— ¿Taylor podrías ayudarme por favor, cariño? —. Su madre estaba en la cocina, ella en la sala, sentada en el mueble fingiendo poner atención a la televisión, tenía la cabeza recargada sobre una mano y con ella se daba pequeños masajes, habían pasado dos días, ya se estaba mejorando, no había sido nada grave, pero estaba fastidiada, había perdido su cita con la psicóloga y ahora restaba casi una semana para ir, y ya que no salía a ningún lado, esa era su única distracción.
Aunque estaba pensando si no sería porque quería toparse con cierta chica y ver como se comportaba ahora que ella ya sabía que al menos se conocían de vista. — ¿Taylor, cielo?
— Ya voy —. Taylor esbozó una sonrisa, y se levantó del sofá. Su madre preparaba la cena, o más bien le ayudaba a la cocinera, la verdad parecía que tenía todo bajo control, pero había notado que tendía a incluirla en todo lo que hacía, y era normal, pero aveces se cansaba. Era difícil saber si su madre siempre había sido así, o estaba siendo atenta por su condición reciente.
Su padre llegaba alrededor de las ocho de la noche del trabajo, su madre llegaba a las cinco cuando salía que era más o menos la mitad de la semana, no necesitaba recordar para darse cuenta que su madre tenía un ritmo de vida pesado. Sumándole la amnesia Taylor se sentía inútil aveces. Si, tenía amnesia, no recordaba personas, situaciones, momentos, pero recordaba atarse las agujetas, peinarse y vestirse, no quería que la tratarán como una niña. Tenía veintitrés y si no recordaba nada quería ir descubriendo cosas por sí misma como un niño.
Estaba harta de estar encerrada.
Es por eso que se aventuró y le pidió permiso a su madre salir.
— No creo que sea buena idea Taylor.— Dijo dudativa Andrea.
— Por favor, me voy a volver loca aquí, solo iré a unas cuadras, recuerdo haber pasado un parque cuando veníamos de camino del centro el sábado —. Taylor señalaba la calle hacia el camino que tomaría.
— Taylor el parque está por aya—. Señalando su madre el verdadero camino. — No lo sé cariño.
— Solo iré y regresó, mamá por favor tengo veintitrés.
— Y la memoria de un niño de ocho—. Ouch. Pero en parte cierto.
— Pero.... ahhhgggg —. Refunfuño en voz alta.
— Prometo que un día de estos vamos, te mostrare algunos lugares diferentes y con suerte recordaras algunas cosas. Ahora ayúdame a poner la mesa.
Suerte. Taylor se preguntó si realmente todo era cuestión de suerte.
* * * *
Durante la cena todo transcurría con demasiada seriedad, Taylor podía oír cuando sorbían o tragaban. Se preguntaba porque era asi solo cuando estaba su padre. Bueno se daba una idea, apenas habían pasado como tres semanas y él no parecía muy cariñoso o apegado a ella. Siempre serio y seguro de si mismo.Tenía una idea, una mala idea para romper el hielo. Pero muy mala. Aún así se atrevió.
— Padre —. Por alguna razón creía que se oia más formal que solo papá o papi. Trago saliva cuando la seria mirada del hombre se dirigió a ella. — Yo...
— Taylor...— Sintió que su madre le gritaba con los ojos que NO como si supiera lo que iba a decir.
— ¿Si hija? — Su padre no mostraba mucho interés, regresó su vista al plato y tomó otro bocado de comida.
— ¿Crees que podría salir? ¿Al menos un rato? —. Estaba nerviosa, la mirada de su madre le decía la respuesta y la de él, ni se diga.
— ¿Salir? ¿a dónde?
— Al parque... No lo sé, a caminar... por ahí.
— ¿Justo ahora?
— Sí. — Dijo medio convencida Taylor. — No... digo... bueno, solo quiero caminar y conocer un poco el vecindario y ...
— No es buena idea Taylor.
Sí que lo es.
— ¿Por qué? — Taylor no vio el gesto resignado de su madre.
— Tu madre me ha dicho que no has tenido alguna mejora —. Eso le dolió, ¿qué acaso ese hombre no tenía tacto? Volteó a ver a su madre que evitó su mirada avergonzada y Taylor sintió una rabia correr por sus venas producto de todas sus emociones colisionando dentro de sí —. No creo que sea lo más adecua...
— Eso no es...
— Si lo es —. Sentenció su padre molestó por la interrupción.
— ¿Qué tan estúpida crees que soy que no podría recordar el camino de regreso si solo camino dos cuadras? —. Había explotado. — Solo estoy encerrada aqui en esa estúpida casa sin nada que hacer que me estoy volviendo loca.
— Deberías calmarte —. ¿Qué acaba de decir?
— ¿Sabes qué?, no necesito tu permiso —. Taylor se había parado de la mesa. — Quería ser obediente y agradecida. Pero ¿sabes?, ¡no te recuerdo! Creí que eso era lo que debía hacer, ¡pero no!, eres tan...... haré lo que se me pegue mi maldita estúpida gana, porque tal vez no tengo ningún maldito avance debido a que solo veo estas aburridas paredes y a ustedes.
Taylor dejó de gritar y se fue a su habitación ignorando los gritos molestos de su padre y azotó la puerta de su cuarto y justo cuando lo hizo estalló en llanto. No necesitaba recordar a su padre para saber que era controlador frío. O tal vez exageraba, pero asi se sentía.
Se tiró a la cama y tomó su diario. Anotó eso para el futuro.
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En el corazón se pertenece [Kaylor]
Hayran KurguAdaptación Kaylor de mi propia historia Vauseman Taylor tuvo un accidente, por el cual no recuerda nada, pero conocerá a Karlie, una nueva amiga que le ayudará a recuperar sus memorias, solo que cuando Taylor por fin lo haga no le gustará lo que le...