Dejaste que te marcara

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Joaquín POV

El resto del día lo pase en la cama, deseando que Lio llegará en cualquier momento para calmar el dolorcito en mi pecho, pero él no lo hizo, era la primera vez que estaba enojado conmigo, en toda mi vida jamás estuvimos molestos el uno con el otro, no sabía cómo actuar en esta situación.

Me esforcé por controlar el llanto con el pasar de las horas, esperando su llamada mientras la noche llenaba la habitación, manteniendo su nombre en la pantalla con la esperanza de que en cualquier momento brillara junto a la foto que le había tomado el día en que me enseñó a usar el teléfono, cuando llegó la media noche, comprendí que quizás no llamaría y mi omega se sintió herido por segunda vez en el día.

No sabía si me estaba ignorando para protegerme o si era porque seguía enojado conmigo, pero la duda me hizo nudo en el estómago, me cambié por mi pijama y volví a poner su chaqueta encima para sentirme envuelto en su aroma, salí de mi cuarto para ir directo al suyo y meterme bajo las cobijas de su cama, se sentía calientito e incluso podía fingir que él estaba en el baño o cambiándose de ropa mientras yo dormitaba esperándolo.

Bostecé un par de veces, sosteniendo el teléfono aun entre mis manos, deseando que si me quedaba dormido el sonido de su llamada me despertara, no debía hablar mucho, solo quería que volviera a hablarme con su vocecita dulce, que me dijera que me quería y que encontraríamos la manera de arreglarlo, pero todos esos deseos se desvanecían mientras cerraba los ojos.

Un aroma amargo irrumpía en mis sueños, algo familiar y lejano que me erizaba la piel en la oscuridad del cuarto, se sentía frío a pesar de estar bajo las mantas y la amargura encogía a mi omega temeroso, giraba mirando a mi alrededor en busca del dueño de ese aroma insoportable, pero en la penumbra no podía vislumbrar más allá de mis propias manos, hasta que las paredes se cayeron una tras otra, dejándome en mitad de un bosque, con grandes árboles que me impedían ver que tan lejos estaba de casa, aturdido y asustado trate de avanzar hasta el que creía sería el camino de regreso, pero al levantar la mirada me tope con esos ojos verdes que se había vuelto los dueños de mis pesadillas.

Mi cuerpo se tensó abrumado por lo cerca que estaba aquel personaje de mí, no podía ver su rostro, eran solo sus ojos brillantes en la oscuridad, observando cada pequeño movimiento de mi cuerpo, era más alto que yo e incluso sin ver su cuerpo podía sentir lo enorme que se vería a mi lado, era una sensación angustiosa que no me dejaba correr, aun cuando era lo único que quería hacer.

Dejaste que te marcara

Su voz se escuchaba como el gruñido de un animal, sus ojos mostraban resentimiento, lleve mis dedos a la marca en mi cuello sintiendo un dolorcito punzante en ella, dio un paso saliendo de entre los árboles y mis piernas no respondieron cuando trate de alejarme.

¿Cómo pudiste dejar que te marcara?

Tú eras mío, él solo te ha apartado de mi lado.

Un paso más, gotas empezaron a caer sobre nosotros y un trueno brillo en el cielo, quería huir, necesitaba correr, pero mis pies parecían estar clavados al suelo, su voz se volvía intolerable, la marca en mi cuello ardía mientras más se acercaba y me costaba trabajo respirar.

Lamento no haber llamado.

Su dulce voz tomó por sorpresa a mi omega, dejándome aturdido por un instante, lo sentía a mi lado, pero no podía verlo, así que comencé a buscarlo con la mirada ya que mis piernas seguían sin poder moverse, entonces su calor me envolvió como si estuviera entre sus brazos, y su aroma desvaneció el olor amargo hasta perderse en la nada.

CachorroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora