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—Ponete ese vestido. —Dijo Mateo.

Estábamos en mi habitación y había un vestido muy lindo en mi cama.

Las lágrimas llenaron mi cama y negué con la cabeza.

—¿En serio, Mateo? ¿A eso venís de vuelta? —Dije mientras sentía mi corazón volver a oprimirse.

Él negó con la cabeza.

—No es lo que estás pensando. —Dijo antes de pasar su mano por mi cara. —Quiero arreglar las cosas.

Me quedé mirándolo sin entender.

—No sé.. bueno, quiero recompensar todo lo que hice mal.. —Dijo Mateo y mordí mi labio.

—Me violaste..

Mateo suspiró antes de desviar su mirada.

—Déjame recompensar lo malo..

—¿Creés que podés recompensar eso? —Fruncí el ceño.

—Bebé, no me tratés así..

—No me digás bebé. —Dije seria.

Mateo hundió su lengua en su mejilla un poco molesto.

—No puedo hacer nada contra lo que hice ya, más que tratar de recompensarlo. No quiero que peleemos. —Dijo.

Su voz sonaba bastante pacífica, más bien, hablaba en un tono bajo.

—Quiero.. hablar, vamos a hablar solamente. No voy a tocarte si no querés, no van a haber mentiras por medio, no te voy a lastimar, te lo juro. —Dijo Mateo mirándome.

Me quedé completamente en silencio, y cuando vi sus manos querer acariciar mi rostro, las alejé bruscamente.

Él bufó mientras daba un paso atrás.

—¿Te podés poner el vestido? —Preguntó.

—¿Adónde vamos?

—Es sorpresa. —Dijo Mateo.

—No voy a ir si no me decís dónde es. —Dije y él me miró mal.

—No tenés que pedirme eso. —Dijo y yo alcé los hombros.

—Dije que no voy a ir si..

—Bueno. —Rodó los ojos. —Es probablemente el lugar más mágico que tiene la tierra. Es un campo de margaritas, donde hay muchas montañas, y el mejor cielo que podrás ver.

Me quedé mirándolo en silencio.

—¿Qué vamos a hacer? —Pregunté con cierta ilusión.

—Parte de arreglarlo es esa sorpresa, ponete el vestido. —Pidió.

—Mateo..

—Por favor. —Dijo mirándome a los ojos.

Pasé saliva sin saber si sería una buena decisión, pero terminé asintiendo.

—Date la vuelta. —Indiqué mientras me acercaba al vestido rojo en mi cama.

Era bastante lindo, ajustado al cuerpo, corto pero no demasiado, y con un toque elegante.

—¿Qué? —Preguntó casi atónito. —Tampoco seás estúpida, Amelia.

—Date la vuelta. —Dije seria.

Vi como lo hacía mientras apretaba sus puños.

Se que odia tener que hacer caso.

Me saqué mi ropa viendo al demonio de espaldas a mi, miré el vestido en mis manos y me lo puse rápidamente.

—Ya. —Dije cuando lo tuve puesto.

—Los tenis. —Dijo dándose la vuelta.

Sonreí para mis adentros al verlos. Este sería un vestido para usar con tacones, pero él sabía que odiaba los tacones.

Me senté en la cama sin ninguna expresión pese a que eso me había gustado y me los puse.

—Me puse a pensar.. —Dijo acercándose a mi.

Me quedé pasmada al ver un collar en sus manos, él se puso en mi espalda y corrió mi cabello a un lado.

—Somos novios, ¿verdad? —Preguntó.

Él pasó el collar por mi cuello para luego abrocharlo y volver a pararse frente a mi.

—Sí.. —Musité.

—Nunca hemos ido a una cita.. —Dijo en voz baja.

Mi corazón se aceleró en mi pecho. Vi como las pupilas aparecían en sus ojos, volviendo a la "normalidad".

Mateo tomó mi mano y la besó.

—¿Querés ir a una cita conmigo?








Ayy lpm, como hace para que lo odie y lo ame tanto. 

3/? sigue el maratón. 

No me animo casi hacer maratones porque por alguna razón cuando hago maratón comentan menos y a veces la baja bro.

Hell [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora