Capítulo 07

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— ¡Mamá ¿conoces a esa chica?—. Taylor estaba de compras en el centro con su madre. Haciendo algunos pagos y comprando cosas, más que nada supuso que era una artimaña de su madre para pasar tiempo juntas y que ella saliera de casa para algo más que solo ir al hospital.

Iban saliendo de un supermercado cuando Taylor vio del otro lado de la avenida una cabellera castaña muy familiar. Una chica alta con una férula de escayola en un brazo y acompañada por un hombre de cara mal humorada.

— ¡Taylor!—. Taylor había hablado de la nada tocando el hombro de su madre y tratando de señalar con la cabeza pero en el gesto asustó a su madre que dio un brinquito y soltó una de las bolsas de compra.

— Lo siento—. Taylor ayudó a su madre, levantó con la mano sana la bolsa y se la dio rápidamente de tal manera que pudiera vislumbrar todavía a la chica.

— ¿A quién te refieres Taylor?—. Su madre estiró el cuello en un intento para enfocar entre la multitud de personas a alguien que encajara con la descripción que Taylor le estaba dando.— ¿La que va vestida con el suéter amarillo?

— Sí —. ¿Quién se viste con amarillo? Definitivamente no le gustaba el color.

— No lo sé Taylor...— Sonaba dudativa y de pronto adoptó un aire apresurado.— ¿Por qué quieres saber?, ¿dónde la has visto?

— En la clínica, va a terapia también, los lunes que voy ella está ahí — Contestó Taylor tratando de seguirla con la mirada.

— Oh—. Fue todo lo que dijo su madre.

— Ha sido muy grosera conmigo, no lo sé y aveces siento, presiento, .... No lo sé — No lo sabía. No sabía porque la molestaba y la intrigaba.

— Taylor, las personas son groseras y malas, cariño, igual y no es lo que piensas —. Habían empezado a caminar, Taylor se veía algo pensativa, y un poco desepcionada, la perdió por fin y siguió su camino al lado de su madre.

Era sábado, el lunes de nuevo iría a la clínica, y otra vez había la posibilidad de verla, Taylor había estado aislada, no parecía tener amigos, no hablaba con nadie más y en su interior querría entablar una conversación con ella, ya que parecía la única persona fuera de su familia con potencial para eso. A pesar de cómo se comportaba. Así de mala era su situación.

Siguieron viendo tienda por tienda, Taylor había descubierto su debilidad por los peluches, su madre no se había resistido y le había comprado un pequeño mono que ahora ya llevaba en una mano, le preguntó a su madre si no tenía alguna colección antes y si no era de comprar peluches por montón, pero su madre le dijo que en realidad no tenía muchos, solo un par y estaban muy viejos que tenía meses que se había deshecho de ellos cuando remodelaron la casa. Y que por esa razón su mamá no pensaba que fuera un gusto muy arraigado.

Taylor pensó como era posible aquello, ya sentía una pequeña obsesión con ellos y tenía el impulso de comprar muchos más mientras acariciaba el pequeño muñeco.

— Taylor ¡cuidado! —. Su madre le advirtió pero fue algo tarde, había topado de lleno con alguien asustándose tanto por la voz de su madre como del choque.

— Lo sien...— Taylor iba a disculparse, al mismo tiempo que recibía de manos de la persona con la que había chocado su pequeño peluche el cual se había caído segundos atrás. Pero para sorpresa de Taylor, unos ojos verdes y nerviosos, la miraban inquisitivamente. Era ella.

— Disculpen—. Dijo su madre por ambas. La chica tenía otra mirada, una un tanto nerviosa y desesperada, nada que ver con la actitud que había tenido antes, ja, Taylor tuvo su oportunidad para girar los papeles, le dio una mirada de desprecio y le arrebató casi de mala gana su peluche.

Quería decirle algo como fíjate por dónde vas, o ten más cuidado, pero ella era la que había sido despistada y en el fondo se avergonzó un poquito. Taylor no había reparado en el señor que iba a acompañandola, sólo había clavado sus ojos en la chica, tratando de verse seria e imponente, y ella también había clavado sus ojos en Taylor haciéndola sentir extraña, pero el encanto se rompió cuando dicho señor habló.

— Buen día Andrea, Taylor—. Se despidió de ellas recibiendo solo un asentamiento de cabeza por parte de su madre y la mirada perpleja de Taylor que luchaba por no abrir la boca y que se le desencajara la mandíbula, ambos castaños siguieron su camino, dejando a Taylor anonadada, y casi helada, notó que la chica bajo la mirada casi avergonzada se imaginó Taylor, antes de retirarse.

¿Qué? ¿Qué acababa de pasar? ¿Acaso eran conocidos de su familia? ¿Por qué sabía el nombre de su madre y el suyo? ¿Por qué aún sabiendo eso no la había saludado en la clínica las veces que se la había topado?

La cabeza empezó a dolerle, recordó todas las veces que el señor fingió no verla, las veces que la chica la vio feo, le volteó la mirada y la escudriñó como bicho raro. ¡Por supuesto que debía estar avergonzada! Ellos debían saber del estado de Taylor, ¿qué acaso era una oportunidad para comportarse de aquella manera con sabrá Dios que propósito?

— Mamá.

— Taylor camina, y ten cuidado.

— ¡MAMÁ!

— Taylor...— Dijo su nombre a modo de aviso, como si supiera lo que se avecinaba.

— ¿Quiénes son? ¡Es la chica!

— ¿Qué?

— ¡La chica que trataba de mostrarte!

— ¿Ella? —. Andrea fingió sorpresa.

— ¡¡¡Sí!!! No me ha dirijido la palabra y me mira de forma arrogante cuando me la topo ¿y ahora resulta que son conocidos? —. Taylor estaba hablando muy rápido y algo molesta.— ¿Quiénes son?

— Te dije que la gente es grosera cariño , no deberías....

— Pero nos conoce, como sabe mi nombre, o el tuyo,  ¿de dónde lo conozco? ¿O a ella? —. Taylor trató de hacer memoria pero no había nada. Llegaron a su camioneta y metieron las compras en la parte de atrás, eso hizo que al menos Taylor respirara entre sus preguntas.

— No importa cielo, como te habrás dado cuenta no son gente que valga la pena —. Dijo su madre cerrando la puerta y poniéndose el cinturón de seguridad y haciendo señas a Taylor que hiciera lo mismo. Pero no estaba de acuerdo, aunque hubieran sido groseros no podía etiquetarlos así como así.

— Mamá necesito saber... No recuerdo nada y trató pero...

— Taylor... —. Habló su madre un poco exasperada de nuevo a modo de advertencia que Taylor asumió que quería que lo dejará. Pero no iba a descansar hasta que su madre le dijera algo. No contaba con su memoria, alguien tenía que decirle algo.

— Mamá....— Con el mismo tono casi retándola.

— Su nombre es Kurt—. Empezó Andrea ya resignada.— Lo conocemos porque solía hacer negocios con tu padre. Pero hace mucho tiempo de eso, no tenemos una relación cercana a él.

— ¿Y ella?—. Taylor solo quería saber de ella, se sorprendió de ese descubrimiento. Y se descepcionó un poco saber que no eran cercanos a su familia.— ¿Cómo se llama?

— ¿Ella? Se llama Karlie... Sólo la había visto un par de veces antes.— Karlie. Grabaría ese nombre en su cabeza. Se sorprendió casi sonriendo al acariciar su nombre en su cabeza. Era un lindo nombre.

— ¿Y yo?—. Su madre no entendió a la primera el cuestionamiento.— ¿La había visto? ¿Hablado con ella?

Taylor no supo cómo interpretar el semblante de tu madre.

— No lo sé— Dijo finalmente —.Taylor frunció el entrecejo.— Fueron a alguna cena en casa pero no sé si platicaron o no.

— Entonces no éramos amigas—. Dejó salir casi en un susurro y con aire tristón.

— No—. Sentenció su mamá que había alcanzado a escucharla.

Taylor dejó el tema. Se sorprendió a si misma de estar descepcionada.

En el corazón se pertenece [Kaylor]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora