Joaquín POV
Desperté en una cama que no era la mía, con un aroma embriagador revoloteando por toda la habitación y alterando a mi omega sin pudor, no estaba acostumbrado a estar cerca de los alfas, mi padre tenía restringidas las personas con quienes podía pasar el tiempo, por ejemplo, todos los empleados de la casa eran betas y estaba en un colegio exclusivo para omegas, así que cada que un alfa estaba cerca su aroma se sentía tan fuerte que no podía evitar que mi omega se sintiera encandilado.
Siempre era diferente, a veces había aromas que me causaban curiosidad, otras apenas si lograban llamar mi atención, en el caso de Emilio mi omega gimoteaba en busca de más, sentía un ruidito salir de mi garganta como el ronroneo de un gato cada que él me tomaba en sus brazos y disfrutaba de sus atenciones, mientras que con Eduardo era exactamente todo lo contrario, su aroma me ponía alerta, mis brazos me envolvían con la intención de crear una barrera entre nosotros y mi omega emitía un ruido diferente, una especie de llanto bajito que no sabía de dónde venía.
Salí de la cama tallándome los ojos, aún tenía sueño, era sábado, no tenía que ir a la escuela, bien podía dormir un rato más, el único problema era que ya estaba acostumbrado a levantarme a esa hora, en especial porque mi padre odiaba que holgazaneara por las mañanas. No estaba seguro si Emilio sería igual de estricto en eso, pero prefería no averiguarlo.
Mi maleta estaba a los pies de la cama, Lio debió dejarla aquí después de subirme hasta la cama, mis mejillas se calentaron al pensar en sus brazos sosteniéndome, haciéndome sentir seguro.
Era raro como una mudanza improvisada podía tenerme de un humor tan apacible, su aroma bonito me relajaba y saber que cuidaría que ningún alfa como Eduardo se acercara a mí, era más que suficiente para estar tranquilo en su casa, aquí nadie me buscaría una pareja, ni me entregarían como costal de papas, Emilio iba a protegerme y era todo lo que importaba.
Abrí mi maleta sobre la cama, tenía que acomodar mi ropa en el armario, pero ahora solo tomaría lo necesario para darme una ducha, elegí un pants negro acompañado de una camiseta que no llegaba a cubrir por completo mi vientre, Diego decía que era lo que usaban los omegas todo el tiempo y me había regalado uno para hacerme sentir mejor después de unos de los regaños de mi padre.
Una vez estuve listo salí del cuarto en silencio rumbo a la cocina, tenía años sin estar aquí, pero recordaba perfectamente donde estaba todo, después de todo me había pasado la mitad de mi infancia en esa casa, iba a mitad de pasillo cuando su aroma se hizo más fuerte y mi omega ronroneo buscándole inconscientemente.
Seguí a mi omega sin darme tiempo a pensarlo y llegué hasta la habitación principal, la que solía ser de sus padres, justo cuando mi mano tomo la manija me di cuenta de lo que estaba haciendo y di un paso atrás dejándola ir, no podía entrar ahí, debía acostumbrar a mi omega a estar tan cerca de él sin salir corriendo a su encuentro, porque no era lo mismo vernos en el jardín de mi casa que meterme a su cuarto sin permiso.
Baje las escaleras hasta la cocina para prepararme algo de desayunar, busque en la alacena algo sencillo de preparar, no tenía muchas habilidades para cocinar, pero podía aprender, tome una caja para hacer hot-cakes y leí las instrucciones con mucha atención, necesitaba huevo, leche, mantequilla...
― ¿Qué haces? ―un escalofrío recorrió mi espalda y me levanté de golpe quedando de frente a él con mi omega aferrándose firmemente a la caja en mis manos para no buscar sus brazos.
―Voy a preparar el desayuno. ―susurré sin poder apartar la mirada de sus ojos, si daba un paso podría sentir su calor de nuevo, nunca había pasado tanto tiempo a su lado desde que era un niño, esta sensación envolvente me tenía fascinado, tardaría bastante en acostumbrarme a él, quizás debía preguntarle a Diego como hacía para estar cerca de los alfas sin sentirse todo ofuscado.
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Cachorro
FanfictionTu padre siempre habla de tus malas decisiones y rebelde comportamiento, odia tu sonrisa traviesa y ojos curiosos, aun eres un cachorro cuando veo tus mejillas sonrojadas y aun así cada parte de mí quiere tomarte en mis brazos y ser una de tus malas...