Estoy en celo

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Joaquín POV

No entendí todo lo que decían en la junta, no conocía muchos de los términos que usaban, ni comprendía las gráficas que mostraban en la pantalla, pero no podía evitar mirar a Emilio con verdadera fascinación, estaba tan acostumbrado a verlo siendo mi tierno alfa que la imagen de hombre de negocios llamaba mi atención de sobremanera.

Su rostro, su porte, el tono con que salían las palabras de su boca, incluso la forma en sus manos señalaban las carpetas frente a cada socio, era tan eficiente y delicado en cada movimiento que mis dedos picaban por entrelazarse con los suyos y atrapar su mirada para que solo pudiera verme a mí mientras hablaba en ese tono de voz envolvente.

―Como saben hemos estado en conversaciones con un grupo inversionista que está interesado en abrir una nueva sede en Londres, me reuniré con ellos la siguiente semana para concretar los últimos detalles del contrato, los cuales podrán encontrar en las carpetas que Nikolas les entregó. ―musitó con una ligera mirada a los presentes, los cuales le observaban con interés.

―Seria el acuerdo más grande que se ha hecho desde que tomaste la dirección ¿estás seguro de que no necesitas que alguno de nosotros vaya contigo? ―cuestionó uno de los hombres de traje que recordaba haber visto en la fiesta de navidad.

―En realidad creo que sería una buena idea que no vayas solo, quizás Marco podría ir contigo, si prefieres a alguien más joven. ―señaló otro hombre con semblante relajado y sonrisa pedante, fruncí el ceño mirando al chico al que palmeaba en la espalda.

Era el mismo que sostenía a María de la cintura días atrás y ahora tomaba su mano sobre la mesa, debía ser su prometido.

―Estaríamos encantados de acompañarte. ―añadió Marco con una sonrisa idéntica al que suponía era su padre por el parecido en sus facciones, dándole un ligero apretón a la cobriza a su lado, en señal de que ella también iría. María sonrió asintiendo y mirando detenidamente a mi alfa.

Instintivamente llevé mi mano a la de Lio sin quitarle la mirada de encima a la omega que de pronto desprendía un aroma demasiado fuerte para estar rodeada de alfas y con el suyo a un lado, curioso busqué la marca en su cuello esperando ver una idéntica a la mía, pero no había nada.

Emilio entrelazo nuestros dedos atrayendo mi atención de nuevo y le sonreí sin poder evitarlo, llevaba las últimas dos horas anhelando su dulce mirada sobre mí de nuevo.

―No creo que sea necesario. ―respondió Lio sin siquiera inmutarse y llevando nuestras manos unidas a la mesa. ―Joaquín irá conmigo como mi pareja y ya que el inversionista mayoritario planea un viaje corto junto a su esposa, creo que se sentirá más cómodo siendo solo nosotros cuatro. ―aclaró con una media sonrisa que los presentes correspondieron.

―Una pareja extra, no estaría de más. ―exclamó el viejo de traje que comenzaba a molestarme.

―No te ofendas, Carlos, pero Marco ha venido apenas a un par de reuniones y siempre está distraído en su teléfono o con su prometida, no deberíamos enviar a alguien tan poco preparado a dar la primera impresión en una inversión tan grande. ―aquella voz me dejó congelado, había doce personas en la mesa aparte de nosotros y hasta ese momento no había prestado verdadera atención a sus rostros, tan solo los había mirado por encima durante la junta. Pero conocía a ese hombre.

―Si ese es el caso, Joaquín tampoco es la mejor opción para representarnos, es un omega y ni siquiera ha terminado la preparatoria. ―masculló el prometido de María mirándome de reojo, bajé la mirada a mi agarré con Emilio sintiéndome diminuto en aquella mesa, había escuchado a mi padre decir cientos de veces lo mismo, no era nada nuevo, pero eso no cambiaba la sensación abrumadora que me pasaba en los hombros.

CachorroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora