un mal día.- Tengo que cortar.

- ¿Tan rápido?

- Te devolveré la llamada luego.

- Eso espero, tú pareces que tuvieras familia, nunca nos llamas.

- Lo haré.

El "muack" fue lo último que escuchó de su madre, antes de cortar la llamada y tirar el celular a un lado del sillón.

Doyoung se acomodó en silencio, disfrutando sentir los brazos apretar duro su cintura, con sobreexplotación, y el frío aire acondicionado parecía no afectar la calidez del momento, Jaehyun se dirigió a él:

- ¿Pasó algo?

- El profesor Park.

- ¿Qué más?

- El dueño del edificio.

- ¿Y...?

- Irene Noona.

- ¿Quieres que me contacte con algún sicario?

Una suave risa resonó cerca de su oído, y el mayor se sintió bien al sentir la sonrisa de Doyoung contra su cuello, abrazarse más a él y esperando que lo siguiera acariciando.

- ¿Algo fuera de lo común?

- No, Park solo está de pesado con los trabajos, el señor Kim me quiero le subir el precio de mantenimiento, Irene Noona está que se aprovecha del cambio de horarios.- el cuerpo de Doyoung se removió, buscando acomodarse mejor.- Y ayer Taeyong hyung llamó.

Jaehyun apretó los labios en una línea fina, deteniendo las caricias en la espalda del menor, y este suspiró.

- ¿Qué te dijo?

- Que considerara mudarme con él.- Jaehyun asintió para que continuará.- La transferencia no es tan difícil como pensaba, y... Dice que me extraña.

- Uhum

- Yo también lo extraño.

- Lo entiendo.

- Taeil últimamente se la pasa mucho con Johnny, y Donghyuck está muy enfocado en Yujin.- el menor se separó ligeramente, pasando sus brazos alrededor del cuello de Jaehyun.- Sonará ridículo, pero hasta ahora no me puedo sentir bien sin tener la atención de alguien sobre mi.

- Doyoung–

- Y no puedo confiar completamente en tí, no sé si esta vez lo harás bien o si luego de follarme volveremos a ese ciclo.- la voz de Doyoung de pronto flaqueó y Jaehyun apretó más, buscando una solución, pero sin poder encontrarla.- Quiero creer que saldrá bien, pero–

- Lo sé.- cortó rápido.- Si quieres ir, está bien.

- Tú–

- No mires por mi, piensa en ti mismo z Doyoung.

- Quiero ser independiente, no tener a quedarme solo o aislado, pero me es difícil, no me siento preparado.

Jaehyun volvió a asentir, era lo único que podía hacer ahora. Su cerebro no parecía pensar o buscar palabras para que Doyoung se quedara. Él mismo había jodido su relación con el menor, y aún si quisiera está vez quererlo sin miedo, no se podría.

- ¿Cuando te irás?

- Eso lo verá Tae hyung.- Doyoung por fin lo miró,pero no duró mucho antes de esconder el rostro en el cuello de Jaehyun, pidiendo con eso que lo volviera a acariciar.

El mayor lo hizo, tratando de que sus manos transmitieran tranquilidad al cuerpo de Doyoung, y no ese miedo inmenso que lo estaba comenzando a invadir de pies a cabeza.

- ¿Volverás?

- Sí.

Su boca no le permitió preguntar "cuándo". De todas formas, volvería, Doyoung no se iría completamente de él. No desaparecería por siempre.

Y tal vez,las cosas estarían mejor.

- Hyung.

- ¿Sí?

- ¿Llamaras?

- Te dije que tengo miedo de necesitar de alguien.-murmuró, el cuerpo en sus brazos tensandose con temor.- Pero también te dije que ya no me importaba eso; si te quiero y necesito, te voy a llamar.

"Pero, ¿Me quieres?"

El silencio por parte del menor lo puso nervioso, pasando una de sus manos por la espalda y la otra por su cabello ondulado, sintiendo los labios y nariz de Doyoung contra su cuello.

- Doyoung.- llamó por sobre el silencio el departamento luego de un tiempo casi infinito.

- ¿Q-qué?

- Deja de llorar como tonto y dale un beso a hyung.

- Hyung.- la adorable queja del menor lo hizo sonreír, viéndo su rostro ahora, en el cuál había un puchero con la nariz levemente roja.- ¡Usted también está llorando!

Jaehyun rodó los ojos, alejando la mano de la cabeza de Doyoung para limpiar ese rastro húmedo junto a la risa suave del menor embriagandolo.

Doyoung le sonrió, como si su rostro no estuviera rojo al haberse puesto a llorar en silencio mientras sentía las caricias suaves de Jaehyun por su cuerpo.

Antes de que pudiera hablar de nuevo para burlarse, el mayor cortó la distancia de sus rostros, dándole un beso cálido en los labios.

La mano del castaño recorrió su espalda, atrayéndolo más mientras que la otra en su nuca lo movía de lado para profundizar el beso, algo que no sabe cuánto duró, pero que lo envolvió en una burbuja e tranquilidad hasta que quedó dormido.

Las manos del mayor lo cuidaron, y sus labios lo curaron. Quería creer que esta vez sí estaría bien, alejado de ese océano de emociones. Una prueba decidiría, por mientras, ambos se deberían esforzar más de lo que estaban acostumbrados.


tóxico ; jaedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora