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Joaquín POV

Con los días, nuestra rutina volvió a cambiar, seguíamos con ciertas costumbres, simplemente habíamos agregado pequeñas cosas a ellas, por las noches cuando nos sentábamos a hablar acurrucados en el sofá de la sala, no perdía oportunidad de meterme en su regazo y robarle uno que otro beso, y durante las horas que pasábamos en la oficina, era más difícil que Niko me sacara de ahí para ir a recorrer los pasillos, porque no quería separarme de Lio, incluso si solamente estábamos sentados en silencio cada uno en sus cosas.

― ¿A dónde quieres llevarme? ―murmuré mirándole desde el piso donde estaba tirado haciendo mis tareas. ―No quiero volver a sistemas, ni siquiera entiendo sus códigos. ―sentencié escuchando la risita de Lio desde su lugar detrás del escritorio.

―No iremos a sistemas, solo ven conmigo. ―exclamó tomándome de la mano para instarme a levantarme, suspiré poniéndome de pie y Niko sonrió emocionado. ―No hagas caras, Emilio va a seguir aquí cuando volvamos, sino es que nos sigue hasta allá como perro rastreador.

―Te estoy escuchando. ―musitó mi alfa desde su silla sin apartar la vista del ordenador, sonreí a medias, sabía que había una posibilidad de que lo hiciera y no era algo que me molestara.

―Lo sé, es para ver si así te quedas aquí hasta que yo lo traiga de vuelta. ―respondió Niko encogiéndose de hombros y tomándome del brazo para llevarme hasta la puerta, levanté la mirada hasta Lio y le dediqué una sonrisa moviendo mis dedos como despedida. ―Ustedes tienen un serio problema de separación.

―Me gusta estar con Lio. ―murmuré restándole importancia.

―Lo sé, pero no pueden pasarse todo el tiempo juntos, en algún momento vas a tener que ir a la universidad y no creo que los profesores dejen que Emilio esté ahí como tu silla personal. ―fruncí ligeramente el ceño, no había pensado en que tendría que irme, no quería irme a ninguna parte sin él, no soportaría vivir lejos y dormir solo, cuando mi alfa estaba solo en casa.

―No, pero podemos hacer lo mismo que hacemos ahora, iré a la escuela y luego vendré aquí por las tardes. ―murmuré subiendo al ascensor, Niko presiono el piso al que íbamos y sonrió moviendo los ojos de un lado a otro. ― ¿Qué?

―Bueno, en la universidad, realmente no tienes mucho tiempo libre para tener la mitad del día para pasarlo con Emilio. Si tienes suerte todas tus clases serán seguidas, pero lo más seguro es que termines hasta las tres o cuatro de la tarde. ―explicó tranquilamente, fruncí aún más el ceño, si salía a esa hora no podría venir aquí.

― ¿Todas las carreras son así? ―musité cada vez más incómodo con la idea, no me gustaba tener que pasar todos los días lejos de Emilio.

―Al menos los primeros dos años, sí. ―llegamos a un piso al que no creía haber ido antes y Niko me llevó por los pasillos desconocidos pasando de largo varias puertas con colores y números en cada una de ellas, pero mi mente estaba absorta en lo que acababa de decirme, no quería irme lejos, mucho menos pasar cada día apartado de mi alfa, me gustaba comer a su lado, hablar durante horas y acurrucarnos al final del día, no creía soportar dos años sin poder disfrutar de esas cosas.

― ¿Cómo hacen los omegas que tiene alfas para ir a la universidad? ―pregunté una vez nos detuvimos frente a una puerta de madera con flores pegadas.

―No estoy seguro, Joaco, pero no tienes que pasar todas las horas del día con Emilio para que su lazo siga presente, seguro encuentran formas de hacerlo funcionar, él está igual de obsesionado contigo que tú con él, así que no me sorprendería que arreglé su horario en la oficina para ir a buscarte. Así que deja de preocuparte por eso. ―musitó con una sonrisa distraída en su rostro, sentía que no estaba poniéndome la atención que necesitaba en ese momento, era el único omega que conocía que podía contarme cómo funcionaba la universidad y él estaba pensando en quien sabe que cosas. Al notar mi rostro consternado, suspiró pesadamente y me dio un ligero apretón en el brazo. ―Van a estar bien, Emilio te adora y tienes tu marca ahora, porque pasen unas horas separados no pasa nada. Todavía podrás ir a acurrucarte en las noches con él.

CachorroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora