🇦🇷Capítulo 27🇦🇷

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Narrador Omnisciente

El Español se encontraba corriendo desesperadamente con su hijo en brazos, quería que todo esto fuera un sueño, un estúpido sueño en el cual despertaría en cualquier momento, le dolía ver a su niño de esa manera, se veía tan vulnerable en ese momento, tuvo que hacerle caso a Uk cuando era el momento, ahora ya es tarde, un montón de imágenes algo bizarras de lo que le podría llegar a pasar a su hijo se le cruzaron por la cabeza, mientras su respiración se agitaba cada vez más y corría aún más rápido, trataba de ignorar todo pensamiento pesimista que se le aproximaba a la mente y quería concentrarse en su pequeño niño, no le importaba nada más.

- Perdóname, Argentina...- Los ojos del español poco a poco comenzaban a aguarse y no pudo contener el llanto, su boca tenía un sabor amargo y por culpa de las lágrimas su vista se empezaba a nublar y se le dificultaba ver el camino, pero gracias al cielo sus ojos pudieron divisar un auto lujoso de color negro, era el auto de CIA, su trote disminuyó poco a poco y se detuvo por unos instantes para tomar al argentino con un solo brazo mientras que con el otro abría la puerta, una vez ya abierta volvió a cargar al menor para seguidamente ponerlo de forma delicada en el asiento de atrás, miró cada mínimo detalle de su rostro, las lágrimas no dejaban de salir.

No podía mostrarse débil en esta situación, tenía que ser lo suficientemente fuerte para proteger a Argie, se llevó sus manos a sus llorosos ojos y con la yema de sus dedos limpió delicadamente cada una de esas gotitas cristalinas que iban cayendo. 

- ¡¿Listo?!- Ante aquel grito pegó un leve salto por el susto que le había ocasionado el Policía de gafas oscuras, se le había olvidado rotundamente que el contrario se encontraba corriendo detrás de ellos.

- ¡Gillipollas, joder que susto...!- Se llevó la mano al corazón para mirar con el ceño fruncido al contrario mientras este solo rodaba los ojos de manera frustrada, el país de colores Rojo y amarillo cerró con algo de fuerza la puerta de aquel vehículo y se encaminó a la puerta del copiloto, una vez allí se sentó y cerró la puerta de manera brusca mientras le indicaba a CIA, en donde quedaba el hospital más cercano.

- Las puertas no son de diamante- Mencionó de manera enojada mientras arrancaba el auto y seguía cada una de las indicaciones que le decía el Mayor.

Pasaron un par de minutos y la agencia ya sabía que caminos y rutas tomar, el español le había explicado muy bien, pero por desgracia, eso provocó que entre ellos dos haya un silencio algo incómodo, el español, al igual que la Agencia, querían romper el silencio, pero no sabían cómo.
Después de un largo tiempo, al español le surgió una duda y obviamente la curiosidad le ganó y no dudó en preguntarle al contrario.

- Oye, ¿Qué estuviste haciendo detrás nuestro todo este tiempo?- Preguntó el país transcontinental mientras miraba de manera curiosa y un tanto enojada a la Agencia central de Inteligencia.

- Bueno, recibí un llamada...- Una sonrisa nerviosa apareció en sus labios mientras se imaginaba a la mujer de su acompañante con un aura oscura rodeando su cuerpo y mirando con ojos asesinos al policía.
Un escalofrío recorrió su cuerpo al tener esa imagen en su cabeza, Italia era realmente aterradora en algunas ocasiones.

- Hostia tío, ¿Se puede saber con quién...?- Se cruzó de brazos en su asiento mientras su mirada de enojo hacia el contrario todavía se mantenía, hasta llegó a ponerlo nervioso.

- Estuve hablando con una asesina en serie- Su respuesta sorprendió al país transcontinental, logrando que sus ojos se abrieran como platos y arqueara una ceja en señal de no entender ni una palabra de lo que estaba diciendo- No importa, después te lo explicaré mejor, si aún sigo convida- Dijo con voz asustadiza y en un susurro audible a los oídos del español.- Llegamos.- El policía frenó el auto de manera brusca y sin aviso, lo cual provocó que el Español pusiera sus manos rápidamente en el asiento y su espalda se echara para delante por instinto, para evitar que se haga algún daño contra el vidrio.

- ¡¿Eres tontito?!- En un intento por tomar el cuello de la camisa del contrario para darle unos buenos golpes, el de menor altura se le había adelantado y bajó de manera rápida y exagerada del auto, mientras abría el asiento de atrás y sacaba al argentino, el cual seguía desmayado, lo cargó al estilo princesa.

Al tener las manos ocupadas, cerró la puerta lenta y suavemente con el pie, mientras dirigía su mirada al español el cual todavía estaba adentro del vehículo.

- ¿Esperas una invitación?- El gallego pudo reaccionar y movió rápidamente la cabeza para volver a la realidad, su hijo.
Bajó del vehículo y nuevamente cerró la puerta fuertemente mientras ignoraba las quejas del contrario.

- ¡Llevemos a Argentina adentro!- Abrió las puertas de aquel hospital y ambos se adentraron con el menor en brazos.
Tenía que salvar al argentino, tenía que salvar la vida de su pequeño niño, el mayor era totalmente consciente de que el albiceleste era lo suficientemente fuerte para soportar cualquier cosa, él sabía que su pequeña Colonia sería capaz de soportar cualquier atrocidad con ayuda o sin ayuda, el argentino era fuerte, pero esa fortaleza en algunas ocasiones se volvía una debilidad.

Incluso las personas más fuertes necesitan ayuda y apoyo de otra gente, y el argentino era una de ellas, necesitaba cariño, amor y apoyo, y si sus amigos no se lo daban, entonces se tendría que conformar con el amor de un padre, pero lo que el español no sabía, era que sus amigos sentían una leve atracción hacia el argentino y obviamente su situación les preocupaba mucho.
Todos tenían ojos puestos en la salud del pequeño portador del sol, estaban muy preocupados por él, pero el argentino no se daba cuenta de eso.


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✪Sᴏɴʀɪsᴀ Fɪɴɢɪᴅᴀ✪  [CountryHumans]  ||Watty2020||  ||Mᥱxᥲrg ყ Chιᥲrg||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora