15. Frenesí

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—Lo siento, Jae. No puedo hacer esto.

—¿Qué? ¿De que hablas, Mew? Dijiste que...

—Jae, lo siento mucho, yo... sigo pensando en Gulf.

—¿Es una broma?

—Perdón, te juro que intenté dejar de pensar en él, pero no se que me pasa, yo quiero intentarlo contigo, pero...

—Mew, si no te gusto es eso y ya. No busques excusas.

—Jae, esto es tan raro —Mew dejó caer su cabeza en el hombro de Jae, éste aún seguía a horcajadas sobre su regazo.

—Te arrepentirás de esto.

Jae se alejó del pelinegro y salió rápidamente del auto. Mew era un idiota, seguro que sí. Y por supuesto que se arrepentiría de haber jugado con él.

—Jae, sigues siendo mi amigo, de verdad lo siento.

—Desafortunadamente yo ya no puedo verte como uno.

[...]

Mew encendió el auto, seguía enojado y confundido a causa de Gulf, pero no le importaba, obligarse a estar con él no era la manera correcta de borrar sus emociones.

Eran las 12 a.m. El iba camino al taller después de un largo día con Jae, después de todo no podía mentir en algo, se había divertido.

En medio de la carretera se topó con un auto bastante conocido, el cual se emparejo al instante. Mew detuvo su auto y bajo al igual que el otro conductor, era Lenni.

—Vaya, vaya. Qué coincidencia encontrarnos aquí —habló Lenni—. Qué raro... te ves perfectamente bien, ¿sabes? Mi jefe se sintió algo triste cuando no te presentaste, estaba tan decepcionado de que hayas rechazado el contrato —dijo mientras encendía un cigarrillo.

—¿De qué jodidos hablas, Lenni? 

—¿Qué? ¡No puedo creerlo! —soltó una carcajada—. Dios, tu empleado está en el hospital y tú te ves tan relajado, creí que ese chico era especial para ti.

—¿Qué?

—Espera... no me digas que ni siquiera lo sabes —Lenni reía sin parar—. Ahora entiendo porque no fuiste. Gulf se debió sentir tan solo y asustado... —chasqueó la lengua—. Dices ser el jefe pero ni siquiera estás al pendiente de ellos, mal, muy mal...

—¡¿De qué jodidos hablas, Lenni?!

—Mi jefe te buscó para hacer negocios, pero tú el muy idiota ni siquiera revisó el mensaje y por culpa de eso Gulf recibió las consecuencias —dejó caer el cigarrillo al piso y subió a su auto.

—¡Maldita sea! —Mew maldijo y subió a su auto.

Era un jodido tonto, un muy gran idiota.

Arrancó al mismo tiempo que Lenni, y hizó una llamada al mismo tiempo.

—Hey, K, ¿sabes algo de Gulf? ¿Donde esta? —Mew hablaba agitado sosteniendo el teléfono con una mano y el volante con otra. 

Lenni comenzó a acelerar y a interponerse en su camino, debía ser una broma

¡Mew! ¡Dios mío! ¿Estás bien?

Knock Knock - mewgulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora