Billy enamorado

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—¿Enserio tenemos que ir con los Varnham? ¡Yo no pienso ir! —Billy protestó.

—Hijo, es nuestro deber —el hombre hizo una expresión desafiante, logrando aplacar a su hijo.

—Sí, padre. Pero el primo de mi mamá es raro. ¿Por qué no nos podemos quedar con otro familiar?

—¡Billy! —alzó su voz y Billy calló —. ¡En estos momentos vas a bajar del carruaje y los vas a saludar! Estos dos días tendrás que comportarte de la manera más educada, es una orden.

Billy no disfrutaba mucho de sus visitas a Stratford, en cambio, para Jane y para Prissy era una oportunidad maravillosa, aprovechándolo como una aventura. Además, se llevaban bien con sus parientes.

La madre de Billy es hija de los Varnham, una familia acaudalada de Stratford (una ciudad cercana a Charlottetown). Dicha familia cuenta con gran cantidad de miembros: hijos, tíos, sobrinos, ahijados y nietos. Y este año se reunieron para celebrar el cumpleaños número ochenta y cinco de Lady Madeleine, la matriarca de los Varnham —que al mismo tiempo viene siendo bisabuela de Prissy, Billy y Jane—.

Este año se realizó un baile para celebrar a Madeleine. Pero los Varnham no tendrían un baile público como en otras ocasiones, esta vez, optaron por uno privado en el gran salón. Un salón realmente bonito; de finales del siglo XVIII. En él hay grandes candelabros iluminando cada rincón, paredes blancas con tonos dorados y con diseños delicados y finos, espejos gigantes y arreglos de flores. Ese lugar es una auténtica joya.

El sonido agradable de los violines, el violonchelo, clarinetes y demás hacen que los valses y temas de época suenen de manera exquisita, provocando emoción en las señoritas, quienes más disfrutan del baile.

En cuanto a los Andrews; Jane pasó toda la noche con los apuestos jóvenes, siguiéndoles el paso por toda la pista. Y aunque su hermana Prissy es una joven simpática, a veces prefería pasar desapercibida y entretenerse en la plática con otras mujeres.

Pero Billy no baila, no lo hace. Prefiere pasar el rato con sus parientes y aprovechar charlas de hombres: brandy, dinero, mujeres... No fue hasta que observó que al otro lado de la pista, más específicamente en las sillas, estaba sentada una joven. Alguien que le llamó la atención.

—¿Cuál es su nombre? —interrumpió a uno de los sujetos con los que él platicaba.

—¿Quién, primo?

—La dama de vestido blanco y cabello recogido —señaló con discreción —. La que está sentada y tiene guantes color perla.

Su compañero no lo sabía, sin embargo, otro de sus primos sí, y al mismo tiempo se une a la plática. Ese primo tiene un aspecto ostentoso y de rasgos andróginos.

—Se llama Rebecca.

Billy lo examina, y después a la señorita.

—¿La conoces?

El joven asiente con la cabeza.

—Familia directa, no lo es. No sé mucho sobre ella; sólo que mi querida bisabuela Madeleine es... ¿su madrina? creo que sí. Es una muchacha de alto estatus. Y muy educada, tuve el placer de charlar con ella hace un rato.

—Pues me ha capturado mi atención... si me disculpan, la invitaré a bailar —Con pasos rápidos Billy se encaminó hacia Rebecca. Iba tan concentrado que no escuchó las advertencias de su primo.

Billy se puso justamente frente a ella. Endulzó su voz y extendió su brazo.

—Señorita, ¿me concede esta pieza? —Billy Andrews le sonrió. No como lo hacía con cualquiera, ni siquiera con Josie.

One shots 💖 Anne with an e✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora