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"Pero tú no me juzgues

Porque si lo hiciste, bebé

Te juzgaría yo también."



- Solo deja de molestarme, Jung - el menor tanteó con su mano sobre el bolsillo de su pantalón, buscando su tarjeta del bus y soltando un bufido al darse cuenta que la dejó dentro del local.- Y vete, ya es tarde.

- Te acompaño.

- No.

- Doyoung, es tarde para que estés solo.

- Se cuidarme.- el menor se dió medía vuelta, comenzando a caminar hacía el local de nuevo.

- Se cuidarme.- el menor se dió medía vuelta, comenzando a caminar hacia el local de nuevo.

Intentó no ponerse nervioso con la presencia de Jaehyun detrás de él. No lo quería cerca, mierda, estuvo ya un mes esforzándose para no desbloquear el número y llamarlo pidiendo que se encontraran, de no rogarle a qué volvieran a esa tóxica relación que tenían, sexo, sexo, ¿Había algo más que hacer juntos? ¿Las citas estaban aptas para ambos?

Entró por la puerta trasera, siendo seguido por el mayor quien solo miraba su celular, sin prestarle demasiada atención. Y era mejor así, Doyoung prefería que Jaehyun mirara ese aparato en vez de tener sus ojos intensos, observándolo.

Tomó la tarjeta con rapidez, dándose la vuelta para salir en el mismo instante dónde la puerta era cerrada por el mayor. Jaehyun dejó su celular en la pequeña vitrina que estaba a su lado, uniendo miradas, poco a poco intimidando al chico de mejillas suaves.

Se acercó, y Doyoung quiso ni ser tan indeciso como para quedarse parado, dejando ser empujado ligeramente con las manos de Jung en sus caderas, y sintió la combinación del alcohol con mentas.

Ebrio. Exacto. Jaehyun nunca salía tan tarde de la casa, solo lo hacía cuando tenía fiestas.

Y Doyoung se relajó.

Él mayor simplemente era demasiado miserable cuando estaba borracho.

Su guardia bajó, comenzando a sentirse mareado con el perfume de Jaehyun, ¿Cuánto tiempo llevaban sin tener tanto acercamiento?¿Sin tener los labios de Jung casi rozando los suyos? Las ganas de besarlo se hicieron inmensas, pero no lo suficiente como para cambiar su rostro indiferente.

- ¿Qué tengo que hacer, Doyoung?

No lo sabe. Ni Doyoung sabía si había la necesidad de que hiciera algo, porque justo ahora, mientras le hablaba con ese tono dulce sin hacer más que acariciar su cintura con la punta de los dedos, Doyoung sentía que ya todo estaba bien, que todo eso era más que suficiente para abrazarlo y sugerir el rostro en su cuello, diciendo que ya no importaba, que lo intentaran una vez más.

- Te necesito.- murmuró, apoyando la barbilla en el hombro del menor, teniendo ganas de abrazarlo y pedir disculpas.- No es lo mismo sin ti.

- Si lo esm- Doyoung siguió con aquel tono frío.- Ya estabas sin mi antes, ¿Por qué debería ser diferente ahora? Ni siquiera era bueno dándote placer–

tóxico ; jaedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora