21. Fragilidad

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Gulf

Después de una larga jornada de inducción por parte K, logré entender como funcionaba el negocio de Mew. Él tenía proveedores, los cuales se encargaban de conseguirle los autos y las partes necesarias. Después de eso, Mew vendía el auto al doble del precio original y dividía la ganancia en todas las cuentas pendientes. Una parte para los empleados, otra parte para futuras inversiones, compras y otra parte para el solo.

Vaya que me sorprendí cuando leí su estado de cuenta, era un hombre jodidamente millonario. Dinero sucio, pero hermosamente brillante. Y note perfectamente que Mew amaba gastar dinero, lo noté en su ropa de alta costura, en su colección de autos, en su gran casa, en sus vinos importados, entre otras cosas. Mew se daba la vida de lujo que todos desearían, pero desafortunadamente era lo único que lo hacía llenar el vacío en su corazón.

—Bueno, Gulf. Te enseñe todo lo que pude, pero creo que necesitarás también conocer sobre el trabajo manual. Eso se lo puedes dejar a Johnny, el te enseñara lo necesario, desde como cambiar aceite hasta como cambiar partes.

Asentí con una sonrisa y vi la espalda de K alejarse. En esos días lo había conocido mucho mejor y ya lo consideraba un amigo, pues todos en esa casa me dieron la bienvenida de una forma única. Para mí, Mew no dirigía solo una empresa, dirigía una hermandad.

—K —le detuve antes de que se fuera—. Yo realmente siento mucho lo de tu auto. 

—Esta bien, Gulf. No te puedo culpar, todos cometemos errores de novato. Una vez yo perdí un auto de Mew en una carrera —dijo seguido de una carcajada—. Debiste ver lo mucho que se molesto, creí que me iba a despedir.

—¿Hace cuanto tiempo lo conoces? —pregunté curioso.

—Hace seis años. Los dos éramos unos niños, nos conocimos en una carrera. Entonces me guió hasta su escondite y terminamos volviéndonos amigos, poco después me pidió trabajar con el.

Una sonrisa boba se formó en mi rostro. Como me hubiera gustado conocer a Mew antes, quizás nos hubiéramos vuelto así de cercanos también.

—¡K! ¡Tenemos problemas! —se escuchó la voz de Johnny desde el piso de abajo. Al instante K bajó y yo lo seguí.

Ambos nos detuvimos en las escaleras, los dos contemplando a Jae en el sofá de la sala. Estaba rodeado de hombres musculosos y entre ellos estaba Lenni. Nos miraron con una risa burlona y no entendimos nada.

—¡Jae! Demonios, tío. Estaba preocupado —dijo K mientras se acercaba al pelinegro.

Se detuvo de golpe cuando uno de los hombres le apuntó con un arma en la cabeza

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Se detuvo de golpe cuando uno de los hombres le apuntó con un arma en la cabeza. Entonces sentí la sangre helada. Le eché una mirada a Johnny, también tenía a alguien apuntándole. Maldita sea, ¿que estaba pasando?

—¿Jae? —preguntó K sin comprender nada. No parecía tener miedo, más bien parecía confundido—. ¿Qué demonios es esto?

—Seré directo. Me aseguraré de vengarme de lo que me hizo Mew. Así que no interfieran, ustedes me agradan, fuimos amigos después de todo.

Knock Knock - mewgulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora