40. Prejuicios

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Gulf

La sensación de triunfo es mucho más placentera de lo que pensé. Es incomparable la sensación de saber que ganaste, que lo conseguiste por ti mismo y de manera justa.

Creí que, al estar tras el volante, sería un blanco fácil para los demás, pero competir contra Pavel, mostró lo contrario. Ellos me ven como una verdadera competencia ahora. Pavel, un piloto de autos que consiguió merito gracias a sus habilidades en el volante, a quién le costó años llegar hasta donde está. A él, logré derrotarlo en una carrera.

K no se sorprendió cuando crucé la meta, parecía de verdad confiado en que yo lo lograría, él como ningún otro amigo, me ha apoyado para lograr mi sueño. Ve el potencial que los demás no ven en mí, al menos no ahora.

Una vez que mi herida fue tratada, subí nuevamente al auto. Samantha no se negó, estaba tan emocionada como yo.

—¿Listo, nene? —preguntó, recargándose en el marco de la ventana del auto—. No te lo dejaré fácil.

—Vine hasta acá para esto —dije con seguridad.

Samantha sonrió levemente y me besó la mejilla antes de caminar muy segura a su auto Koenigsegg CCX, un hermoso modelo que alcanza hasta 402 km/h, una locura para un simple mortal. A lo lejos, parecería demasiado auto para una mujer como ella, pero no. Para mí, ese auto es muy poco para Sam.

Sus botas rechinaron un poco en el suelo antiderrapante de la pista, su largo cabello se mecía de lado a lado con cada paso que daba, su esbelta figura destacada gracias a la ropa deportiva que usaba en esos momentos, le dio el toque final.

Busqué a K con la mirada, lo vi a lo lejos, en las gradas. Lo pillé observando la figura de Samantha subiendo al auto. Noté como soltó un suspiro y sonrió leventemente. Su simple mirada bastó para darme cuenta de lo mucho que la ama.

Esbocé una leve sonrisa. Me gustaba ver como la relación entre los hermanos mejoró desde mi salida de Toska, aunque me entristecía que Sam siguiera trabajando para ellos, me reconfortaba el hecho de que ellos dos ya no guardan rencores.

Sam parecía muy decida cuando dijo que ella misma se encargaría de saciar su deuda con Víctor y yo admiré muchísimo a K cuando dijo que respetaba su decisión. Fue algo inesperado para mí, ya que creí que él actuaría igual de impulsivo como Mew cuando se enterara de la verdad, sin embargo, no fue así en ningún momento.

K confió en las palabras de su hermana. Cuando le pregunté la razón, me dijo que ella es una mujer fuerte y segura, incluso más que él mismo. Que ella conocía a Víctor más que nadie y que sabría salir adelante, que ella siempre tiene un plan.

—¡Gulf! ¡Te aplastaré! —gritó cómicamente desde el interior de su auto.

Me reí por su tierna advertencia, aunque las piernas me temblaran debajo del volante y estuviera sudando frío. Pues mi experiencia como compañero de Sam, me ha dejado muy claro que es una buena corredora que hará lo necesario para ganar.

Antes de alinearnos en la línea de partida, me advirtió que usaría trucos sucios de Toska y que no sería gentil en ningún momento, debo admitir que tengo miedo. Con Pavel, la carrera fue amigable pero intensa, no usó trampas ni juegos, fue justo. En cambio, con Sam, sabía de antemano, que sería poco amigable.

Pavel y Sam son el lado bueno y malo de las carreras. Eso me ayuda a saber manejar ambas situaciones, ya que desconozco el tipo de corredor que es Mercy. Es decir, lo he visto correr varias veces, pero ninguna en serio, no se que trucos se tenga bajo las mangas.

El cronómetro comenzó a andar y apenas marcó la salida, ella y yo pisamos el acelerador al mismo tiempo. A diferencia de Pavel, ella se mantuvo detrás de mí, llevar la delantera tan rápido me hacía desconfiar, ¿cómo pude rebasarla tan rápido? Me costaba creerlo.

Knock Knock - mewgulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora