Amor imposible (CV y Tú) Semi-hot. {TERMINADA}

26.

Entré a mí cuarto cerrando la puerta detrás de mí.

— Me gustaría que algún día de estos salgamos, tú y yo, solos. — me decía Nicolás.

— Puede ser. — le contesté dudosa.

— ¿Te gustaría que esta noche te pase a buscar y salgamos a cenar?

No sé si podría ser buena idea, pero quiero sacarme la duda de que Christopher si está celoso de Nico.

— Si, está bien. — le contesté.

Le pasé la dirección y me dijo a la hora que pasaba por mí.

Al terminar de hablar con Nicolás me tiré en mí cama y me quedé profundamente dormida.

(…)

Abrí los ojos por los rayos de sol. Agarré mí celular y me fijé la hora, ¡Son las 5 de la tarde!

— Mierda. — Susurré dejando mí celular en la mesita de luz. — No pude haber dormido tanto. — me senté en la cama y me quedé mirando un punto fijo, cómo todas las mañanas cuando despierto. ¿Quien no lo hace?

Me dirigí al baño para hacer mis necesidades y lavar mis dientes y mí rostro. Al terminar bajé a la cocina aún en pijama.

— ¿Debo decir buenos días o buenas tardes? — dijo divertido Chris leyendo un diario en la cocina.

— Lo siento, es que me quedé dormida. — me encogí de hombros. — Tengo hambre. — toqué mí panza.

— Ahí tienes de todo, come lo que quieras. — me miró unos segundos para luego volver su vista al diario. Asentí.

Preferí en hacer panqueques, son fáciles y rápidos de hacer, aparte que soy muy ricos.

— ¿Con quien hablabas esta mañana? — me preguntó dando vuelta la hoja del diario.

— Con un amigo. — tragué saliva.

— Ah. — dijo un poco cortante. — ¿Qué harás? — absorbió un poco de su café.

— Panqueques, hace mucho tenía antojos. — sonreí como una nena pequeña. — ¿Valen? — pregunté mirando para todos lados.

— Salió. — se levantó y se dirigió hacia mí. — ¿Podemos hablar? — me miró fijamente.

¡Deja de hacer eso! Me pone nerviosa y lo sabe.

— ¿De que quieres hablar? — dejé de hacer lo que estaba haciendo para mirarlo.

— ¿Estás saliendo con alguien, Amber? — dijo firme y serio.

— ¿A qué viene esa pregunta, señor? — coloqué mis brazos debajo de mis pechos haciendo que estos se noten más. Su vista pasó rápidamente a mis ellos.

— No me respondas con otra pregunta, Amber. — volvió y a mirarme a los ojos, se había puesto nervioso.

— Y si estoy saliendo con alguien, ¿Qué? — arqueé una ceja.

— No quiero que te lastimen, eso. — retrocedió para atrás. Yo mordí mí labio inferior.

— No creo que me lastimen más de lo que tú me lastimaste al darme a entender yo soy solo un juego para ti. — me di la vuelta y seguí haciendo los panqueques.

— Te dije que tú no eres un juego para mí, pequeña. — siento que se acercó más a mí. — Sólo, — hizo una pequeña pausa. — No quiero lastimarte. Ese es mí miedo, que salgas lastimada por mí culpa. Por no ser suficiente para ti, siento que no me mereces, soy muy poco hombre para ti, Amber. — mis lágrimas empezaron a salir al escucharlo decir todas esas palabras. — Por ese motivo no quiero que pase algo entre nosotros. No soportaría verte sufrir por mí culpa.

Por un lado cada palabra que decía me alegraba, porque me había confesado que si me quiere pero tiene miedo a lastimarme.

— Te mereces alguien mucho mejor que yo, te mereces ser feliz. — sequé mis lágrimas y me giré a verlo. Tenía sus ojitos rojos. — Yo no puedo darte esa felicidad, porque soy una mierda de persona que no merece una mujer como tú.

Me acerqué a él.

— No digas eso. — acaricié su rostro secando sus lágrimas con mí mano. Lo miré a los ojos, tenía un brillo especial en ellos, una mirada que nunca había visto, una tristeza que abundaba el espacio entre nosotros.

Lo tomé del cuello y lo abracé, él me tomó de la cintura, nuestros cuerpos estaban pegados como uno solo. Me separé un poco de él para mirarlo. Unimos nuestros labios lentamente hasta que ya no haya distancia entre nosotros. Nos besamos con delicadeza, con amor, con deseo de estar el uno con el otro. Lo que sentía yo era más que amor, era un amor que no se podía explicar con palabras, yo lo amaba, y sentía que él también me amaba, pero siempre habrá algo que nos impida estar juntos.