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Los humanos pintarían un gran romance de nosotros. Luego de haber cogido Mateo y yo nos volvimos inseparables, éramos el uno para el otro, dormíamos juntos y él me presentaba cosas hermosas que no eran de éste mundo.

No.

Mateo sigue siendo el mismo imbécil, y yo la misma estúpida enamorada de un demonio que lo único que podría mostrarme es como podría mi alma un día terminar ardiendo en llamas.

No puedo alejarme de él, eso es cierto, pero de nuevo, mi cabeza estaba siendo comida por la curiosidad. El viejito necesitaba hablar conmigo y yo necesitaba escucharlo. ¿Cómo hacerlo sin que se diera cuenta Mateo? Esa era la pregunta que estaba martillando mi cabeza.

Mateo podía ser un imbécil, pero me ha estado cuidando siempre, y se lo agradezco silenciosamente, porque a veces me asusta lo que me pueda pasar desde que "descubrí" su mundo. Lamentablemente, ahora, también es un problema que me cuide, porque necesito que se vaya y me de tiempo de ir a la cabaña.

¿Y si simplemente me olvidaba del viejito y confiaba en Mateo?

—Mateo. —Dije mirándolo.

Él estaba mirando por la ventana de mi habitación mientras yo me terminaba de organizar para el colegio. Por suerte, ya estaba completamente lista.

—¿Qué pasa? —Preguntó.

Me acerqué hasta él y puse mis manos en sus hombros.

—Quiero quedarme con vos. —Dije y una pequeña sonrisa apareció en sus labios.

—Más te vale, eh. —Dijo y yo sonreí.

—Pero quiero que me seás sincero. —Le dije y él alzó una ceja.

—Ya vas a empezar. —Dijo Mateo y yo rodé los ojos.

—Lo siento, Mateo. Se me complica tener un novio demonio y que no me de respuestas de nada. —Dije con un poco de malhumor.

—¿Respuestas de qué? —Frunció el ceño. —¿Qué respuestas te debo yo?

—Podríamos empezar porque me cuentes para qué querías mi alma. —Dije mirándolo fijamente.

Él alzó ambas cejas y sonrió. —Quiero, cariño. —Corrigió.

Pasé saliva al oír eso.

—¿Qué? —Dije mirándolo incrédula.

—¿Qué? —Él alzó los hombros. —Ya te dije que me gustas, Amelia. Y que no soy un humano, no me voy a conformar con tener tu.. linda piel para mi, o que tus sonrisas sean mías. Es muy lindo, pero quiero más que lo que tiene este mundo.

Bajé la mirada un poco decepcionada.

Sentí entonces que él estaba cerca de mi, y su mano en mi mentón me hizo levantar la mirada para encontrarlo en frente de mi.

—Un día vas a morir, Amelia. —Dijo con un tono serio. —Tu piel se hará cenizas, mientras que tu alma no va a morir nunca, quiero tu alma. 

Fueron segundos para que sus labios estuvieran pegados a los míos, y me estaba volviendo tan malditamente adicta a eso. Sentir esos suaves y helados labios que parecían enloquecer todo mi ser. ¿Por qué se sentía tan bien?

Mateo se alejó de mi y me miró a los ojos, mi respiración se agitó porque por primera vez sentí que realmente me estaba quemando con ella.

Tenía razón, él traía el infierno consigo.






Me pone nerviosa seguir con esta novela porque siento que no soy la misma chica que la había empezado. 

Espero que este capítulo les haya gustado<3

Hell [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora