Virago. -01

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La puta costumbre de buscar angeles en el infierno.

- David Sant

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La ciudad tan proclamada estaba frente a mi..

Por alguna razón mi viejo compañero me había pedido, y casi suplicado, que viniera a ayudarlo con este maldito problema llamado Los Santos.

¿Que carajo habría aquí que ni él podía controlar?

Los grandes edificios del centro de la ciudad estaban a mi alrededor, guiandome hacía mi punto de encuentro.

Mi motocicleta estaba casi sin gasolina, la suficiente como para llegar a comisaría del sur, donde el me esperaba.

Al doblar en la esquina me lo encontré apoyado contra una barandilla fumando un cigarrillo.

Supongo que habrán cosas que no cambian.

Me miró con una sonrisa mientras yo me bajaba.

- Joder, como te pegó el espionaje.

Me reí mientras lo abrazaba, extrañamente el fue la figura más cercana a un padre que tuve.

Que te haya criado la puta milicia, y haber pasado de mano en mano por tanto tiempo pasaba cierta factura a las emociones.

Y por alguna razón este tipo fue el único que me pudo ayudar con mi desastre emocional.

- Vaya Jack, no esperaba que te sentara tan bien el puesto de Madero.

El solo sonrió ante mi sarcasmo

- Venga, vamos.

Me guío hacia el interior de su comisaría, algunos tipos estaban hablando, intentando llamar la atención de los oficiales que estaban trabajando.

Varias puertas se abrieron hasta que llegamos a lo que parece ser su oficina.

Quién diría que Jack Conway tendría una oficina como está.

Maldito viejo.

- Buenas vistas ¿no? - dije mirando por la ventana.

- Deja ya de hacer el gilipollas, sientate.

Rodeé los ojos mientras me sentaba en la silla de cuero.

- Bueno, Jack, dime qué necesitas.

Prendió otro cigarrillo mientras sacaba un papel de un sobre, dejándolo frente a mi.

Lo agarré comenzando a leerlo.

Vaya lío que hay aquí montado.

- Si que tienes problemas...

- Nada que tú no puedas solucionar.

- Literalmente no hay nada que no pueda solucionar.

Mi sonrisa no podía ser más grande, al igual que mi ego, el me había llamado a mi, entre todas las personas que podía contactar, y de cierta manera eso me hacía sentir orgullosa.

Atenea | Spainrp Volkov.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora