Capítulo 60

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— ¿Todo está bien? — preguntó Karlie a quien tenía en llamada.— ¿Estás bien?

— Si, todo está bien —. Apesar de decir eso no sonaba muy animada, suspiró mientras esperaba que Karlie hablara de nuevo...

— ¿Segura? ¿Qué sucede Tay? puedes contarme, ¿todo está bien? —. Insistió la castaña.

— Todo está bien, mamá me cubrió y... Todo está tranquilo como si nada pasara.

— Entonces que sucede —. La ojiverde suavizó su voz. Karlie podía adivinar que algo la entristecía, Taylor sonrió por la atención que recibía de la ojiverde.

— Creo que... Simplemente quiero estar contigo, no aquí. —. Confesó Taylor.

— Oh rubia, debes ser paciente, también te extraño.

— Es estúpido perdón.

— ¿Por qué iba a ser estúpido el que me extrañes?, no es nada fácil lo que te está pasando Tay.

— Lo sé pero ... Siento que no puedo estar aquí mucho más yo quisiera estar contigo y pensar sólo que tengo que verlo y oírlo soportarlo yo... —. Taylor realmente se sentía prisionera.

— Hey, solo debes darme tiempo, lo planearemos bien está vez. Cuando menos lo pienses estaremos paseando por Port Townsend agarradas de la mano y sin preocupaciones. Necesito que pienses en eso y en mí. Porque yo siempre pienso en ti.

— Te quiero Kar.

— Yo también rubia.

Taylor debía aferrarse a las promesas de los Kloss. A su amor y a Karlie. Se irían pronto. Debía confiar en ellos como se lo pidieron. Y aunque no estaba segura de a qué se refería el señor Kloss sabía que la ojiverde tenía su apoyo y estaba pensando en como arreglar la situación. Por las buenas o malas.

Tenía que guardar la calma y aferrarse no podía dejar en evidencia sus pensamientos y su aborrecimiento. Le habían llamado para cenar y pronto tendría que verlo.

Respirar y aguantar las ganas de clavarle el tenedor en el ojo.

****

Lo resistió unos días, realmente le costaba y se enfocaba en pensar en su novia pero ese día, no sabía como controlarse.

Había bajado como todas las noches al rededor de las ocho de la noche y aunque no tenía demasiado apetito no podía decir que no, todo tenía que parecer normal y algunas veces ya había fingido estar enferma, así que estaba algo obligada, los días anteriores había marchado todo bien, Taylor pedía poca comida y jugaba con ella gran parte de la cena, hasta que su padre se retiraba y ella podría imitarlo.

Todo transcurría en silencio, evitaba la mirada de su madre incluso, que tampoco se estaba esforzando en disfrazar su malestar y incomodidad. Taylor maldecía para sus adentros porque se estaba esforzando y no quería que su madre decidiera que era tiempo para revelarse y molestará a su padre, por más sorprendente que pudiera resultar.

Ese día, para sorpresa de la ojiazul su padre habló y ni siquiera se molestó en andarse con rodeos, simplemente se lo soltó así como así:

— He estado preparando un vuelo para ti —. Taylor que asustó primeramente por lo repentino que fue oírlo, y despues se preocupó por lo que había dicho, estaba llevándose un bocado a la boca que casi se atraganta.— Iras a Francia.

Abrió los ojos como platos y se aferró con mas fuerza al utensilio que tenía en la mano.

— ¿Qué? —. Su padre ni siquiera volteó a verla, el hombre también se había medito un bocado a la boca y no parecía que fuera a hablar hasta que le diera la gana y la espera mataba a la rubia. Pensó mil cosas en esos segundos.

En el corazón se pertenece [Kaylor]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora