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—Tengo algo para vos. —Dijo Mateo cayendo a mi lado.

Habíamos tenido sexo, esta vez, a petición mía, claro, Mateo no se negó en lo absoluto.

—¿Qué? —Cuestioné sonriente.

—Te tengo un regalo. —Dijo besando mi cuello.

—¿En serio? —Pregunté inquieta.

—Sí..

Abrazó mi cuerpo al suyo y cerré mis ojos mientras me sentía cómoda allí.

—Te amo. —Dije besando su pecho.

Mateo acarició mi cabello antes de levantarse de la cama y seguidamente, hacerme levantar a mi.

Su ropa apareció de nuevo en su cuerpo, luego de un ademán, mientras que a mi, solo me cubrió con la sábana blanca.

Antes de poder decir algo, tomó mi mano y en seguida aparecimos, en el borde de un cañón.

Era de noche, estábamos presenciando un cielo estrellado, uno nunca visto.

Simplemente era precioso.

Me abracé con la sábana, ya que el clima era bastante frío.

—Pudiste haberme pedido que me vistiera, hace frío. —Dije suspirando.

—No hacía falta. —Dijo antes de abrazarme por atrás.

Apoyó su mentón en mi hombro y depositó un pequeño beso en mi cuello.

—¿Te gusta? —Cuestionó en voz baja.

—Mucho. —Asentí con la cabeza. —Pero.. me pone nerviosa.

Sentía sus dedos tamborilear en mis caderas.

—¿Por qué? —Preguntó.

—Porque siempre que me llevas a otra parte del mundo, las cosas acaban mal.

Recordé entonces cuando lo hizo y me mostró a Larry descuartizado, y, cuando me llevó al lago, pero terminó llevándome a lo que parecía ser el infierno.

Mateo rió. —Tenés razón.

Él se sentó en todo el borde del cañón, y yo hice lo mismo, claro, no tan a la orilla porque entonces me mataría el vértigo.

No sufría de vértigo, pero definitivamente a la orilla de una altura como esa, creo que cualquiera temería por su vida.

Ahogué un grito cuando Mateo me empujó pero su mano sostuvo mi brazo, evitando mi caída.

—¡¿Qué estás haciendo?! —Pregunté con el corazón en la boca.

Lo miré fijamente, con temor, el cual aumentó al verlo tan serio.

—Mateo.. —Musité sintiendo mis ojos picar.

Me miraba fijamente, pero parecía estar en otro mundo, lo cual solo me ponía más nerviosa.

Él formó una pequeña sonrisa antes de subirme y sentarme sobre sus piernas.

Yo seguía temblando, y había formado un puchero inútil.

—Estás bien. —Dijo rodeando mi cintura con sus brazos.

—Deja de jugar así conmigo. —Dije un tanto molesta.

—Calma. —Dijo llevando sus manos a mi rostro.

Él lo sostuvo con delicadeza mientras me miraba con tristeza.

—¿Qué te pasa? —Cuestioné confundida.

—De verdad estoy enamorado. —Dijo y vi sus ojos humedecerse.

Solo lo había visto llorar una vez, y fue cuando me mostró lo que había sucedido con Ester.

Y, ahora, parecía querer llorar.

—No podría matarte.. —Suspiró. —Y no querés irte de este pueblo.

—¿Por qué nos iríamos?

—Porque Lily va a darse cuenta, lo sé, no puedo detener a Daniel. Igual, no tiene caso, Lily terminaría dándose cuenta de que existes, aunque no estés en el pueblo. —Dijo molesto. —Él no puede hacerte daño, pero Lily sí. Al darse cuenta querrá hacer lo mismo que yo quise hacer contigo antes.

—Reencarnar a su hija. —Dije y él asintió. —Entonces, ¿qué vamos a hacer?

—Nuestra relación tendrá que esperar. —Dijo serio.

Alcé una ceja, puesto que no entendía su punto.

—Que.. te he tratado muy bien, solo porque estoy enamorado de vos, pero.. voy a tener que verte solo como un alma más.

Me quedé congelada ante esas palabras.

—Mateo, se directo conmigo. —Dije nerviosa.

—Que es tu momento de quedarte, aunque empieces a arder. —Dijo y mi corazón empezó a latir con exagerada rapidez cuando vi dos lágrima salir de sus oscuros ojos.






Estamos en tiempos finales. No falta mucho para que la fic acabe.<3

Hell [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora