El primer beso

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A sus diecisiete años, Ruby Gillis nunca había besado a nadie. Las chicas de su edad ya tenían pretendientes y otras ya estaban casadas. Ella sabía que no era fea, incluso pensaba que su rostro era bonito. Pero por alguna razón no tenía suerte.

Toda la vida estuvo enamorada de Gilbert Blythe, aunque, quien no podría estarlo; es guapo, inteligente, trabajador y educado. Es perfecto. Pero lamentablemente él no era suyo. Aquel muchacho ya llevaba bastante tiempo siendo novio de Anne, Ruby estaba feliz por su amiga, pero en el fondo había una pequeña tristeza.

Una vez a escondidas en el jardín; Josie, Tillie y Jane le dijeron que no se preocupara por la noticia de Gilbert y Anne, es más, Jane le aseguró que Ruby era más bonita que la pelirroja, y que si ella pudo encontrar a un gran hombre, para la rubia sería aún mejor.

—Por Dios Ruby, —Josie la tomó del brazo —sabemos que aun sientes algo por Gilbert.

—Pero algo que no entiendo es: cuando él cortejaba a la señorita Rose, tú te mirabas bien —Tillie se confundió ya que era cierto, durante ese tiempo Ruby ya ni decía nada de Gilbert.

La joven se sentó en el verde pasto; arrancó una margarita pequeña y luego tomó una rosa roja y les dijo:

—Es distinto, verán: Winifred es como esta rosa; bella, tierna y reluciente. Y yo al lado de ella soy como esta margarita, podría ser muy importante y bonita, pero lo mires por donde lo mires, la rosa es en cierto modo... —Ruby no encontraba las palabras —se hará distinguir mejor. ¿Cómo competir a su lado? Por eso me resigné —iba a seguir hablando para contarles sobre Moody, y cómo le empezó a llamar la atención, pero decidió callarlo.

Josie se sintió mal por su amiga y trató de hacerla reír.

—Y Anne es esto... —inmediatamente Josie arrancó un pedazo de hierba que estaba en el suelo, haciendo reír al resto de las chicas — ¿Lo ven? —Su amiga lo mostró a las demás —Físicamente una será mejor que otra, eso es innegable; pero en sus corazones está la verdadera belleza.

—No te lo voy a negar —Jane se agachó para después sentarse a su lado —. Aquella muchacha ha de cautivar a los hombres. Pero te aseguro que más de uno daría lo que fuera por ser tu novio.

Las demás la apoyaron y le dieron ánimos. Le recordaron que esa noche se haría un baile en un pueblo cercano a Charlottetown, y como es costumbre casi todas las señoritas asisten. Se pusieron los mejores vestidos, cambiaron sus peinados por unos más elegantes o ligeros para los movimientos de baile, y sobre todo eligieron los zapatos más cómodos, ya que es raro ver a una mujer sentada en dichas fiestas.

La noche fue corta y el baile fue divertido, acabó hasta la madrugada. La señora Blackmore acompañó a las señoritas y estuvo al pendiente de cuidarlas. Diana Barry y Ruby Gillis fueron las más afortunadas, bailaron toda la noche y con todos los jóvenes del lugar. Después de todo estar soltera tenía sus ventajas.

Pero hubo un chico en especial: Moody. Él quería bailar con Ruby, le parecía la señorita más bonita de todas, pero ¿Cómo podría invitarla, si los otros muchachos no paraban de sacarla a bailar? Fue entonces cuando se le ocurrió la idea más utilizada de todas: Pedirle a la mejor amiga de la chica que te gusta, que te ayude.

Jane al principio no sabía si era buena idea, examinó con profundidad el comportamiento de Moody, lo barrió con la mirada.

—No eres feo —le dijo con cierto tono de vanidad —. Me caes bien, le diré si quiere bailar contigo.

Y aceptó. Ruby bailó cinco piezas de baile con el muchacho.

Al principio los dos eran tímidos, pero se acoplaron bastante bien y platicaron durante ese rato.

En el descanso de la música, Moody fue por un trago de vino, y escuchó pláticas de dos sujetos:

—La rubia de vestido rosa es de Avonlea.

—Es linda, me pregunto si tiene novio.

—Aunque tuviera, yo le voy a robar un beso.

—No si yo te gano —rieron.

Moody volvió a correr hacia donde estaba Ruby. Ella estaba sentada y él se arrodilló delante de ella para después contarle lo sucedido. Con la esperanza de que ella declinara esa oferta. Aun así, ella no lo tomó a mal, le parecían guapo esos tipos, y recordó que nunca antes había dado un beso. En su mente estaba Gilbert con Anne y con Winifred y un pensamiento de coraje pasó por su mente.

—Pues que lo hagan —masculló enojada.

¿¡Qué!? Moody no podía creer eso, Ruby era bien educada, no le daría un beso a un extraño.

—Ruby... lo dices enserio —el pobre ya estaba bastante preocupado —Es que eso debe ser muy especial, no con cualquiera —su voz casi se quebraba. Miró a todos lados, los músicos estaban por tocar y divisó a los otros dos chicos, quienes se aproximaban a ellos con paso acelerado. Ya sabía lo que iban a hacer.

—Estoy segura —dijo con firmeza —, que un roce de labios no me hará daño.

A los muchachos les faltaban escaso metros para llegar a con Ruby y los músicos subieron al escenario.

—Entonces... —Moody hizo algo que jamás creyó que sucedería: Sujeto ambas manos de Ruby y las entrelazo con lassuyas. Tomó el rostro delicado de ella, lo acercó a él y juntaron sus labios. Besó a Ruby. Ella abrió sus ojos, la había dejado aturdida, el rostro se enrojeció y Moody no paraba de tartamudear.

Para nada se lo esperaban. Y mucho menos Ruby esperó que de allí surgieran sentimientos por él.

Después de todo su primer beso fue especial, a su manera.

Después de todo su primer beso fue especial, a su manera

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One shots 💖 Anne with an e✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora