Capítulo 58

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Terminando el desayuno, Taylor se ofreció a ayudar a levantar la mesa, Karlie le dijo que no era necesario pero de igual forma se puso a recoger los platos, el teléfono del señor Kloss sonó entonces y el se disculpó y salió de la cocina dejándolas solas.

Estaban por terminar, Karlie lavaba los últimos vasos, cuando la ojiazul se acercó a abrazarla por detrás. La chica más alta se sobresalto un poco.

— Que rápido agarra confianza señorita Swift —. Dijo riendo la de ojos verdes girando su cabeza para ver a Taylor. Que brillaba con algo nuevo en sus ojos.

— No estoy haciendo nada malo Karls, solo quería abrazarte —. Y así era, Taylor se aferró a ella unos segundos hasta que cerró el grifo de agua y se giró.

La ojiverde colocó las manos de Taylor al rededor de su propia cintura y la abrazo por los hombros para acercarse y darle un beso suave en la nariz, luego en la frente, arrancándole pequeñas sonrisas a la rubia. Terminando por besarle los labios.

— ¿Dormiste bien? —. Preguntó, y Taylor se sonrojó porque notaba en su rostro y en su voz y entonación que no era una pregunta simple e inocente. Recordó lo que había pasado la noche anterior y se avergozó ligeramente.

— ¡Kloss!

— Okey rubia ya ya —. Karlie la tomó de la mano, dejó de molestarla y se dirigieron a la sala.

El papá de Karlie seguía hablando por teléfono, mientras ellas estaban viendo algo en la televisión, Taylor tenía su cabeza recostada en el hombro de su ahora novia y sus manos estaban entrelazadas, después de la charla que le había dado el señor Kloss no sentía pena por las muestras de afecto que pudiera tener con Karlie.

Taylor volteó hacia donde se oían los pasos acercarse, el señor Kloss tenía una mirada que no podría descifrar pero que la preocupó un poco, el suspiró antes de tomar asiento frente a las chicas.

Ante ese gesto ambas se tensaron. Taylor más.

― Era tu madre. ― Dijo refiriéndose a la llamada que había estado atendiendo. El nerviosismo invadió a ambas y Taylor casi ignoro el hecho de que su madre tuviera el número del papá de Karlie y además de que se atreviera a llamarle.

Luego recordó que al parecer su madre le había estado dando noticias de ella cuando estaba hospitalizada para que se las pasara a la castaña, así que no le pareció del todo extraño.

Bueno no hacía falta adivinar que debía estar algo preocupada y si no preocupada, al menos curiosa sobre donde se encontraría.

― ¿Su padre ya sabe? ―. Karlie se incorporó de golpe dejando notar algo de pánico. Taylor no se atrevía a hablar pero sin duda había querido hacer la misma pregunta que ella. Y los segundos que él tardó en negar con la cabeza fueron eternos. Ambas dejaron salir un suspiro de alivio.

― No, pero tu madre dice que no cree poder cubrirte otro día que deberías regresar―. Dio seriamente dirigiendose a ella. Taylor se abrazó a si misma. No le agrada la idea pero pensó en que otras opciones tenía.

Se sentía de pronto muy cansada para seguir, quería quedarse ahí, y sobre todo quería que acabara todo. No le hacía gracia tener que regresar a su casa y fingir que todo estaba bien, tampoco le apetecía oír las disculpas de su madre. Se sintió abatida.

― No podemos dejar que se valla papá ―. La castaña sonaba algo desesperada y consternada como si fuera la peor idea del mundo. Y no estaba lejos de serlo. Taylor pensó que si su padre se había enterado también era buen mentiroso y bien podría estar fingiendo para no ponerla alerta y que regresara.

En el corazón se pertenece [Kaylor]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora