28. Fuego

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Gulf

Ha pasado un mes entero desde que llegué a este horrible lugar. Con cada día que pasa me acostumbro más, pero de igual manera, me olvido de quien era yo. He presenciado cada cosa en este estruendoso encierro. Con el tiempo que ha pasado, mis recuerdos de Mew se van desvaneciendo, no lo he visto desde entonces, tampoco he sabido nada de sus amigos. Intento que mis recuerdos de él se queden intactos, intento guardar los momentos que pasamos juntos de la manera más especial, pero me está costando trabajo. Siento que tengo la cabeza en otro lugar, siento que Toska me está consumiendo y pierdo el rumbo y razón del porque estoy aquí.

Samantha me ha enseñado algo verdaderamente valioso. En Toska comes o eres comido y ser un pusilánime no es opción para mí, estoy cansado de que todos se burlen y me pisoteen, de que me timen y de arruinar las cosas.

—¿Gulf? ¿Me estas escuchando? —La voz de Jae me sacó de mi trance. Podría olvidarme de mí mismo, pero nunca se me olvidaría lo mucho que odio esto.

—Sí, te escucho. —Respondí indiferente mientras jugaba con mi tenedor. El apetito se había ido.

—¿Entonces que dices? ¿Jugaras en esta carrera o no?

—¿Por qué no lo haces tú?

—Porque eres el Junior, desde que llegaste solo has corrido dos o tres veces. Es momento de que comiences a darle dinero a Víctor.

—Eso era porque estaba castigado. A penas hace una semana Víctor me levantó el castigo.

—Me da igual. Participaras y ganaras, si o si —dijo con coraje.

Solté un largo suspiró cansado y dejé mi tenedor. Joder, ese idiota ni siquiera me deja comer en paz.

[...]

Mew

Después de revisar una última vez los nuevos modelos que llegaron al taller, decidí tomar un poco de mi querido Whisky, el alcohol era mi mejor medicina. Los días seguían pasando y mis recuerdos de Gulf seguían intactos, ese castaño moreno seguía en mi cabeza día tras día para robarme el aliento. No sé nada él, pero deseo totalmente que se pudra en el infierno. Lo recuerdo con rencor y odio, porque si lo recuerdo con amor, entonces mi corazón dolerá.

—Es un placer hacer negocios con usted, Mew.

—El placer es mío. Si tiene problemas con el auto, por favor comuníquese conmigo.

—Claro que sí —dijo el hombre mientras estrechaba mi mano. Él era un cliente nuevo, bastante irrelevante—. Oh, por cierto, Mew. ¿Usted hará algo en la noche?

—¿Por qué la pregunta, señor?

—Hoy habrá una cena de gala por el aniversario de nuestra agencia de carreras, sería un honor tenerlo como invitado —sonreí con gusto.

—Agradezco su invitación, pero no creo que pueda asistir.

—Ah, vamos, Mew. ¿De verdad está rechazando mi invitación? —el hombre fingió un gesto de indignación y llevó la mano a su pecho afligido.

—Usted sabe que no, pero realmente no soy muy sociable. Mi vida se limita a los autos y a mi negocio —me encogí de hombros.

—Entonces tómelo como una oportunidad para despejar su mente del trabajo. Seguro conoce a una linda dama también —reí—. Si cambia de opinión, lo espero en el hotel Gravity a las ocho de la noche. Por favor venga de gala.

Asentí con mi mejor sonrisa y esperé a que el hombre se diera la vuelta para dejar de sonreír. Mis mejillas dolían, el gesto más hipócrita que jamás hice. Saqué mi teléfono para ver la hora, apenas marcaban las cinco de la tarde. Realmente no iba considerar ir a esa fiesta, pero por otro lado quizás era buena idea para librarme un poco de mi estrés. El trabajo me tenía agotado.

Knock Knock - mewgulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora