Un alfa celoso

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Emilio POV

Durante los días siguientes creamos costumbres que no recordaba haber tenido con nadie más, como quedarnos dormidos en el sofá, robar dulces de las alacenas cuando Katerin se iba a casa, sus visitas diarias a la empresa, en las pasaba cada tarde sentado en silencio trabajando en sus tareas, o cuando nos pasábamos horas charlando sobre las áreas de la empresa, ya que él quería saber cómo funcionaba exactamente mi trabajo, antes de venir a vivir conmigo, no creía que tendría oportunidad de ir a la universidad y ahora intentaba descifrar que quería estudiar.

Con ese mismo fin le dio por recorrer los pasillos acompañado de Nikolas cuando yo estaba ocupado, ya había descartado administración y finanzas, por lo que siguió con el área de sistemas, termino tan confundido con los códigos que regresó a mi oficina cansado de tan solo escucharlos, era dulce verlo investigar por su cuenta, era como un verdadero cachorro descubriendo el mundo y había cierta satisfacción en el momento en que volvía a mis brazos por mimos, contándome exactamente lo que descubrió ese día.

Todos en la compañía ahora eran conscientes de la presencia de mi castaño, los rumores de oficina no tardaron en descubrir lo que realmente sucedía entre nosotros y no podía evitar sentir miedo al comprender que el cambio que yo sentía no era una tontería que se iría en cualquier momento.

En tres semanas a su lado me volví aquello que tanto odié, un alfa celoso de un omega joven, no soportaba pensar en que alguien lo robara ahora que le tenía conmigo, ni la idea de que eligiera a alguien nuevo como su compañero de vida, me estaba volviendo posesivo de cada sonrisa y mirada que le regalaba al mundo.

Se suponía que cuidara de él, que le protegiera de aquellos que querían tomar justo lo que ahora yo tanto anhelaba, pero ¿cómo podía resistirme a tan dulce aroma cuando se metía a mi cama hasta acurrucarse en mi pecho?

¿Cómo olvidaba sus dulces caricias en mi rostro cuando creía que seguía durmiendo?

¿Cómo fingía que mi alfa quería tomarle en brazos de forma permanente?

Quererlo de esta manera ¿era tan malo?

Ese viernes al dejarlo en la escuela le prometí que iríamos a cenar a un lugar lindo después del trabajo, toda la semana habíamos estado siguiendo nuestra rutina, íbamos a casa a cierta hora, cenábamos lo que Katerin tenía preparado y si no era muy tarde nos sentábamos en la sala a compartir uno de los dulces que tanto le gustaban.

Sin embargo, la noche anterior en nuestro momento a solas, mientras se acurrucaba en mi pecho más dormido que despierto, con una vieja película romántica de fondo, me preguntó si yo solía ir a cenas como la que estábamos viendo, con música suave de fondo y todo el mundo vestido con sus mejores trajes, le hable de mis cenas de negocios, pero él negó rápidamente, no quería escuchar de hombres hablando de oportunidades comerciales, deseaba saber si había tenido una cita así, con velas, champaña y postres de chocolate.

Su inocente cuestionamiento me llenó de ternura, en su voz podía escuchar la añoranza de aquello que no había tenido oportunidad de experimentar, no llegaba a comprender que era lo que tenía que mi alfa deseaba darle absolutamente todo lo que un día le fue negado, desde un lugar seguro, hasta una simple cena con baile, pero desde ese instante quise ser el primero con quien probara todas esas cosas.

―Espera, hay algo que quiero decirte. ―exclamé tomando su mano antes de que bajara del auto, me miró curioso con sus mejillas adquiriendo ese tono rosado que mi alfa apreciaba de manera enfermiza. ― ¿Recuerdas nuestra conversación de anoche? ―por un instante se quedó en silencio, pensativo, sonreí al notar que no había mostrado intención de soltarse de mi agarré.

CachorroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora