—Entra. —Dijo haciendo una seña con su cabeza.
Sonreí agradecida y entré a la casa del hombre que ya había envejecido.
Miré algo curiosa todo a mi alrededor y muchos personajes en cerámica. En realidad eran muchísimas cosas que me hacían pensar en que, era un brujo, quizá.
Tal vez mis prejuicios no me llevaron muy lejos de la realidad.
—Puedo sentir muy malas energías contigo. —Dijo.
Yo no sentía ese ambiente pesado, pero me asusté de que Mateo pudiera estar escondido mirándonos. No podía creerlo.
—Mateo. —Musité.
Miré a todos lados cuando no vi que aparecía, incluso algo sorprendida. ¿Qué pasó? ¿podría ser que en realidad Mateo me había mentido y yo no lo invocaba sino que casualmente siempre estaba conmigo?
Descarté rápidamente esa opción porque me di cuenta que Mateo no sabía cuando Dani me atacó y apareció de pronto, por lo que no pudo haber fingido que aparecía así. ¿Y sí..?
—¿Mateo? —Cuestionó el anciano.
—Olvídelo. Tengo muchos problemas encima y nadie sabe nada de lo que pasa, nadie me entiende, ni lo entendería. —Dije pasando un mechón de cabello detrás de mi oreja.
—Ajá. Problemas. —Dijo mirándome desconfiado.
Miré por las ventanas de su casa, observando si la tormenta había cesado y, no era así, parecía cada vez estar más potente.
—¿Haz tenido contactos con espíritus o algo así? —Preguntó el viejo.
—Algo así.. no intencionalmente. —Dije nerviosa. —¿Usted me creerá, ¿verdad?
—Claro que sí, la pregunta es.. ¿tú me creerás a mí? —Dijo él mirándome con bastante enigma.
Asentí repetidamente con la cabeza.
—Pero, temo que algo me persigue.. y si se lo digo, quizá le haga daño a usted. Mató a una mujer y prácticamente a un pibe, solo porque yo quería hallar información. —Dije nerviosa.
—Bueno, hiciste bien en buscarme. —Dije mientras encendía la fogata. —Va a hacer frío. —Dijo sentándose en su sofá. —Eh.. mirá, solo para que te tranqulices, los demonios no pueden llegar a este lugar.
Lo miré sorprendida.
—¿En serio? —Pregunté mirándolo fijamente, a lo que él asintió. —¿Por qué?
—Es una larga historia y creo que tu tienes muchas cosas por contar. —Dijo suspirando.
Asentí. Tenía razón, aunque en realidad venía por muchas respuestas.
—Bueno, hace una semana entré a la famosa casa embrujada. —Dije provocando que su expresión cambiara. —¿Qué?
—La profecía inicia. —Dijo llevando sus manos a su cabeza. —Lo liberaste, ¿verdad?
Lo miré también sorprendida.
—¿Cómo lo sabe?
—Porque se la profecía y porque esa tormenta me anunció que algo estaba pasando. —Dijo mirándome.
—P-pero no entiendo. Yo solo entré al lugar, yo no hice nada, no creí que nada malo fuera a pasar, no creía en esas cosas. —Dije a punto de llorar.
—Y fue exactamente eso lo que lo libertó. —Dijo él.
—¿Cuál? —Preguntó.
—La fe fue su castigo, estar rodeado de personas llenas de fe. —Dijo provocando más confusión en mi. —La casa, en donde cometió su pecado, lo acusaron y lo enterraron en la fe de todos, esperando que la falta de fe llegara a el a liberarlo.
—La falta de fe.. osea.. ¿yo? ¿Yo soy la falta de fe? No puedo ser la única en el pueblo que no cree en esto, debe..
—Quizá lo hay, pero tu lo liberaste, le diste paso a la profecía. Nadie creería que alguien lo intentaría y mucho menos, después de lo que le pasó a ese jovencito.. Terry. —Dijo obvio.
—Hablas de Larry. —Lo corregí.
—Lo que sea. —Dijo restándole importancia.
—Como sea, me sorprende que sepas tanto de lo que sucede en el pueblo. Digo, solo parecías un viejo loco. —Dije alzando los hombros.
—Sí. —Dijo el alzando los hombros también. —La gente no tiene ni la menor idea de lo que se viene ahora,
—¿Y qué es lo que se viene? —Pregunté.
—Él regresará. —Dijo.
—¿A quién se refiere? ¿cuál es la profecía? —Dije curiosa.
—El demonio dejó caer su doncella, enterraron su cabeza, la bruja ardió en rojo, no fue en sangre. Buscan el diamante, para sacarlo del despojo, que sea precioso y que la ayude a regresar. Una en la sombra, otra en juegos de playa, libera el corazón roto y voltea la cabaña, hazlo sin tardar."
Maratón 1/10