14. Pánico

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Gulf abrió sus ojos lentamente al sentir un dolor en sus muñecas. Se encontraba en un una bodega vacía y oscura, estaba sentado en una silla con sus manos atadas por detrás, tenía un trozo de cinta tapando su boca, quería gritar pero no podía. Estaba temeroso, pero se sintió al borde de la muerte cuando los mismos hombres trajeados que entraron a su casa aparecieron frente a él.

—Veo que ya despertaste, niño.

Habló uno de los hombres, al parecer el era el líder, pues todos los demás estaban detrás de él como sus guardaespaldas.

—¿Sabes por qué estás aquí?

Unas lágrimas rodaron por las mejillas de Gulf, estaba desesperado.

—No te preocupes, no te mataré. A decir verdad, buscaba a Mercy, pero solo estabas tú, así que use mi plan B. 

El castaño tembló cuando el hombre quitó sus gafas de oscuras, pudo ver una gran cicatriz en el ojo de éste, se veía intimidante y peligroso. El mayor sacó su teléfono y abrió la cámara, en seguida comenzó a grabar un vídeo.

—Hola, querido socio. Espero y no te hayas olvidado de mí —sonrió ante la cámara—. Seré directo, acepta el contrato o tu querido compañero sufrirá las consecuencias.

El hombre giró la cámara hacía Gulf, mostrándolo todo indefenso en la silla. Gulf sudó frío cuando le acercaron una navaja y sin piedad la clavaron en su pierna. Gulf soltó un grito que fue acallado por la cinta de su boca. 

—Ahora ya lo sabes, apresúrate.

Gulf se retorcía de dolor en la silla, la navaja seguía clavada en su pierna impidiendo que la sangre brotara. Era un dolor inexplicable, toda su pierna ardía, sollozó casi sin energía, imploraba porque alguien llegara ahí para ayudarlo. Todos los demás hombres salieron de la bodega, dejándolo completamente solo de nuevo.

[...]

Mew y Jae iban de regreso al taller, el cliente los había entretenido más de lo esperado. Aprovechó ese rato para charlar con Jae sobre su ahora relación. Quizás había sido impulsivo y había tomado la decisión equivocada, pero no le importaba.

La notificación de un nuevo mensaje sonó en su teléfono, Mew iba conduciendo por lo que ignoró el mensaje, lo vería más tarde.

—Oye, Mew, ¿quieres hacer algo más antes de llegar al taller? —preguntó Jae desde el lado del copiloto.

—¿Cómo qué?

—Podemos ir a los bolos, nunca sales, mejor dicho, nunca salimos, creo que deberías despejar tu mente un rato de los autos y trabajo, vayamos a divertirnos.

Mew nunca se daba esos lujos, ¿divertirse? Eso no estaba en su vocabulario. Pero volvió a recordar a a Gulf, ese castaño divirtiéndose con Pavelnlo frustró. Necesitaba alejarse de Gulf hasta que ese sentimiento extraño de molestia cesara.

—Está bien, vamos.

Mew cambió su dirección hacia el único bar con bolos y billar que conocía. Al llegar estacionó su auto y dejó su teléfono dentro, lo de "divertirse" era muy en serio, no quería que nadie lo molestara.

Entraron y tomaron su par de zapatos, Mew reservó una mesa solo para ellos dos. 

—¿Entonces esto es una cita? —preguntó Jae emocionado.

—Somos pareja, por lo que supongo que sí.

Mew se sentía raro, pero no era del todo incómodo, Jae seguía siendo un buen amigo y siempre la pasaba bien a su lado después de todo.

Knock Knock - mewgulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora