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Mateo

INICIO DEL JUICIO

De nuevo este lugar que me enfermaba tanto. Sabía que no iba a tardar mucho para volver a venir aquí. Pero, me preocupaba profundamente estar aquí porque sabía a quién iba a tener que ver y, sabía que me iba a querer matar, aunque eso es imposible.

Lo bueno es que inevitablemente teníamos que hacer un trato de paz.

Sonaba extremadamente ridículo hacer la paz entre "seres malignos", pero así era cuando se trataba de relaciones" oficiales. Sin referirme a algo amoroso o así.

Las dos sombras a mis costados se disolvieron cuando llegamos frente a las gigantes puertas de madera, que se abrieron solas ante mi presencia. Parecía que aún no olvidaban esa vieja autoridad que habitaba en mi. Aunque por lo visto, ni los mismos cielos lo habían olvidado.

—Mateo. —Dijo esa irritante voz. —EX príncipe del infierno. —Recalcó la primer palabra.

Rodé los ojos y di un paso dentro de éste notando que habían más observadores de los que pensaba. Noté principalmente a Melanie; bruja servidora de Dani, que no la había visto desde... hace ocho décadas cuando.. sucedió la "tragedia".

Le guiñé un ojo y miré al frente viendo a ese viejo de piel arrugada y verde que me miraba desde su alto puesto con sus dos ojos y también con el tercero asqueroso que tenía en la frente, una escena bastante mundana y a la vez tan nuestra. Creo que lo que los humanos más guardan de nosotros son sus juicios, aunque a veces los mantengan únicamente encadenados a sus cerebros.

Miré con nerviosismo a la mujer de espalda vestida de un vestido color vino, demasiado fuerte.

me senté si mirarla en la silla de madera.

Se que me había pasado en lo que había hecho y por eso me apenaba con ella.

—Ahora, estando aquí, Lily, bruja servidora del concejo real del infierno. —Dijo mirándola a ella. —Y Mate, demonio en ascenso y EX príncipe del infierno. Volvió a recalcar provocando que lo mire mal.

Me parecía irónico que el juez del concejo no fuera un demonio, sino un monstruo infernal. Pero bueno, cosa de Satán.

Sentí la fija mirada de la bruja sobre mi. Yo podía ser lo que fuera, menos un cagón. Giré también mi mirada, blanqueando mis ojos para que no notara nada en mis pupilas.

Ella lucía como siempre, parecía de la misma edad. Unos treinta y cinco años, quizá.

Muchos recuerdos se vinieron a mi mente de todo lo que había sucedido antes de que me quedara encerrado en su casa.

—Tanto tiempo, Lily. —Formé una sonrisa ensanchada, algo espeluznante como siempre.







3/10

¿Cómo van?

Hell [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora