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—Lo maté. —Dije con la voz entrecortada.

—Lo hiciste mi amor.. —Dijo Mateo contento abrazándome.

—Mateo, lo maté. —Repetí en shock.

—Sabía que podías hacerlo. —Dijo antes de besar mi mejilla.

Yo estaba completamente estática, viendo ahora lo que sería un ser inerte.

—Te amo. —Dijo repartiendo más besos por mi mejilla.

Lo alejé entonces y lo miré fijamente.

—Acabo de matarlo por tu culpa. —Dije seria.

—Lo hiciste para mi. —Dijo Mateo y cuando trató de tocar mi mejilla alejé su mano.

Él hizo una mueca de disgusto mas no dijo nada.

—Te odio. —Dije y Mateo rió.

Cerré mis ojos recordando con asco el toque de ese hombre por mi cuerpo.

—Parece que lo disfrutaste. —Dijo mirándome.

—No tanto como vos con la rubia, probablemente. —Dije.

La sonrisa de Mateo se ensanchó.

—Ah, me había olvidado de Esmeralda. Está esperándome. —Dijo Mateo y yo lo miré seria.

Me quería provocar.

—Le dije que iría por champán, pero no me quería perder la función. —Dijo mirando de nuevo a Eduard.

—Ve y disfrutalo, supongo. —Dije molesta.

—Ya disfruté mucho, me hizo un pete que.. —Tomé aire al escuchar como soltó un suspiro lleno de excitación.

—Andate a la mierda, Mateo. —Dije sintiendo mis ojos llenarse de lágrimas.

—¿Estás celosa? —Preguntó divertido.

—¡Obvio que estoy celosa! —Grité molesta.

—Ella me espera atada en la cama. —Dijo Mateo y yo alcé los hombros. —Está esperando que vaya para cogerla, pero le llevaré una mejor sorpresa.

—Mateo, si te la vas a coger.. solo andá y..

—Acompáñame mi vida, quiero que la matés. —Dijo y mi respiración volvió a acelerarlo.

—No, basta, Mateo. No es para que se vuelva una costumbre. —Dije exasperada.

—Mira, mira a ese hombre. ¿No sentís ese poder? Estás sobre él y luego estarás sobre todos ellos, porque estás aprendiendo a jugar a ser Dios. —Dijo Mateo.

—Jugar a ser Dios es peligroso. —Dije y él asintió.

—No, si un demonio te está cuidando. —Dijo y sonrió. —Mi nena es muy poderosa.

—Dejá de decir boludeces. —Dije aunque de cierta forma, se me estaba haciendo incitante.

—Yo soy tuyo bebé. —Dijo llevando mis manos a su pecho. —Ve y dile a esa perra que soy tuyo.

—Mateo..

—Dile que soy tuyo. ¿Cómo se atrevió a tocarme? Me estaba chupando la pija con tantas ganas..

—¡Ya, Mateo! —Grité molesta.

Él me pasó la daga con una sonrisa. Sus labios chocaron contra los míos con suavidad.

—Empieza a saber que nadie puede contigo, y que tu humanidad solo te está limitando. —Dijo Mateo.

Se alejó un poco de mi y me pasó la daga.

—¿Querés enseñarle quién manda? —Preguntó mirándome fijamente.

Me dejé llevar por sus palabras.









Jelowi<3

Esta obra está siendo promocionada por los #MVASAWARDS2020 AHRE JAJAJAJAJ lpm, solo vayan<3

Hell [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora