[ESCUCHAR CANCIÓN<3]
—Tengo un regalo para vos, por haber hecho todo tan bien. —Dijo Mateo mientras todo a nuestro alrededor se apagaba.
Alcé una ceja mientras veía como todo alrededor se había vuelto completamente negro.
—Un último regalo. La cereza del pastel.. el toque final de la noche. —Dijo Mateo.
Me estaba poniendo ansiosa.
—¿Qué es? —Pregunté.
—Cerrá los ojos. —Indicó.
Asentí con la cabeza suavemente antes de cerrar mis ojos como él me pidió.
—Ya.
Abrí los ojos y fruncí el ceño al ver una piñata flotando en medio de la nada.
—La sorpresa está adentro. —Dijo Mateo. —Agarra el bate.
Miré al suelo y vi que a mis pies había un bate.
—¿Qué es esto? —Pregunté divertida.
Mateo besó mis labios y mordió mi labio haciéndome jadear.
—Descubrilo vos misma. —Dijo y se alejó de mi.
Miré sus ojos y detallé la locura en ellos, sus pupilas dilatadas y el peligro que nunca lo abandonaba.
Ya lo había dicho mil veces, que trae el infierno consigo, que quema, que duele, que arde, que asesina.. que salva, que te atrapa, un fuego del que no podés salir.
Levanté al bate y comencé a golpear con fuerza la piñata, pero no se abría. La golpeé una y otra vez, más solo lograba aplastarla, en sí, estriparla un poco.
—Mateo. —Me quejé de malhumor.
Él se rió y sacó una daga de pronto.
—Sos re débil. —Dijo antes de cortar por debajo la piñata, abriéndola y dejando caer un montón de dulces.
Fruncí el ceño mirando a Mateo.
—¿Qué es esto? —Pregunté confundida.
—Cómelos. —Dijo Mateo.
—No voy a comerlos, sos un loco, capaz querés drogarme. —Dije seria.
Mateo largó una estruendosa carcajada.
—¿En serio pensás que yo te voy a drogar? —Preguntó.
Alcé una ceja.
—No lo sé, no sé que querés muchas veces. —Dije.
Mateo se inclinó y agarró un dulce que se metió a la boca.
—Dejá de ser tonta y comelos, son deliciosos. —Dijo Mateo.
Me quedé mirando atenta como comía.
—¿Te gusta? —Pregunté.
—Me encantan. —Dijo Mateo.
Reí. —¿Qué mierda es eso?
Me agaché para tomar un dulce, y con algo de recelo lo metí a mi boca.
Sonreí al sentir un sabor dulce sobre mi boca y como se derretía, tenían una textura extraña.
—¿Esto es lo que comes? —Pregunté viendo como el jugo de los dulces caía por su mentón.
—Sí. —Dijo relamiendo sus labios mientras seguía comiendo.
—¿Dulces? —Me burlé metiendo más a mi boca.
Mateo se rió siguiendo comiendo mientras yo miraba los dulces. ¿En serio de eso se alimentaba un demonio?
—Parece que te gustaría disgustar la gastronomía de mi palacio. —Dijo Mateo.
Reí ante el término "gastronomía".
—No creo que estos dulces requieran mucho arte. —Dije.
Él sonrió. —Tenés razón.
Él siguió comiendo y yo comía también cada vez más, sintiendo que era adictivo.
Cerré mis ojos sintiendo ese jugo en mi boca, hasta que finalmente arrugué el gesto sintiendo un sabor metálico en mi boca, y sabía lo que era.
Sangre..
Mi estómago se revolvió y escupí todo mientras abría los ojos. Sentía que me iba a vomitar.
Mi cuerpo se tensó mientras me quedaba estática al ver lo que había salido de mi boca y todo lo demás que se encontraba en el piso.
Eran órganos.
—¡Mateo! —Chillé a punto de colapsar, más cuando giré a mirarlo y lo encontré encorvado en el suelo devorando los órganos, mientras la sangre se chorreaba por su barbilla.
Sentía que veía todo en cámara lenta, por primera vez, lo observé más como un monstruo, que todo lo que siempre lo había visto.
Él siempre había sido aterrador, pero nunca había causado tanto miedo en mi.
Comencé a vomitar en el piso asqueada completamente mientras lloraba de solo pensar que había metido eso en mi boca.
Escuchaba solo la risa de Mateo, y eso que se oía como si estuviera completamente lejana.
Sentía que estaba devolviendo hasta mis propios órganos, que no iba a parar.
Me recompuse un poco mientras seguía llorando.
—¡¿Qué hiciste?! —Dije molesta, manoteando un poco.
Miré a Mateo que traía una sonrisa entre sus labios, dejándome ver un poco sus afilados colmillos y sus dientes llenos de carne, junto a sus ojos blancos.
—Dijiste que te gustaba.. —Musitó divertido.
Sentí algo mojar mi espalda, haciéndome estremecer y poner más nerviosa.
Levanté mi mirada y sentí el líquido caer en mi cara.
Me tiré hacia atrás y solté un grito al ver que se trataba de el tronco de un cuerpo humano, el cual se encontraba desfigurado, probablemente por mis golpes con el bate, y además, su estómago estaba abierto, dejando así salir sus órganos.
Volví a sentir esas ganas de vomitar, pero antes de hacerlo Mateo sacó algo de atrás de su espalda con una sonrisa.
Solo se escuchaban mis gritos y su risa al darme cuenta de que se trataba de la cabeza de Freddy.
PROBABLEMENTE EL MÁS TURBIO QUE HICE, la pregunta es, ¿será el más turbio de los que haré?
Si se pasan a leer 'mess' que es una novela que tenía desde la cuenta pasada y estoy re subiendo, les agradecería bebés<3