41. Los hermanos

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Samantha

Se siente bien volver a formar parte de algo. Recuperar la relación con mi hermano no ha sido fácil, en algunos momentos ninguno de los dos sabe con exactitud qué decir, pareciera como si evitáramos hablar del pasado, a pesar de ser la única cosa que tenemos en común.

Los recuerdos.

—¿Fue difícil? —me preguntó sin despegar la vista de la carretera—. Ya sabes, llegar a Toska.

Me encogí de los hombros, bastante cohibida por su pregunta. A mí nunca me gustó demostrar mis emociones, ni el cómo me sentía. Gulf ha sido la única persona que ha visto mi lado pusilánime en lo que respecta a mis debilidades.

—Bastante.

K soltó un suspiro y después orilló el auto en la carretera y apagó el motor. La noche nos invadió, al estar en los suburbios, en medio de una carretera desierta, no había otra iluminación más que la luna. El silencio se sentía agradable, él y yo permanecimos un rato en silencio, siendo consumidos únicamente por la música ochentera que salía de la radio.

Me recordó los viejos tiempos, cuando éramos más jóvenes y disfrutábamos robarnos el auto de papá en medio de la madrugada para ir a beber en algún lugar en las montañas, mientras creábamos nuestro propio karaoke con canciones de Interpol.

K y yo sonreímos cuando una canción tan conocida sonó de pronto. Justo como una coincidencia. Subí el volumen a Complications y comenzamos a mover la cabeza siguiendo el ritmo.

Surveillance we've seen it all again... —comenzó a cantar.

Frame by.... For real man, look at your 75 —continué y él sonrió satisfecho.

—Echaba de menos esto —sonrió.

—¿Qué? ¿Cantar como adolescente desafinado? —reí.

—Cantar como adolescente desafinado, pero junto a Sam.

Hicimos contacto visual y poco después echamos a reí como estúpidos. Saqué una cajetilla de cigarrillos de la guantera y encendí uno, inhalando el humo de tabaco, no solía fumar mucho, pero ese día lo ameritaba.

—Kayden, ¿qué crees que pase con Gulf?

Él respiró hondo y echó la cabeza hacia atrás en el respaldo, se llevó también un cigarro a la boca y lo encendió. Permaneció un momento callado, pensando en su respuesta.

—Él es un increíble corredor.

Fruncí las cejas un tanto sorprendida por su opinión tan sincera, K nunca mentía y era muy honesto con todo lo que pensaba. Aunque no me esperaba esa respuesta, no dude de ella, yo más que nadie, lo había visto con mis propios ojos. Desde que Gulf llegó a Toska, fue el flanco de atención de los demás, no por ser el novato, sino por ser el que más pasión tenía. Su objetivo poco a poco se fue puliendo, al punto de ser el más comprometido de ahí.

Víctor lo apreciaba, no como corredor, sino como persona. Pues él llegó a hablar varias veces en privado conmigo para exponerme sus planes a futuro para Gulf, le veía potencial como a nadie más.

—¿Buen corredor? ¿No crees que es muy pronto para decir eso? —cuestioné un poco incrédula. Quería escuchar sus razones.

—Tú lo viste. Es un diablo al volante —dijo—. Veo un futuro grande en él. Los corredores han perdido algo importante, la pasión por lo que hacen. Muchos de ellos disfrutan correr solo por las recompensas, han puesto a el dinero como su objetivo principal, Gulf no es así. A él no le importa el dinero.

Knock Knock - mewgulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora