22. Inmunidad

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Mew

Apenas recibí la llamada de K, me dirigí en busca de Jae. No sabía que estaba tramando, pero era claro que lo hacía por una sola razón, vengarse por lo que le hice.

Llegué a la casa Toska, ese lugar era el hogar de los corredores mafiosos. Ese clan era dirigido por el mismo hijo de puta que secuestro a Gulf y lo lastimó, ese viejo que quería conseguir un contrato conmigo. Me sentí traicionado cuando supe que Jae se había aliado con ellos, maldito.

Caminé por un pasillo siendo escoltado por unos hombres armados. Pude ver al final del pasillo a Lenni recargado en la pared fumando un cigarro. Esbozo una sonrisa macabra cuando me vio.

—Mew, hola querido. Nos volvemos a ver —dijo con gracia—. Me preguntó que te trae por aquí... —habló con sarcasmo.

—¿Donde esta Jae? —dije con poca paciencia.

Me hizo una seña indicandome pasar a una habitación, la cual parecía ser una oficina. Pude ver a Jae sentado en uno de los sofá de cuero, a su lado se encontraba el viejo que secuestro a Gulf, Víctor.

 Pude ver a Jae sentado en uno de los sofá de cuero, a su lado se encontraba el viejo que secuestro a Gulf, Víctor

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—¡Mercy! Hola, hola —dijo Jae.

—¿Donde está Gulf?

—Primero toma asiento y conversemos un rato —habló Victor.

—¡No tengo tiempo para juegos! ¿Qué demonios haces, Jae? —pregunté lleno de enojo—. ¿Y Gulf?

Jae y Víctor rieron con ganas.

—Tranquilo, Mew. Gulf esta bien, la verdad no planeabamos lastimarlo —Jae tenía una mueca de satisfacción en su rostro.

—Gulf nos comentó que quiere trabajar con nosotros —dijo Víctor—. Al parecer su aburrido vecino no lo quería enseñar a correr, que lástima.

—¿De que demonios hablas? —apreté mis puños en busca de paciencia—. ¡Gulf jamás tomaría una decisión tan estúpida!

—Lo hice. Ellos hablan en serio.

Me giré en busca de la conocida voz. Era Gulf. Entró tranquilamente en la oficina, su mirada era inexpresiva, no lo comprendí. Parpadeé un par de veces intentando encontrar sentido a sus palabras.

—Gulf... ¿estás bien?

—Estoy bien, Mew —caminó con pasos dudosos y tomó asiento en los costosos sofás.

—Gulf, no es momento de bromear. No sabes lo que dices... —mis palabras eran inseguras. ¿Gulf hablaba en serio? Imposible.

—Ya no trabajaré contigo, Mew. Puedes sentirte liberado de mí. Ellos me enseñaran a correr.

Retrocedí unos pasos hacia atrás. Todo era tan repentino, quizás solo era un mal sueño.

—Gulf, basta. Vamonos, ya no bromees.

Knock Knock - mewgulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora