La revelación

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Un pedido hecho por: Valeriajoseph  :)


El amor es lo más bello, no es complicado. Las personas son las complicadas. O al menos lo eran dos estudiantes de Avonlea, quienes no dejaban de mirarse, el ambiente era tenso.

Y luego de un rato fueron buenas noticias para todos los alumnos. Los resultados de sus exámenes eran satisfactorios, por supuesto que unos lo hicieron mejor que otros; pero buenas noticias al fin y al cabo: Diana Barry logró entrar a Queen's, Tillie Boulter mejoró sus calificaciones y Anne y Gilbert quedaron empatados en el primer lugar.

Una vez que todos se fueron, Diana y Anne caminaban en el bosque, con dirección a sus respectivas casas. Hablando acerca del joven Blythe y de que solo él le dijo: Felicitaciones. Y nada respecto a la carta que le dejó.

Gilbert estaba platicando con la señorita Stacey acerca de la universidad de Toronto. Quizás había una esperanza de asistir a aquella escuela.

—Aguarda aquí —le dijo la maestra —, el código postal de la doctora está guardado en algún baúl. No me tardo.

Muriel Stacey fue al piso de arriba, tenía que buscar aquel sobre. Gilbert tomó asiento y cuando puso su mano a un lado de él, tocó un sombrero. Alguna chica lo olvidó. Y una de ellas se le vino a la mente.

Volviendo a las mejores amigas; estas seguían caminando muy quitadas de la pena, cuando...

—¡Ay no! —Anne se llevó sus manos a la cabeza.

—¿Qué pasa? —Diana se asustó —¿Anne?

—Olvidé mi sombrero, espérame aquí.

La pelirroja retrocedió. Lo había dejado en casa de la profesora. Que suerte que aún no estaba muy lejos de allí. Corrió hasta llegar a la casa y se topó inmediatamente con Gilbert, este le sonrió y saludó de nuevo.

Ella caminó con pasos lentos hacia él.

—Olvidé...

—¿Esto? —el muchacho extendió el sobrero de Anne y se lo entregó.

—Gracias —le dijo sin verle a los ojos.

Antes de que ella tocara la manija de la puerta y volviera a salir, se volvió hacia el joven, él aun la estaba mirando, por lo que instintivamente Gilbert desvió su mirada hacia otro lado.

—Supongo que, ya no nos veremos, después de todo te irás a París.

Gilbert inclinó su rostro hacia la derecha y luego suspiró. Recordó entonces cuando Winifred le pidió esperar dos semanas para guardar el secreto. Pobre muchacha, la gente aristocrática de Charlottetown y sus familiares iban a crear rumores de tal infortunio.

—Sí —contestó con tristeza.

—Pues eres muy dichoso —la voz de la chica cambió, se notó un poco de enojo, todo debido a que Anne le había escrito una carta a Gilbert y él nunca le dijo nada al respecto.

Mientras que, Gilbert, no le tomó importancia.

—¿Dichoso? —repitió extrañado.

—En efecto. No todos tienen la oportunidad de ir a una prestigiosa universidad con todo pagado, y una encantadora compañera a tu lado. Claro, sin mirar a otras opciones.

Gilbert Blythe parecía estupefacto, ¿Acaso le estaba reclamando algo?

—Sí. Es un sueño hermoso —le respondió con la misma brusquedad.

—Supongo que pasaste mucho tiempo pensando en París.

El muchacho frunció el entrecejo. Anne estaba empezando a molestarlo.

—Anne, te he visto enojada muchas veces. ¿Te dije algo malo? —sus manos se elevaron —Porque no te comprendo.

Anne apretó su mandíbula, ¡La carta! La carta donde ella le confesaba sus sentimientos.

—Fuiste tan descortés en ni siquiera responderme con una sola palabra coherente.

—¡No sé de qué estás hablando!

—Sabes bien de qué estoy hablando.

Gilbert y Anne se miraban con enojo.

Uno no tenía idea de que era lo que le estaban reclamando, y la otra no paraba de tirar indirectas.

Anne le dio la espalda y caminó en círculos. Finalmente quedó de nuevo frente a él y con voz exaltada le dijo:

—¡Te escribí una nota donde digo que estoy enamorada de ti! Pero ahora resulta que no le tomaste importancia.

Gilbert meneo la cabeza y entrecerró sus ojos.

— ¡Yo nunca recibí tal nota! ¡Nadie me dijo nada!

Y hubo un silencio. Un incómodo silencio. Anne se llevó sus manos a la boca. ¿Había exagerado?

El muchacho suspiró y ya con más serenidad trató de calmar a Anne.

—No leí alguna carta tuya. No voy a ir a París. Y no me comprometí con Winnie. Mi corazón y mi mente estuvieron en un grave dilema. No podía decidir y sé que fue arriesgado. Winifred; ella es una buena mujer y le tengo muchísimo cariño pero... no es amor.

En ese momento Gilbert tomó con delicadeza las manos de Anne. Mientras que ella abría sus ojos sorprendida, un nudo se le formaba en la garganta. Estaba tan sonrojada.

—Anne; tus sentimientos son correspondidos. Porque yo también estoy enamorado.

Las palabras de Gilbert solo hicieron que ambos corazones latieran aún más rápido.

Después él acarició la mejilla de ella y le dio un pequeño beso en la mejilla. 

 

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One shots 💖 Anne with an e✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora