Celos (parte 2)

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Es domingo por la tarde, Diana y Anne permanecen sentadas en el suelo de la habitación, charlando acerca de lo que sucedió el otro día, el día de los besos.

—Yo creí que no se besarían —dijo Diana, muy confundida y mirando al techo —, pero fue lindo para ellos, supongo.

—Sentí tan... feo —Anne ya le había confesado a su mejor amiga acerca de sus sentimientos por Gilbert, en realidad, una que otra persona ya lo notaba.

—No sé qué decirte, Anne. Según Billy y Josie, mañana van a jugar a eso, otra vez.

—Sabes, al principio creí que la botella me señalaba a mí —la chica de cabello rojo cerró sus ojos e imaginó un beso entre ella y Gilbert.

—Y lo parecía —añadió Diana —. Estuviste muy cerca.

—Si mañana juegan a eso, quizás otra vez se besen.

—No te lo dije esa vez pero... —la voz de Diana parecía tímida, incluso arrepentida.

Ambas dejaron de ver el techo y se miraron a los ojos, Diana había escondido un pequeño secreto.

—¿Qué sucedió? —Anne estaba empezando a desesperarse.

—Bien. Te lo voy a decir, pero prométeme que no te vas a alterar, ni que tampoco te sentirás mal.

—Diana me estas asustando ¡Dilo! ¿Tiene que ver con Gilbert?

Su amiga asintió y se mordió los labios, no quería decírselo. Pero lo tuvo que hacer:

—Ese día me tocó la limpieza, y yo estaba en el salón detrás de la puerta, en eso escuché a los chicos, estaban secreteándose cosas. Ellos no sabían que yo estaba ahí. Al principio no le tomé importancia pero luego no pude evitar abrir un poco la puerta; escuchar y observar...

"—Y dinos Gilbert: ¿Cómo besa Winifred? —preguntó Charlie.

—Eres un suertudo, aunque sea mayor que nosotros, te tocó la más bonita —dijo Moody con voz exaltante.

—Yo quería un besito suyo —Billy suspiró —y qué miedo, por poco te tocaba Anne.

Tanto Billy como los dos Paul, se rieron por eso último.

Gilbert guardó silencio por unos segundos pero luego su mirada cambió, y su voz se tornó romántica.

—Besar a una mujer así fue, exquisito, se podría decir. Hasta me puse a imaginar cosas que... —en ese momento su cara se puso roja, ¿Qué era lo que iba a decir? o mejor, ¿Que había imaginado? —. No puedo decirlo chicos, pero me gustó. Además, nadie me tiene que reclamar algo. Estoy soltero.

Finalmente Billy le guiñó el ojo de manera pícara. "

Anne hizo una mueca. Le dolió, claro que sí, pero no era capaz de admitirlo. Solía ser muy orgullosa. Simplemente miró a su amiga y eludió el tema.

Eran casi las diez cuarenta de la noche, cuando unos constantes ruidos despertaron a Anne.

La muchacha se frotó los ojos y bostezó. Miró en todas direcciones hasta saber de donde provenían aquellos ruidos; más fue su sorpresa cuando notó que unas pequeñas piedras chocaban contra el vidrio de la ventana. Al principio se asustó y pensó en llamar a Marilla o Matthew, pero luego le vino la idea de que quizás era Diana o alguna de las otras chicas.

Se armó de valor y salió de la cama, y con pasos lentos caminó hasta su armario, tomó un abrigo, y se recogió el cabello.

Sin hacer mucho ruido, se acercó a la ventana. Afuera estaba de pie un chico con una capa oscura y un farol de metal con una luz incandescente en su interior.

Con mucho cuidado, Anne abrió su ventana y reconoció a aquel sujeto. Era Gilbert ¿Por qué estaba allí?

—¡Gilbert! —Anne ya no tenía voz somnolienta, con el susto de ver a una persona afuera de la casa fue suficiente para despertarla —¿Qué haces aquí?

—No puedo dormir —le contestó.

Gilbert agachó su cabeza y después alzó el farol. Fue así como Anne observó los ojos del muchacho y sintió una aceleración en su corazón, pero su mente recordó lo del beso con Winifred y meneó la cabeza.

—Yo estaba cómodamente dormida, así que si no vas a decir algo déjame en paz, por favor.

Con intención de cerrarla, Anne puso sus manos sobre la ventana.

—¡Espera, espera! —La detuvo —, escúchame.

—¡Dilo rápido! Marilla puede regañarme.

—De acuerdo. Yo no puedo dejar de pensar en lo que sucedió el viernes —suspiró —. No sé si tú estás igual. Tengo que admitir que sí me gustó el beso con Winnie y eso pero, cuando Cole y tú hicieron lo mismo... yo, yo me puse celoso. Después reflexioné y comprendí que lo que hice fue un error.

La muchacha empezaba a sentir nervios, Gilbert estaba admitiendo sus celos. Anne nunca se imaginó tal escena. Ni en sueños.

—Creo que me gustas —le dijo.

Los ojos grisáceos de Gilbert llegaban a hipnotizar, y Anne caía perfectamente en aquel hechizo.

Ella se quedó en silencio.

—No sé qué decirte Gilbert —balbuceó —No creí que tu tuvieras esa clase de sentimientos por mí.

—No digas nada —la interrumpió —. Yo necesitaba decirlo, quería aclarar esto. Con lo que pasó el viernes me di cuenta que tú eres la indicada. Descuida, no tienes que decírmelo ahora.

Anne le sonrió y se llevó una mano a su pecho.

Ambos se despidieron.

—Hasta mañana —le dijo, él se subió al caballo y justamente antes de irse, Anne le gritó:

—¡También me gustas!

Gilbert se volvió hacia la joven, eso era una sorpresa. Frunció el entrecejo, y luego se sonrojó.

—Cuando besaste a ella, me dolió. No sabes las ganas que tuve de acercarme a ustedes y separarlos, pero no quería arruinar mi amistad con Winifred y que tú pensaras que yo me volví loca —los dos se rieron —. Y te lo digo ahora: Me gustas Gilbert Blythe.

"Me gustas" esas palabras enternecieron al muchacho. No podía esperar al lunes; y entrar a la escuela para estar cerca de Anne. 

One shots 💖 Anne with an e✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora