Celebración

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Emilio POV

El viernes por la mañana llegué a la empresa como cualquier otro día, tenía una reunión temprano con un grupo de inversionistas interesado en hacer negocios con nosotros, después tenía trabajo de oficina por las siguientes horas y saldría temprano para prepararme para la cena de esta noche.

Niko se encargó de la sala de juntas para recibir a nuestros clientes, Roy daría la presentación y yo estaría de apoyo para cualquier duda que surgiera, durante el día en más de una ocasión me vi revisando la hora, la curiosidad me tenía distraído, no dejaba de pensar en que sería lo que celebrarían en casa de los Bondoni, tenía claro que no era un cumpleaños, ni una graduación, pues Joaquín apenas debía ir en segundo año de preparatoria.

Al mediodía Nikolas entró a la oficina para entregarme un montón de papeles que acababan de llegar, abrí un par de ellos mientras él leía los memos del día, la junta había ido bien y la familia Vázquez estaba realmente interesada en cerrar el trato, nos veríamos dentro de dos semanas para firmar los últimos acuerdos.

―María llamó quiere saber cuándo puede pasar a recoger sus cosas del apartamento. ―la voz de Niko se volvió más seria al pronunciar su nombre, había pasado medio año desde nuestra separación, pero seguía siendo un tema complicado, en especial ahora que el rumor de que iba a casarse se había extendido entre nuestros conocidos.

María y yo vivimos juntos en un lujoso apartamento en el centro de la ciudad, el lugar me pertenecía, pero no había vuelto a vivir ahí desde que nos separamos, ahora me quedaba en la que en su momento fue la casa de mis padres, el lugar tuvo que ser remodelado para ser habitable de nuevo, ya que, tras la muerte de mi madre, mi padre no volvió a cuidar de la casa.

Tampoco habíamos hablado en largo tiempo, ella había cortado totalmente su relación conmigo y nuestra única forma de comunicación era Nikolas, ella dejaba mensajes con él y horas después el mismo se encargaba de responderle.

―Dile que puede ir cuando lo necesite. ―murmuré leyendo por encima los documentos que acababa de entregarme. ―La llave sigue siendo la misma.

―Ya no tiene la llave. ―fruncí el ceño levantando la mirada y él suspiró pesadamente. ―Puedo llevarle tu copia si quieres, le daré un día para vernos en el edificio. ―asentí sin darle mayor importancia, no quería saber porque no tenía su llave, ni tampoco tenía interés en verla de nuevo, no quería volver a sentir su aroma y saber que nunca fuimos lo que creía. ―De acuerdo, entonces lo único que queda es la cena en casa de Uberto ¿sigues con la intención de ir?

―Sí, creo que iré un par de horas, hablare con Joaquín y volveré a casa temprano. ―murmuré abriendo el segundo sobre que había llegado en el correo. ― ¿Eduardo no ha llamado?

Barquín tenía una de las empresas más rentables del mercado internacional desde hacía unos años, solía decir que los únicos que le dábamos batalla por los clientes éramos nosotros, no confiaba mucho en él, ni me gustaba su forma de trabajar, pero los acuerdos le venían bien a la empresa y mis abogados habían revisado cada cláusula del contrato para asegurarse de que nuestros negocios fueran limpios.

―Su secretaria llamo para preguntar cuando tenías un horario libre en la próxima semana, le di los días y horas que tenías, pero no ha vuelto a llamar. ―explicó rápidamente, asentí sacando el contenido del tercer sobre, era el último y de no ser algo urgente, podría irme a casa. ― ¿Vas a necesitar al chofer o iras por tu cuenta?

―Iré solo, no pienso beber. ―asintió de nuevo y se puso de pie. ―Si no tienes nada importante puedes irte a casa.

―Oh perfecto, me vendrá bien descansar un poco. ―exclamó sonriente. ―No olvides mi foto del niño Bondoni, la necesito para el debate del lunes.

CachorroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora