🇦🇷Capítulo 37🇦🇷

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Narrador omnisciente

- ¡Vení acá!

- ¡Buenos aires, Pará!

El hijo mayor del albiceleste estaba siendo detenido por dos de sus hermanos, los cuales eran Formosa y Santa Fe, cuando el argentino terminó de hablar con los dos mayores, a la salida los esperaban sus hijos, los cuales no estaban muy contentos que digamos.

- ¿Y ustedes que hacen acá?- El argentino estaba muy confundido por la repentina llegada de sus hijos.

- Magia- El cordobés había tomado de los hombros a su hermano mayor para intentar tranquilizarlo.

- Dale, dejen de joder- Se cruzó de brazos mientras los dos mayores, los cuales estaban detrás suyo, se miraban confundidos entre sí.- ¿Cómo llegaron acá tan rápido?

- ¡Eso no importa!- El mayor se logró zafar del agarre de sus hermanos y se dirigió directamente hacia las personas que estaban detrás de su padre. 

- Che, che, pará- Su padre se interpuso y le bloqueó el paso a su crío, el cual estaba echando humo por los oídos.- Buenos Aires, no.

- ¡Buenos Aires las pelotas!- En un intento por apartar a su padre para desquitar todo su odio hacia los mayores que estaban retrocediendo de manera algo asustada, el albiceleste lo abrazó por la espalda mientras hacía fuerza hacia atrás, logrando retener a su enfurecido hijo.

- ¡¡Pará un poco, Pelotudo!!- Le gritó su padre. El hombre de pelo gris desvió la mirada mientras arqueaba las cejas, ver la pelea entre su país y sus hijos le daba un sabor amargo en la boca.

- A ver, chabón- Tierra del fuego le dió un golpe en la cabeza a su hermano, el cual estaba intentando librarse de su padre.- Cálmate un poco.

- ¡Me calmo las pelotudas, gil!

- ¡Eh gato! ¡Contéstame bien!

- ¡Obligame, conchudo!

- ¡No empiecen a pelear ahora!- El portador del sol le gritó de manera enojada a ambos engendros, mientras estos solo chistaban la lengua.

- No importa, Argentina...- Los hijos del menor, e incluso, él mismo, se quedaron sorprendidos mientras dirigían la mirada hacia el portador de aquella voz ronca que había tomado la palabra tan repentinamente, se trataba de Macri.- Tus hijos están en todo el derecho de enojarse con nosotros, fuimos unos estúpidos.

- ¿Disculpa?- La castaña estaba realmente indignada por como la había llamado el hombre frente a ella.- A mí no me metas.

- Tengo el derecho de hacerlo, ¿O acaso querés hablar de lo que pasó con Nisman?- Parecía de película, la mujer mayor de edad se exaltó y tosió disimuladamente mientras sus rodillas temblaban al recordar el tema con el abogado penalista argentino que alcanzó notoriedad por su intervención como fiscal en las causas vinculadas al atentado a la AMIA y como denunciante en la causa sobre Memorándum de entendimiento Argentina-Irán.

- Bueno, no hace falta ir a más detalles.- Se cruzó de brazos mientras evitaba miradas dudosas por parte de los demás presentes.

- Buenos aires, vos seguramente seas el más afectado y te entiendo perfectamente, si queres pegarme... Estás en todo tu derecho de hacerlo- Cerró los ojos mientras un gran suspiro salía de sus labios- No solo te hice daño a vos, o a tus hermanos, también se lo hice a su padre.

- Pero, Macri...- El mayor no dejó que el Argentino terminara de hablar ya que tomó la palabra rápidamente.

- No- Dirigió su mirada seria y frívola hacía el mayor de sus hijos y lo miró detenidamente.- Buenos Aires, si querés pegarme, hacelo.

La provincia mayor echó la cabeza hacia atrás mientras miraba a su padre por el rabillo del ojo, el argentino un poco decepcionado lo dejó libre, mientras llevaba ambas manos a su cintura y miraba a su hijo, el cual estaba apretando los puños.

Buenos Aires se acercó peligrosamente hacia el hombre mayor de edad, mientras lo agarraba peligrosamente del cuello de su camisa, pero para mala suerte de la provincia, al ser de menor tamaño, no podía alzar al hombre que estaba frente suyo con los ojos cerrados esperando el golpe, pero aún así, hizo el intento, lo cual obviamente fue en vano.

Pasaron varios minutos y Buenos Aires no hacía ni decía absolutamente nada, solamente se limitaba a mirar muy fijamente a los ojos del mayor, pero el contrario al no abrirlos no podía darse cuenta de la mirada penetrante que tenía enfrente suyo, sus hermanos, su padre y la mujer la cual estaba mirando detenidamente la escena, no decían ni una sola palabra, sólo esperaban la acción por parte del menor, la cual nunca llegó.

- No vale la pena- Lo soltó de manera brusca, lo cual provocó que la espalda del hombre con traje chocara fuertemente contra la pared.- Tómate esto como una mini advertencia, la próxima vez que alguno de los dos haga alguna pelotudez, no les voy a pegar...- Una mirada sombría apareció repentinamente mientras una sonrisa ladina se formaba en su rostro- Los voy a matar.

Los mayores sintieron un escalofrío recorrer su cuerpo al mismo tiempo, la castaña ubicó su mano en su pecho mientras daba largos suspiros, parecía que le estaba bajando la presión por el susto, pero por otro lado, el de pelo gris intentaba disimular el miedo que le ocasionó el hijo mayor del argentino.

- En fin, che, Pa.- Su expresión cambió drásticamente al darse vuelta para ver a su padre con una sonrisa en su rostro y un leve sonrojo.- Te invito un Mac- Fue hacia su padre con toda la felicidad del mundo y lo tomó del brazo, mientras dejaban el lugar como sí nada. Al parecer el albiceleste no podía reaccionar y se dejó arrastrar por su crío.

- Che, ¿Y nosotros?- Chubut se puso entre medio de estos dos mientras agitaba los brazos fuertemente.

- Si quieren vengan, pero cada uno se paga lo suyo.- Le sonrió de manera victoriosa mientras jalaba nuevamente el brazo de su padre, el cual estaba soltando leves risas al ver la actitud tan infantil por parte de sus engendros.

- Dale, wuacho- El cordobés dió un brinco mientras adelantaba el paso, a su vez fue seguido por tierra del fuego y Neuquén, quienes fueron los primeros en salir por la puerta.
Pero cuando era el turno del argentino, un hombre vestido de traje chocó accidentalmente con él.

- Uy, perdón- El menor se disculpó rápidamente mientras le sonreía al hombre enfrente de él, de forma un poco apenada.

- No importa, fue mí culpa después de todo- El contrario estaba a punto de irse pero se detuvo a ver detenidamente al país que tenía enfrente suyo.- ¡Argentina!, Discúlpame, estaba en las nubes, estoy muy feliz de trabajar con vos.- Le estrechó la mano de forma amigable mientras el menor correspondía un poco extrañado.

- Emm... ¿Te conozco?

- Dentro de poco nos vamos a conocer mejor, ya me tengo que ir, un placer hablar con vos por lo menos un rato- Pasó al lado suyo mientras apuraba el paso.

- ¡Espera!- El hombre mayor se dió vuelta mientras miraba al país de menor tamaño- ¿Cómo te llamas?- Una sonrisa apareció en el rostro de aquel señor con barba, mientras le respondía de la forma más alegre posible y dejando en duda al argentino, el cual quería saber más.

- Alberto Fernández.

Una vez dicho esto, se retiró sin decir más, el albiceleste un poco extrañado y con ciertas dudas, también hizo lo mismo, y se fue con sus hijos a pasar una linda tarde en familia, pasar tiempo con ellos es muy agradable.


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✪Sᴏɴʀɪsᴀ Fɪɴɢɪᴅᴀ✪  [CountryHumans]  ||Watty2020||  ||Mᥱxᥲrg ყ Chιᥲrg||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora