Me levanté y fui al baño sin poder resistirme. ¿Estaba loca? No lo niego.
Pienso lo mismo, porque un puto demonio me persigue y me espanta, y ahora que no me espanta ni me persigue, lo llamo yo.
Tomé aire algo nerviosa, ¿en serio ese beso provocó todo eso en mi?
—Mateo. —Pronuncié.
Serán sus labios o serán esos hipnotizantes ojos blancos que parecen persuadirme tanto. Lo miré fijamente sin entender por qué estaba haciendo esto.
—¿Qué pasa? —Preguntó levantando una ceja. —No me digás que me extrañas. —Se burló.
—No.. no. Claro que no. —Negué con la cabeza.
—¿Qué buscas ahora? —Preguntó dando un paso hacia mi y ocasionando que me coloque instantáneamente nerviosa. —Estaba muy ocupado.
—Ah, pasa que los amigos no estamos nunca ocupados si nuestro amigo nos necesita. —Dije mirándolo a los ojos con una expresión seria, tratando de hacerme la boluda.
—¿Amigos? —Preguntó y me tensé al sentir de pronto sus manos en mi cintura.
¿Por qué lo preguntaba?
—Yo creo que me buscas para algo más. —Dijo con una sonrisa y bajó sus manos a mis piernas para acto seguido, apretarlas y alzarme.
Solté el aire en mis pulmones cuando me estrelló contra la pared y sus labios chocaron rápidamente con los míos para empezar a besarme.
Todo dentro de mi se revolvió cuando sentí de nuevo ese choque eléctrico, esa frialdad que caracterizaba sus suaves labios con sabor a muerte, una muy dulce.
Gemí inevitablemente cuando sentí como se apretaba contra mi, allí encerrándome contra la pared y contra su cuerpo.
Mateo se alejó con sus labios al escucharme y se mordió los labios casi haciendo que me derrita al ver esa sonrisa expresamente sexy.
—¿Así te gusta? —Preguntó con voz ronca. Esa que tanto me gustaba y seducía.
No era una persona muy tímida, pero tampoco de estar en estas situaciones, por lo que sentí mis mejillas algo calientes.
—¿No? —Preguntó moviendo un poco su cadera y haciéndome morder los labios al sentir como se apoyaba en mi sexo.
—S-solo quería que estuvieras aquí conmigo.. —Pedí en voz baja, un poco agitada.
Él plantó un último beso en mis labios que me hizo sonreír, por alguna razón.
—Dije que estoy ocupado. —Dijo bajándome.
Yo lo miré inquieta.
—¿Qué tenés que hacer? —Pregunté mirándolo.
—Asuntos. —Dijo alzando los hombros y desvaneciéndose a mi vista.
Me quedé mirando la pared cuando despareció. Lo odio.
Salí del baño y volví a mi puesto donde ya estaba mi helado, se había derretido un poco sobre el brownie, pero igual se veía bien.
Me senté con ellos para seguir conversando, pero con la cabeza en otro lado.
Holas<3