23. Penitencia

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Gulf

Era un día nuevo, se suponía que hoy comienza mi entrenamiento en este lugar horrible. Me miré en el espejo una vez más. Me veía como una persona diferente, mi mirada era triste y mis labios estaban resecos. Solo podía pensar en Mew. No soportaba el hecho de saber que lo engañé de esa manera. Salí con pocos ánimos de mi habitación asignada y caminé hasta la zona de entrenamiento.

—Hola, ¿Gulf cierto? —me giré en busca de la voz femenina.

Mis ojos se encontraron con una linda mujer, vestía ropa deportiva, unos pantalones holgados y una polera de color negro. A pesar de que sus ropas le quedaban flojas, podía ver que tenía cuerpo estilizado.

—Hola, si. Soy Gulf —hablé intentando no parecer nervioso.

—Soy Samantha —su voz era firme y un para nada aguda—. Supongo que Victor te habló de mí. Soy la entrenadora de aquí.

Por mucho que intentara entenderlo, no podía creer que Samantha fuera una corredora. ¿Qué hacía una mujer en un lugar así?

—¿Tú eres quien me entrenará?

—¿Qué? ¿Estás dudando de mí?

—No es eso, pero eres una mujer y-

No pude ni terminar mi oración, en un veloz movimiento, Samantha me sujeto del brazo y me lanzó al piso. Mi espalda golpeo el frío piso de madera.

—Odio que digan estupideces como esas. Soy mujer, pero no me subestimes, Gulf. Todos en esta casa me respetan.

—Lo siento —dije mientras me ponía de pie con algo de dolor.

—Sígueme, comenzaremos con el entrenamiento físico.

La seguí e hice todo lo que ordenó sin falta alguna. Comencé haciendo un poco de calentamiento y después comenzó el trabajo pesado. ¿Cómo era posible que una mujer tuviera más resistencia que yo? Me sentí un poco inútil.

Fueron dos horas de ejercicio, me sentía adolorido y exhausto.

—¿Por qué me entrenas? —pregunté sin aire—. Solo enséñame a correr y ya.

—De verdad no entiendes nada, ¿cierto? —preguntó con decepción. Negué—. Victor quiere corredores capaces, pero también quiere hombres fuertes, hombres a los que no les de miedo apuntar con un arma.

—¿Cuál es la razón de aprender a manejar armas? No tiene sentido.

—Las carreras y el peligro son un solo hilo, Gulf —explicó mientras vendaba los nudillos de sus manos—. Cuando te involucras en el peligro, debes prepararte para todo tipo de problemas. Victor es un hombre que dirige no solo Toska, sino toda una rama de la mafia. Las carreras no son lo único que le da dinero.

Samantha parecía ser una mujer mucho más abierta de lo que creí. Al principio pensé que era de pocas palabras, pero justo ahora estaba teniendo una buena conversación con ella, lo que me llevó a ser más curioso.

—¿Cómo llegaste aquí?

—Era corredora profesional, pero un malentendido destruyó mi reputación. Necesitaba dinero y ya no tenía trabajo, así que me uní a Toska.

—¿Sólo eso? Creí que había sido más... complicada tu llegada.

—Solo te hice un resumen, Gulf. Pasé por muchas cosas antes de llegar aquí.

Exhale algo cansado, al parecer todos llegaban a Toska a través de una forma difícil. Y yo no era la excepción.

Era un chico sencillo, con vida normal que se le pasó la pizca de curiosidad. En mis veintiún años de vida, jamás pensé que terminaría involucrado con una mafia.

Knock Knock - mewgulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora