— ¿Que vas a pedir para tu cumpleaños? — le pregunté en su pecho escuchando los latidos de su corazón.
— ¿Me vas a cumplir mis fantasías? — preguntó en una carcajada.
— Todo lo que tú desees. — lo miré a los ojos, mordiéndome mí labio inferior.
—Después te vas a enterar entonces. — beso mis labios y me acercó más a él. — Quisiera quedarme así para siempre, a tú lado, sin que nada ni nadie nos separe.
—Yo también, me quedaría así toda la vida. — besé su mejilla.
—¿Te gustaría casarte conmigo? — me sonrió. Me senté en la cama mirándolo con una sonrisa.
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— ¿Quieres que me case contigo?
— Si, en algún futuro, claro. — me volví a acostar abrazándolo. — Casarnos, comprar una casa grande, con tres hijos correteando por el jardín. — miraba en un punto fijo con una sonrisa.
— Tienes todo pensado, amor. — solté una carcajada.
— Un futuro a tu lado me imagino. — besó mí frente.
—¿Cómo quieres llamar a nuestros hijos? — lo miré a los ojos, él se quedó pensando.
— Uno de ellos se llamará, Bryant. — dijo muy seguro.
— Así te llamas tú, Chris.
— Lo sé, por eso. — me sonrió. —¿Y tú? ¿Qué nombre quisieras ponerle a nuestros hijos?
— Sinceramente jamás me puse a pensar en eso. —suspiré. — Pero me encantaría casarme contigo y tener muchos muchos hijos contigo, mí amor.
—Te amo.
—Sabes que yo te amo más. — me di vuelta mirándolo, agarré su nunca y lo besé.
De pronto escuchamos que tocaron la puerta.
— ¿Quien molesta a estas horas?
— ¿Quieres que vaya a abrir? — le pregunté.
— No, hermosa. Voy yo. — se levantó se puso sus pantalones, sus pantuflas y se fue.
Me levanté, me puse una camiseta de Chris que me quedaba por debajo de las nalgas y bajé, Chris tardaba mucho.
—¡Te dije que me quiero llevar a mí hija! — estaba Romina hablando, más bien discutiendo con Chris.
— No tienes ningún derecho. — Chris apoyó su mano en la pared.
—Tú no tienes ningún derecho, ¡Porque no eres su padre!
—¡Cállate! — gritó él. — Claro que lo soy, ¡porque yo la crié todos estos años mientras vos estuviste de prostituta por ahí!
De pronto la mano de Romina estaba en la mejilla de Christopher, le había pegado una cachetada. Me tapé la boca con las dos manos, no sabía si ir o no meterme, eran temas de ellos, ella le había pegado a él, tenía miedo de que Chris reaccione mal.
Chris giró la cabeza y se rió cínicamente.
—¡No vuelvas a llamarme así! — lo empujó ella.
— Vete al demonio, ¡Mierda! — él la agarró del brazo y quiso sacarla, pero no pudo contra ella.
—¿Que son esos gritos? — apareció Valen atrás mío, Chris y Romina nos miraron—¿Tú que haces aquí? — ella se dirigió hacia ellos. —¿No entiendes que no quiero verte?
— Valentina, quiero que te vengas a vivir conmigo, por favor acepta, ¿Si? — dijo ella más tranquila.
—¿Estás loca? ¡Claro que no! Tú no eres nada, yo me quedo con mí papá.
—¡Que no es tu papá, carajo! —Valen la miró sin entender y luego le dió una mirada a Chris, él no sabía dónde meterse, yo la mire sorprendida. Nunca pensé que se lo diría de esa manera, Valen derramó una lágrima.
—¿A qué te refieres? — preguntó ella desentendida.
— Él no es tu padre, Valen. — ella trató de acercarse, pero Valen se alejo. — Vélez no es tu padre de sangre.
—Me das asco. — dijo ella para luego salir corriendo de la sala.
