Capítulo 68

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Taylor se asustó apenas había leído el mensaje de Karlie y estaba tan ensimismada en sus propios pensamientos que no había notado el sonido de las sirenas que se acercaba cada vez más, para finalmente segundos después de leer el mensaje detenerse en la entrada de su casa.

Lo primero que se le vino a la mente es que el imbécil de su padre había estado al tanto de todo y había mandado a la policía probablemente para custodiar el inminente viaje hasta el aeropuerto y mandarla de una vez por todas al otro continente.

También probablemente estaban ahí para arrestar a Karlie, pero se relajó un poco sabiendo que ella no estaba cerca o al menos no en su casa y aunque no estaba segura de nada pasaban mil cosas por su cabeza y más desconcertada aún estaba por la calma que parecía tener su madre.

Enseguida vió una patrulla frente a su casa y su madre a diferencia de ella ni se sorprendió porque estuvieran ahí. Es más, Taylor pareció deslumbrar una pequeña sonrisa mezclada con algo de nerviosismo.

Pronto hizo que la rubia se metiera a la casa y le indicó que se fuera directo a su habitación, que enseguida haría que llevaran sus maletas. Taylor obedeció y cargo solo una con ella. Se dirigió por las escaleras hasta su cuarto y justo cuando iba entrando notó que tenía dos llamadas perdidas de su novia y alcanzó a contestar una que justo le iba entrando.

Habló con ella y aunque estaba tratando de averiguar qué estaba pasando confiaba en su palabra sabía que el señor Kloss y su madre habían estado tramando algo y ahora con la actitud que había tomado su madre apenas la policía había llegado le quedaba claro que lo habían hecho.

No se molestó en entender la situación, sabía que tenían intención de denunciarlo, pero ¿Tan pronto? ¿Estarían ahí para arrestarlo? Él ni siquiera estaba, pero no dudaba que aparecería.

¿Si iban a arrestarlo no era mejor esperar a que se lo llevarán? Sin embargo, no tenía la certeza de nada así que se limitó a decirle a la castaña que sí a todo lo que le dijo, giró hacia la puerta y vio a una señora de limpieza que venía con su otra maleta y la colocó en su habitación, susurró un pequeño gracias mientras ella misma terminaba de meterlas completamente ya que se encontraban en el umbral de la puerta.

Colgó el teléfono y dejó salir un gran suspiro junto con un gruñido de frustración. ¿Cuándo iba a salir algo bien?

Como antes había notado desde su ventana no se podía ver directamente hacia la entrada, así que no tenía por qué tener ningún problema en salir de ahí sin ser vista y ni por los policías ni por su padre si es que llegaba pronto.

El problema sería que no podría cargar con las maletas desde su habitación hasta el alero y luego hasta el balcón de la habitación continua y de ahí saltar encima de la barda. ¿En qué demonios estaba pensando Karlie?

Tendría que aventarlas al patio bajar y luego ¿Cómo haría para aventarlas por la barda de casi cuatro metros? No estaba segura de que el jardinero estuviera cerca, de hecho, ni siquiera estaba segura de que ese día le tocará ir a trabajar. Estaba aterrada y sus opciones estaban muy limitadas, pero había llegado tan lejos como para dejarse vencer a este punto si tenía que aventar las maletas o cargar las dos al mismo tiempo mientras caminaba por el angosto alero tendría que hacerlo.

Pensó en dejar algo de ropa probablemente sería más fácil si sólo cargaba con una, pero ambas tenían cosas esenciales, la maleta de sus pertenencias y la maleta donde tenía el dinero. La mayoría del dinero qué le había dado su madre.

No creía que hubiera pasado demasiado tiempo su madre le había asegurado que ella se encargaría de los agentes. Pero, lo dicho, desde su habitación no se lograba ver la entrada y ella nunca notó que enseguida de que llegaron los agentes también había llegado su padre y tampoco sabía que su padre había visto a una cuadra de ahí el auto de los Kloss y había reconocido a la ojiverde.

En el corazón se pertenece [Kaylor]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora