Irresistible |ITZER|

42

Itzan se dirija hacia dirección de casa de Jaime, el tiene la única cosa que podría ayudarle para olvidarse de todo un rato. Sentía culpa por haber tratado a Ester de esa manera tan fría, no lo merecía, es algo que él entiende ahora que se encuentra mejor pero en cuanto vuelve consumir la droga podría volver a ser ese grosero y oscuro Itzan.

-Sabia que vas a volver – dijo Jaime

-Dámelo, tengo dinero.

Jaime le entrega pastillas de droga, toma el dinero.

-Bienvenido al paraíso de nuevo, amigo.

-Mejor dicho el infierno.

-Eso lo decidas tú en cuanto consumas esto, ya sabes.

-Es última vez.

Jaime ríe irónicamente, no fue primera vez para el verlo así, tan decidido a consumir esa porquería y decirle que es la última vez.

-Te lo juro.

-A mi no tienes que jurarme nada, yo vivo de esto pero te conozco y sé que va a volver venir aquí.

-No digas estupideces, nos vemos en otra ocasión, he terminado con esto.

Itzan mete todas las pastillas en su boca, sintiendo tranquilidad seguido por anticipación de todo el sudor que va aparecer en su cara y hacerle decir y hacer las cosas que normalmente no haría en otras circunstancias.

Ya conocía muy bien el efecto de drogas, sabía todo lo que va pasarle pero no le importaba.

-Nos vemos pronto, Itzan.

Itzan lo mira frustrado una vez más y sale de su casa.

El resto del tiempo paso caminando por las calles, estaba en un bar también, bebía, hablando con gente que ni conocía, coqueteaba con chicas que ni siquiera vio claramente, sabía si eran rubias o morenas pero ni puta idea tenia quienes son o de donde vienen.

Para el eso no era coqueteo, era su comportamiento cuando esta debajo de efecto de todo lo que puso en su sistema.

Se quedo dormido en el bar de un café cuando levanto cabeza, dándose cuenta de algo...

-Ester...

Quería verla, deseaba verla, aunque en ese estado podría echarlo de la casa el tendría que verla y al menos decirle par de cosas que no sean nada grosero.

Ester se encontraba acostada en su cama, siempre llevaba su pijama corta, tenía mucho calor durante noches, era el octubre pero aun no hubo nieve ni frio. De pronto oigo alguien golpeando las puertas, no fue un golpe suave ni tranquilo, fue un golpe característico ya que no es la primera vez que ocurre eso.

Se levanto de inmediato, tomaba el móvil, vio que ya son las 3 de la mañana, se apresuro caminar hacia puertas para poder abrirlas antes de que Marta también despierte.

Al abrirlas vio lo que pensaba que va ver... Itzan.

-Hola, Ester – le saluda con una sonrisa

Ella lo miraba con mucho enojo en sus ojos, después de hablarle así ahora viene para quien sabe que a esas horas tan tardes.

-Marta está dormida.

-¿Por qué debía importarme eso?

-Si la despiertas te vas de aquí.

Ester cierra las puertas, pensaba que solamente esta borracho, que quizás se trata de otra de esas noches pero no, ella desconocía lo que le estaba pasando, fue difícil entenderlo y darse cuenta de inmediato.

-Vine a verte a ti... - dice al tomarla por la cintura y besarla

-Itzan... - lo empuja

-Joder, lo siento por lo que te dije pero ahora no debíamos perder tiempo con conversaciones inútiles – volvió besarla

Esta vez ella no podía resistirse, pone manos sobre su cuello, rodea piernas sobre su cintura, él le lleva hacia su habitación, golpeando las puertas y acostándola sobre la cama. Itzan quita su camisa, ella empieza besar su abdomen, hacerle gruñir.

-Joder, Ester...

-¿Has venido aquí solamente para esto?

Itzan quita su pijama lentamente.

-¿Tu qué crees?

-No estás siendo justo, debíamos hablar sobre lo que te paso el otro día.

-Yo no quiero hablar... quiero besarte... quiero sabotearte y mañana quizás podríamos hablar y si no entonces da igual.

Ester seguía preocupada por su comportamiento pero al sentir labios de Itzan recorrer cada parte de su cuerpo se olvido del asunto, no podía controlarse, los gemidos y gritos de ambos no retumbaban solamente por entero departamento sino por todo el edificio.