29. Ardiente

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Mew

Un dolor punzante en mi cabeza me despertó. Tallé mis ojos un poco intentando adaptarme a la luz solar que entraba por la ventana. Recordé que me pasé de copas y al instante giré mi rostro al tiempo que me incorporaba en la cama, miré la espalda descubierta de mi acompañante, solo una parte de su cuerpo cubierto por una sabana blanca. En el suelo de la habitación estaban nuestras ropas regadas por doquier, me maldije por la atrocidad que había hecho y tomé mis boxers junto a mis otras prendas. Me vestí con rapidez y salí de la habitación.

Me estaba volviendo loco, inclusive me acosté con una mujer. Todo por Gulf, la desesperación de olvidar a ese moreno me estaba sacando de mis canales. Subí al elevador y revisé mis llamadas, tenía diez llamadas perdidas, cinco eran de K y las demás de un número desconocido.

Devolví la llamada a mi amigo y al instante contestó.

¡Maldito seas, Mew! ¿En donde estás? —la voz gruñona de K sonó tras la línea.

—Estaba ocupado, ¿qué quieres? —respondí lo más cuerdo que pude, pero mi reseca era totalmente notable.

¡Es esa estúpida! —arrugué la cara y alejé el teléfono un poco de mi oreja—. ¡Ella me vino a buscar!

—¿De quién hablas, K?

¡De Samantha! Ella vino anoche totalmente ebria.

Me quedé un momento de silencio intentando procesar la información.

—¿Por qué te fue a buscar? ¿Dónde está ahora?

Esta aquí... en tu casa. Está durmiendo en la habitación de invitados. Gulf también está aquí, será mejor que llegues pronto.

El teléfono se resbaló de mis manos y sudé frío, tomé una bocanada de aire y aprete mis puños con enojo. No puedo describir las emociones diversas que me dominaron, sentía coraje, pero a la vez miedo de volver a ver.

[...]

12 horas antes

Gulf

Justo como Jae me lo pidió, justo ahora me dirijo a una competencia cerca de un barrio desierto. Esta vez debo ganar, si pierdo Víctor juró que me cortaría toda la espalda con un cuchillo, cosa que por supuesto no quiero. El estrés me esta domando, me siento exhausto y presionado. Aunque he mejorado notablemente en conducir gracias a Samantha, aún me siento inseguro y novato.

Ella me acompañara, prefiero un millón de veces que me acompañe ella a que me acompañe Jae, Sam puede ser gruñona y estricta cuando se trata de competir, pero me divierto con ella. Tiene una onda rockera que me hace pasarla bien.

Justo ahora acabamos de llegar al lugar, el cual ya estaba lleno de autos y corredores mafiosos por doquier. Sam aparcó el auto y los dos bajamos con nuestros reconocidos uniformes de Toska, al instante muchas miradas de hombre urgidos se postraron sobre ella al tiempo que lanzaban cumplidos y uno que otro comentario vulgar y machista. Debía ser horrible para ella recibir todos esos comentarios sexosos, sin embargo, lo sabía sobrellevar muy bien, tan solo alzaba su dedo medio y apuntadaba a todos esos perdedores.

Me encontré cara a cara con quien sería mi contrincante esa noche, era un estadounidense bastante punk y musculoso. Soltó una carcajada cuando me miró, probablemente incrédulo de que yo fuera quien correría a su lado. Ignoré sus comentarios burlescos y simplemente me dediqué a el auto que Toska preparó para mí. Ajusté el cinturón de seguridad y acomodé los retrovisores.

—¿Seguro que puedes hacerlo, Gulf? —me preguntó Samantha mientras se asomaba por la ventanilla del auto.

—Aunque no este seguro, no puedo huir. Tu lo dijiste, gano o gano. No quiero que Víctor me haga dibujitos en la espalda con un cuchillo —Samantha soltó una carcajada y me dio ánimos. La verdad no me venía nada mal, necesitaba apoyo después de todo.

Knock Knock - mewgulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora